Juan, Pedro, Lidia y Lucía eran amigos desde siempre. Vivían en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques. Aunque jugaban juntos todos los días, su lugar favorito era un claro en el bosque al que solían ir a merendar.
Un día, mientras compartían unas galletas y jugaban, Lucía descubrió un extraño mapa escondido entre las hojas. El mapa mostraba un camino secreto que cruzaba el bosque, llegando a un lugar marcado con una estrella brillante.
Curiosos, los amigos decidieron seguir el camino. Cada paso que daban, el bosque se volvía más misterioso y encantado. Árboles con rostros sonrientes, flores que cantaban y mariposas de colores brillantes llenaban el paisaje.
Pronto se encontraron con su primera aventura: un río con aguas plateadas. No había puente ni bote para cruzar. Pero entre las piedras, encontraron una serie de letras que formaban un acertijo. Juntos, resolvieron el enigma, creando un puente mágico con las palabras correctas.
Más adentrados en el bosque, se toparon con una ardilla llamada «Salta». Salta había perdido su preciosa nuez dorada y estaba muy triste. Los cuatro amigos, sin dudarlo, se comprometieron a ayudarla. Después de buscar por todas partes, fue Lidia quien la encontró oculta bajo un montón de hojas. La ardilla, agradecida, les reveló un atajo secreto.
La última aventura los llevó frente a una gran puerta de piedra. El mapa indicaba que detrás de esa puerta estaba el corazón del bosque encantado. Pero para abrir la puerta, necesitaban unir sus manos y decir en voz alta lo que más valoraban de cada uno.
Juan valoraba la valentía de Pedro, Pedro admiraba la inteligencia de Lidia, Lidia apreciaba la creatividad de Lucía, y Lucía elogió la bondad de Juan. Al decir estas palabras, la puerta se abrió lentamente.
Detrás de la puerta, encontraron un hermoso jardín lleno de criaturas mágicas que celebraban. Las criaturas les explicaron que el bosque les había puesto a prueba para medir la fuerza de su amistad. Al haber superado todos los desafíos, el bosque les regaló una tarde mágica en ese jardín secreto.
Conclusión:
Después de ese día, Juan, Pedro, Lidia y Lucía regresaron al pueblo con una amistad más fuerte que nunca. Habían aprendido que, al trabajar juntos y valorarse mutuamente, no hay desafío que no puedan superar.