En la escuela Canterlot, un lugar lleno de vida y aventuras, existía un club muy especial: el Club de Magia. Este club estaba formado por un grupo de amigos que compartían una pasión por los trucos mágicos y los espectáculos. Jhoan, un niño alegre de cabello castaño corto, fue el último en unirse al club. Sus amigos Mateo, Julieta, Hellen y Santiago ya eran miembros desde hacía tiempo y estaban emocionados de tener a Jhoan con ellos.
Mateo, con su cabello rizado y su camiseta roja, era el líder del grupo. Siempre tenía una sonrisa en el rostro y una idea nueva para sus trucos de magia. Julieta, una niña tímida de cabello negro largo y vestido amarillo, era la más reservada, pero tenía un talento especial para la magia con cartas. Hellen, una chica enérgica con dos coletas rubias, vestía un conjunto verde y siempre estaba llena de entusiasmo. Santiago, un niño con gafas y camisa a rayas, era el encargado de las ilusiones ópticas y los trucos de desaparición.
El primer día de Jhoan en el club fue emocionante. Mateo le mostró el armario donde guardaban todos los trucos y aparatos mágicos. «Aquí tenemos todo lo que necesitamos para nuestros espectáculos,» dijo Mateo, abriendo la puerta para revelar una impresionante colección de varitas, sombreros, cartas y más.
«¡Wow, esto es increíble!» exclamó Jhoan, sus ojos brillando de emoción.
«Estamos muy contentos de que te hayas unido a nosotros,» dijo Hellen, saltando de alegría. «Vamos a divertirnos mucho.»
Julieta sonrió tímidamente y le ofreció a Jhoan un mazo de cartas. «Puedes usar estas para practicar. Son mis favoritas.»
Santiago ajustó sus gafas y mostró a Jhoan un espejo grande. «Este es nuestro espejo mágico. Podemos hacer desaparecer cosas y personas con él.»
Jhoan no podía creer su suerte. Había encontrado un grupo de amigos con los que podía compartir su amor por la magia. Pasaron las siguientes semanas practicando trucos y perfeccionando sus habilidades. Cada uno de ellos tenía un talento especial que aportaba al club.
Un día, mientras ensayaban para su próximo espectáculo, Mateo tuvo una gran idea. «¿Qué les parece si organizamos un gran espectáculo de magia para toda la escuela? Podríamos recaudar fondos para comprar nuevos equipos.»
Todos estuvieron de acuerdo y se pusieron manos a la obra. Prepararon una serie de trucos impresionantes y cada uno de ellos se encargó de una parte del espectáculo. Jhoan iba a hacer trucos con cartas, Julieta haría desaparecer objetos, Hellen sería la asistente mágica y Santiago se encargaría de las ilusiones ópticas. Mateo, por supuesto, sería el maestro de ceremonias.
El día del espectáculo, el gimnasio de la escuela estaba lleno de estudiantes y profesores. Todos esperaban ansiosos a que comenzara el show. Mateo salió al escenario con una gran sonrisa. «¡Bienvenidos al Gran Espectáculo de Magia del Club de Canterlot!»
La audiencia aplaudió mientras Mateo presentaba a cada uno de sus amigos. Primero, Jhoan hizo una demostración impresionante de trucos de cartas. Las cartas volaban por el aire, desaparecían y volvían a aparecer en los lugares más inesperados. La audiencia quedó maravillada.
Luego, Julieta hizo desaparecer varios objetos, incluyendo una pelota, una caja y hasta una silla. Cada vez que hacía un truco, la audiencia aplaudía con más fuerza. Hellen ayudaba a Julieta, entregándole los objetos y asegurándose de que todo saliera perfectamente.
Santiago mostró sus ilusiones ópticas, haciendo que las personas parecieran flotar en el aire y creando efectos visuales asombrosos. La audiencia no podía creer lo que veía y aplaudía con entusiasmo.
Finalmente, Mateo presentó el gran final del espectáculo. Con la ayuda de sus amigos, hizo desaparecer a Hellen en el espejo mágico y luego la hizo reaparecer al otro lado del gimnasio. La audiencia se levantó de sus asientos y aplaudió de pie, emocionada por el increíble espectáculo que habían visto.
Después del espectáculo, los amigos se reunieron detrás del escenario. «¡Lo hicimos!» exclamó Jhoan, abrazando a sus amigos. «Fue un éxito.»
«Todos hicieron un trabajo increíble,» dijo Mateo, sonriendo con orgullo. «Estoy muy orgulloso de todos ustedes.»
«Y recaudamos suficiente dinero para comprar nuevos equipos,» añadió Santiago, ajustando sus gafas. «Nuestro club será aún mejor.»
Julieta, con una sonrisa tímida pero feliz, dijo, «Fue gracias a todos. Somos un gran equipo.»
Hellen saltó de alegría. «¡Sí, somos los mejores!»
El Club de Magia de Canterlot se hizo aún más famoso después de ese día. Los estudiantes hablaban del espectáculo durante semanas y muchos querían unirse al club. Jhoan, Mateo, Julieta, Hellen y Santiago continuaron practicando y mejorando sus habilidades, siempre dispuestos a ayudar a los nuevos miembros y a compartir su amor por la magia.
Con el tiempo, el club organizó muchos más espectáculos, cada uno más impresionante que el anterior. Los amigos aprendieron que, trabajando juntos y apoyándose mutuamente, podían lograr cosas increíbles. La magia no solo estaba en los trucos que hacían, sino también en la amistad y el compañerismo que compartían.
Y así, en la escuela Canterlot, el Club de Magia siguió siendo un lugar lleno de alegría, aventuras y, sobre todo, amistad. Jhoan, Mateo, Julieta, Hellen y Santiago demostraron que la verdadera magia está en la amistad y en trabajar juntos para hacer realidad los sueños.
Fin.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.