Sofía, Alysa y Emma eran inseparables. Desde pequeñas habían sido amigas, compartiendo secretos, risas y aventuras. Siempre que se reunían, el tiempo parecía volar, y sus días se llenaban de alegría. Un día, mientras estaban en el parque, recibieron una noticia que las emocionó muchísimo: ¡BTS, el grupo de K-pop que tanto admiraban, iba a dar un concierto en su ciudad!
«¡No puedo creerlo! ¡Es nuestro sueño!», exclamó Alysa, brincando de emoción.
«¡Es mi oportunidad para verlos en vivo!», dijo Emma, con una sonrisa amplia. «No puedo perderme esto.»
Las tres amigas se miraron con entusiasmo, pero pronto se dieron cuenta de un problema: no tenían suficiente dinero para comprar las entradas.
«Las entradas son muy caras», dijo Sofía, mirando el precio en su teléfono móvil. «¿Cómo vamos a hacer para juntar todo el dinero?»
Las tres se quedaron en silencio, pensando en cómo podrían lograrlo. Emma, que siempre era la más ingeniosa, tuvo una idea.
«¿Qué tal si utilizamos nuestras habilidades para ganar dinero? Yo tengo algunas ideas», sugirió Emma, con los ojos brillando de emoción.
Sofía y Alysa la miraron con curiosidad.
«¿Qué quieres decir con eso?», preguntó Alysa.
«Bueno, yo soy muy buena haciendo cosas de manualidades. Podría vender algunas de mis creaciones. Puedo hacer pulseras, llaveros y otros accesorios. A lo largo de los años he ido acumulando materiales, así que podría empezar a hacerlos y venderlos en línea», explicó Emma, sonriendo.
«¡Me encanta esa idea!», dijo Sofía, sintiéndose más animada. «Yo podría vender las cosas que ya no uso. Tengo un montón de ropa y juguetes que ya no necesito. Tal vez podría organizar una venta de garaje en mi casa.»
«¡Genial! ¡Y yo puedo vender postres!» exclamó Alysa. «A mi abuelita le encanta hacer pasteles, y ella me enseña. Podemos hacer galletas, cupcakes y otros dulces para vender en el mercado. A la gente le encantan los postres caseros.»
Las tres amigas se miraron emocionadas. ¡Tenían un plan! Decidieron que cada una de ellas contribuiría con lo que mejor sabía hacer, y juntas ahorrarían para comprar las entradas al concierto. Pero sabían que no sería fácil. Tendrían que esforzarse mucho.
Durante las siguientes semanas, las tres se dedicaron a sus tareas. Emma pasó muchas horas haciendo pulseras, collares y otros accesorios. Sofía organizó la venta de garaje y vendió todo lo que pudo: ropa, juguetes y libros que ya no usaba. Alysa, por su parte, comenzó a aprender más sobre la repostería y a preparar deliciosos postres junto con su abuela. Cada vez que vendían algo, ponían el dinero en una alcancía común.
Pasaron días trabajando duro. Emma creó un sitio web donde vendía sus productos, y Sofía colocó carteles en su vecindario anunciando la venta de garaje. Alysa, con la ayuda de su abuela, comenzó a vender sus postres en el mercado local, donde la gente adoraba sus galletas y pasteles caseros. Aunque a veces estaban cansadas y les daban ganas de rendirse, el pensamiento del concierto las mantenía motivadas. Sabían que si se esforzaban lo suficiente, lo lograrían.
Un día, cuando ya casi habían recaudado la cantidad necesaria para las entradas, algo increíble ocurrió. Emma recibió un mensaje de una tienda local que había visto sus productos en línea.
«Hola, Emma», decía el mensaje. «Hemos visto tus pulseras y creemos que serían perfectas para nuestra tienda. ¿Te gustaría vender tus productos aquí? Te pagaremos una comisión por cada venta.»
Emma no podía creer lo que leía. «¡Esto es increíble! Si acepto, ganaré más dinero y podré juntar aún más rápido lo que falta para las entradas», pensó, emocionada.
Rápidamente aceptó la oferta y llevó algunos de sus productos a la tienda. La noticia de que sus accesorios eran vendidos en una tienda local la hizo sentirse increíblemente feliz y orgullosa de su esfuerzo.
Finalmente, después de semanas de trabajo, las tres amigas lograron juntar el dinero necesario para las entradas y, además, un poco más para comprar un souvenir del concierto. Estaban emocionadas, no solo por asistir a su concierto soñado, sino por todo lo que habían aprendido en el proceso.
El día del concierto, Sofía, Alysa y Emma llegaron al estadio con sus entradas en las manos, sus corazones latían con emoción. Habían trabajado tan duro para llegar hasta allí, y ahora, con el esfuerzo de cada una, estaban listas para disfrutar del momento que tanto habían soñado.
Cuando comenzaron las luces del escenario y las canciones de BTS llenaron el aire, las tres amigas se abrazaron, felices y emocionadas. No solo estaban viviendo un sueño, sino que también se dieron cuenta de que lo más importante de todo era la amistad y el esfuerzo compartido.
Conclusión
La historia de Sofía, Alysa y Emma nos enseña que la amistad y la perseverancia pueden hacer que cualquier sueño sea posible. A través del trabajo en equipo, la dedicación y la creatividad, las tres amigas lograron alcanzar su meta. A veces, la clave para conseguir lo que deseamos no está solo en el dinero, sino en el esfuerzo, la ayuda mutua y el compromiso con nuestros sueños.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.