Había una vez, en un pequeño pueblo lleno de alegría y colores, cinco amigos inseparables: Jhoan, Iker, Hellen, Mateo y Celeste. Todos esperaban con emoción el Festival de Música que se celebraba cada año en la plaza central. Este festival no solo era famoso por la música, sino también por las increíbles decoraciones y el ambiente festivo que lo rodeaba.
El día del festival finalmente llegó. Los amigos se encontraron en la entrada de la plaza, donde los colores vibrantes de los globos y las cintas decorativas llenaban el aire de magia. La música resonaba por todas partes, y la energía del lugar hacía que todos se sintieran felices y emocionados.
Jhoan, con su cabello castaño corto y su camiseta roja, levantó su teléfono y dijo: «¡Vamos a tomarnos una selfi para recordar este momento!». Todos se agruparon alrededor de él, sonriendo y haciendo muecas divertidas.
Hellen, con su cabello rubio en dos coletas y su vestido amarillo, preguntó curiosa: «¿Qué filtro vas a usar, Jhoan? Hay tantos divertidos». Jhoan, pensativo, respondió: «Estaba pensando en no usar ningún filtro. ¿Qué les parece?»
Sus amigos se quedaron sorprendidos. Mateo, con su cabello negro liso y su camiseta verde, sugirió: «Podríamos probar el filtro ‘Shape Chic’. Hace que todo se vea como un dibujo animado». Celeste, con su largo cabello castaño y su vestido rosa, añadió: «A mí me gusta el filtro ‘Flora/Fauna’. Llena la foto de flores y animalitos adorables».
Iker, que llevaba gafas y una sudadera azul, intervino emocionado: «¿Y qué tal el ‘Virtual Rock Band’? Nos hace ver como estrellas de rock con guitarras y baterías». Todos comenzaron a reír y a proponer más filtros como el ‘Fish Eye’, que distorsionaba la imagen de manera graciosa, y el ‘Normal Hair’, que cambiaba el peinado de todos de formas cómicas.
Mientras debatían, Iker sacó su propio teléfono y mostró una foto del festival. En la imagen, las decoraciones parecían tan vibrantes y festivas que todos pensaron que había usado un filtro especial. «¡Qué filtro tan genial, Iker!», exclamó Hellen. Iker sonrió y respondió: «En realidad, no es un filtro. Estas son las decoraciones reales que coloqué hace unos momentos. Quería sorprenderlos».
Los amigos miraron alrededor y se dieron cuenta de que, efectivamente, las decoraciones del festival eran tan impresionantes que parecían sacadas de una foto con filtro. Había guirnaldas de flores, luces parpadeantes, y globos en formas de animales. La sorpresa de Iker había sido todo un éxito.
Al final, Jhoan decidió no usar ningún filtro para la selfi. «Creo que la realidad es lo suficientemente hermosa», dijo, y todos estuvieron de acuerdo. Se tomaron la foto, riendo y disfrutando del momento tal y como era.
El festival continuó con música, baile y muchas risas. Los cinco amigos disfrutaron cada instante, sabiendo que lo más importante no era cómo se veían en una foto, sino los momentos que compartían juntos. Y así, con la magia del festival y la fuerza de su amistad, vivieron uno de los días más felices de sus vidas.
Desde ese día, cada vez que miraban la selfi sin filtro, recordaban que la verdadera belleza estaba en la realidad que compartían y en la amistad que los unía. Juntos, Jhoan, Iker, Hellen, Mateo y Celeste aprendieron que la vida, con todas sus imperfecciones y momentos especiales, era el mejor filtro de todos.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.