En la pequeña ciudad de Solares, Coco, un niño de siete años con cabello moreno y gafas, enfrentaba su primer día en una nueva escuela. Sus padres, Laura y Pedro, también morenos y altos, le aseguraron con amorosas sonrisas que haría amigos enseguida.
Aquel primer día, Coco se despertó temprano, su corazón latiendo con una mezcla de nervios y emoción. Después de vestirse y desayunar, se despidió de sus padres y salió de casa. El autobús escolar lo esperaba cerca, y una vez a bordo, Coco sacó su libro favorito para hacer más corto el camino.
Al llegar al colegio, sus ojos se encontraron con un aula llena de rostros desconocidos. Entre ellos, vio a una niña sentada sola, absorta en un libro. Sin dudar, Coco se acercó a ella y le preguntó: «¿Qué estás leyendo?»
«El cuento de los tres cerditos,» respondió la niña sin levantar la vista. «Es uno de mis cuentos favoritos,» dijo Coco con una sonrisa, pero la niña solo asintió y continuó leyendo.
Durante toda la semana, Coco esperaba tener la oportunidad de hablar más con la niña del libro, pero siempre la encontraba rodeada de otros niños. Aunque intentaba acercarse, parecía que siempre era el momento equivocado. La decepción comenzó a invadir su corazón, y Coco empezó a pasar sus recreos solo en su mesa.
Una mañana, mientras Coco dibujaba en su cuaderno, sintió una sombra sobre su mesa. Levantó la vista y allí estaba la niña, con una sonrisa tímida. «Mi nombre es Nieves,» dijo, «y mi grupo y yo queremos que te unas a nosotros.»
Sorprendido y feliz, Coco aceptó la invitación de Nieves. Ese día, durante el recreo, se unió al grupo de Nieves y otros dos niños, Lucas y Emma. Compartieron historias, juegos y risas, y Coco se sintió acogido como nunca antes.
A medida que pasaban los días, Coco y Nieves se convirtieron en grandes amigos. Coco aprendió que a Nieves también le gustaban los libros de aventuras y las historias de piratas, y a Nieves le encantaba escuchar a Coco hablar sobre los planetas y el universo, algo que había aprendido de su padre.
Juntos, decidieron iniciar un club de lectura en la escuela. Con la ayuda de su maestra, organizaron el primer encuentro, invitando a todos los niños que quisieran compartir su amor por las historias. El club fue un éxito, y pronto, muchos otros niños se unieron, ansiosos por participar y compartir sus cuentos favoritos.
El colegio de Solares se llenó de la magia de las palabras y las risas de niños descubriendo mundos nuevos a través de los libros. Coco, que una vez se sintió solo y perdido en una ciudad desconocida, encontró en Nieves y sus nuevos amigos una familia elegida, unida por el amor a las historias y la aventura.
Al final del año escolar, Coco y Nieves recibieron un reconocimiento especial por su iniciativa y por fomentar la lectura y la amistad entre sus compañeros. Coco miró a su alrededor, viendo las caras sonrientes de sus amigos, y supo que aunque había llegado solo, ahora tenía un lugar especial donde siempre sería bienvenido.
Y así, entre páginas de libros y juegos en el patio, Coco descubrió que cada final de una historia solo era el comienzo de una nueva aventura, y que la verdadera magia estaba en compartir esos momentos con amigos.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.