Cuentos de Amistad

El Pequeño Burrito Rojo y la Gran Aventura de la Amistad

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 4 minutos

Español

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Había una vez, en una escuela muy especial, un rincón del jardín donde todo era posible. En ese rincón, entre las flores de colores y los árboles altos, había un pequeño burrito rojo. Pero este no era un burrito cualquiera, era de peluche, con grandes ojos de botón y un pelaje tan suave que cualquiera que lo viera sentía ganas de abrazarlo. A pesar de ser tan especial, el pequeño burrito rojo había sido olvidado por mucho tiempo.

Un día, la maestra decidió llevar a sus estudiantes, Nil y Jared, a explorar el jardín. La maestra, siempre con una sonrisa en el rostro, les dijo a los niños: «Hoy vamos a buscar un tesoro escondido en el jardín, algo que ha estado esperando que lo encuentren.»

Nil, con sus trenzas moviéndose de un lado a otro, corrió emocionada entre los árboles. Jared, un niño con gafas que siempre tenía una gran curiosidad, caminaba despacio, observando cada flor y cada hoja. Ambos niños estaban decididos a encontrar el tesoro del que hablaba la maestra.

Mientras exploraban, Nil se detuvo junto a un arbusto de flores amarillas. Algo rojo asomaba entre las ramas. «¡Mira, Jared! ¡Allí hay algo!» gritó Nil. Jared se acercó rápidamente, ajustando sus gafas para ver mejor. Entre las flores, encontraron al pequeño burrito rojo, cubierto de polvo pero con sus ojos brillantes como si los estuviera esperando.

Nil lo tomó en sus brazos y sintió lo suave que era. «¡Es tan lindo! ¿Cómo pudo alguien olvidarlo aquí?» preguntó Nil. La maestra se acercó y les dijo: «Este pequeño burrito ha estado esperando mucho tiempo a que alguien lo encontrara. Es un tesoro, pero también es un amigo que ha estado solito.»

Los niños, conmovidos por la historia del burrito, decidieron que no podían dejarlo allí. Jared, que siempre pensaba mucho las cosas, dijo: «Deberíamos llevarlo a la clase y cuidarlo entre todos. Así nunca volverá a estar solo.»

Así que, con el pequeño burrito rojo en manos de Nil, los tres volvieron al salón de clases. La maestra les ayudó a limpiar al burrito, y pronto, todos los niños en la clase se enamoraron de él. Decidieron llamarlo «Rojito», y cada día, un niño diferente se encargaba de cuidarlo y llevarlo a casa para que nunca más estuviera solo.

Pero la historia de Rojito no terminó ahí. Una tarde, mientras Nil y Jared jugaban en el patio con él, notaron algo extraño. Rojito parecía moverse solo. «¡Mira eso!» exclamó Jared. Nil, sorprendida, lo miró con los ojos muy abiertos. Poco a poco, el burrito comenzó a mover sus pequeñas patas, como si quisiera caminar.

Los niños no podían creer lo que veían. Rojito, el burrito que habían encontrado olvidado, estaba vivo. Pero no era un burrito común y corriente; era un burrito mágico. La maestra, al ver lo que sucedía, les explicó que la amistad verdadera puede hacer cosas increíbles. «Cuando cuidan a alguien con tanto amor, pueden darle vida de una manera mágica,» dijo con una sonrisa.

Desde ese día, Rojito se convirtió en el compañero de aventuras de todos los niños de la escuela. Los llevaba en imaginarias travesías por mundos fantásticos, donde cada día era una nueva aventura. Rojito les enseñó que la amistad es el tesoro más valioso de todos y que nunca debemos dejar que alguien se sienta solo.

Un día, mientras exploraban un rincón del jardín que nunca antes habían visto, Rojito los llevó hasta un árbol viejo y sabio. Este árbol, con un tronco tan ancho que parecían necesitarse diez niños para abrazarlo por completo, les habló con una voz suave como el viento. «Este jardín está lleno de secretos, pero el más grande de todos es que la amistad puede hacer florecer hasta el rincón más oscuro.»

Nil, Jared, y Rojito se sintieron más unidos que nunca. Y comprendieron que, aunque Rojito había estado olvidado, en realidad solo estaba esperando a que los amigos correctos lo encontraran para mostrarles todo el amor que podía ofrecer.

Cada día en la escuela, los niños jugaban con Rojito, y su magia nunca dejó de sorprenderlos. Con él, aprendieron que lo más importante no es cuántos amigos tienes, sino cuánto los cuidas. Y así, el pequeño burrito rojo, que una vez estuvo olvidado, se convirtió en el símbolo de la amistad para todos los niños que conocieron su historia.

Y así termina la gran aventura de Rojito, Nil y Jared, quienes, gracias a su amistad, transformaron un rincón del jardín en un mundo lleno de magia y amor.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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