Cuentos de Amistad

La Aventura de Gatito y Sus Amigos

Lectura para 8 años

Tiempo de lectura: 4 minutos

Español

Puntuación:

0
(0)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
0
(0)

En la soleada ciudad de Talcahuano, un pequeño gatito llamado Gatito vivía aventuras cada día. Gatito era un gato travieso, con un pelaje suave y brillante que lo hacía parecer una bolita de algodón. Le encantaba explorar las calles y jugar con todo lo que encontraba a su paso. Un día, después de una larga mañana de juegos, Gatito decidió salir a pasear por el vecindario.

Mientras caminaba, sintió un rugido en su pancita. “¡Tengo hambre!”, pensó. Miró a su alrededor en busca de algo delicioso. De repente, sus ojos se iluminaron al ver un hermoso manzano en el parque. Las manzanas brillaban como joyas rojas en el sol, y una de ellas colgaba justo a su alcance.

“¡Qué suerte tengo!” dijo Gatito, acercándose al árbol. Con un salto ágil, alcanzó la manzana y la sostuvo con sus patitas. Estaba a punto de darle un mordisco cuando, de repente, escuchó una pequeña voz que decía: “¡Por favor, no te comas mi casita!”.

Gatito se detuvo y miró alrededor, un poco confundido. “¿Quién dijo eso?” preguntó, buscando de dónde provenía la voz. Fue entonces que vio a Gus Gusanito, un pequeño gusano verde que se asomaba tímidamente de una hoja.

“¡Hola! Soy Gus Gusanito, y esa manzana es mi casita”, explicó el gusano, con un tono de voz suave y amistoso. “Yo vivo dentro de ella y me encantaría que me dejaras quedarme aquí un poco más”.

Gatito, sintiéndose un poco culpable, miró la manzana. “Lo siento, Gus. No sabía que vivías aquí. Pero tengo mucha hambre. ¿No hay algo más que puedas comer?”.

Gus Gusanito pensó un momento. “En realidad, hay muchas hojas verdes deliciosas por aquí. Me encantaría comer algunas. ¿Te gustaría acompañarme?”.

“¡Claro que sí! Pero, primero, ¿puedo probar un pedazo de la manzana?”, insistió Gatito, sonriendo.

“Está bien, pero solo un pequeño bocado”, dijo Gus con una risita. Gatito mordió la manzana y disfrutó de su dulzura. Ambos estaban felices de compartir el momento.

Mientras estaban allí, una sombra pasó volando por encima de ellos. Gatito levantó la vista y vio a Gaviotín, una pequeña gaviota que siempre estaba en busca de aventuras. “¡Hola, amigos! ¿Qué hacen?” preguntó Gaviotín, aterrizando suavemente junto a ellos.

“Gaviotín, ¡tú llegas justo a tiempo! Gus y yo estábamos disfrutando de esta manzana”, dijo Gatito, señalando la fruta.

Gaviotín miró la manzana y se le iluminó la cara. “¡Vaya! ¿Puedo llevarme un poco para mi almuerzo?” preguntó emocionado.

Antes de que Gus pudiera responder, Gaviotín voló rápidamente y, con un movimiento ágil, ¡se llevó la manzana! “¡Gracias, amigos! ¡Nos vemos luego!” gritó Gaviotín mientras se alejaba volando, dejando a Gatito y Gus sorprendidos.

“¡Oh, no! ¡Gaviotín se llevó mi almuerzo!”, exclamó Gatito, sintiéndose triste. “No sé qué voy a hacer ahora”.

Gus Gusanito trató de consolarlo. “No te preocupes, Gatito. A veces las cosas no salen como las planeamos, pero aún podemos encontrar otra aventura”.

Mientras Gatito se lamentaba, comenzaron a caer gotitas de lluvia. “¡Mira, está lloviendo!”, dijo Gus. “Quizás deberíamos refugiarnos”.

Gatito se encogió, “No me gusta mojarme, pero no quiero quedarme aquí afuera”. Así que los dos amigos se dirigieron a un pequeño arbusto que les ofrecía un poco de protección.

Mientras estaban bajo el arbusto, Gatito comenzó a llorar. “No solo he perdido mi manzana, sino que también estoy muy triste porque Gaviotín se llevó mi almuerzo sin preguntar”.

Gus, viendo las lágrimas de su amigo, tuvo una idea brillante. “Gatito, ¿y si hacemos algo divertido para olvidarnos de esto? Podríamos jugar a las escondidas bajo la lluvia. ¡Es muy divertido!”.

Gatito se secó las lágrimas. “¿Jugamos bajo la lluvia? ¡Eso suena genial!”. Así que Gus comenzó a contar mientras Gatito buscaba un buen lugar para esconderse.

La lluvia se hizo más fuerte, y los dos amigos corrían de un lado a otro, riendo y disfrutando de su juego. Al final, la lluvia empezó a disminuir y un hermoso arcoíris apareció en el cielo.

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario