Cuentos de Amistad

La Aventura de la Nena y su Robot: El Juego de las Formas Mágicas

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Español

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Había una vez una nena llamada Flor que vivía en una casita llena de colores y juguetes. Flor tenía un amigo muy especial, su robot llamado Robotina. Robotina no era un robot cualquiera; era su mejor amiga y siempre estaba lista para jugar y descubrir cosas nuevas. Un día soleado, mientras jugaban en el jardín, Flor y Robotina encontraron unas cartas muy especiales esparcidas sobre la hierba. Las cartas tenían formas de colores brillantes: un círculo amarillo, un cuadrado rosa, y un triángulo verde.

Flor levantó el círculo amarillo y lo sostuvo con sus manitas. “¡Mira, Robotina! ¡Un círculo amarillo!” dijo con una sonrisa. Robotina sonrió con sus luces parpadeando y contestó con voz suave y dulce: “Sí, Flor, y parece que hay más cartas con formas diferentes. ¿Quieres jugar a armar secuencias conmigo?”

Flor asintió feliz y se sentaron juntas en la manta de pícnic que habían llevado. Primero, Flor puso el círculo amarillo, luego Robotina tomó el cuadrado rosa y después Flor puso el triángulo verde. “¡Mira! Hemos armado una secuencia de tres formas,” dijo Robotina con emoción. Flor aplaudió y dijo: “¡Vamos a hacerlo otra vez!”

Esta vez, Flor decidió repetir la secuencia, poniendo círculo amarillo, cuadrado rosa, triángulo verde, y luego otra vez círculo amarillo. Robotina añadió: “¡Muy bien, Flor! Estás aprendiendo rápido. Las secuencias nos ayudan a entender el orden y hacer juegos divertidos.” Flor se alegró mucho porque estaba aprendiendo y jugando al mismo tiempo.

En ese momento, llegaron al jardín dos nuevos amigos a saludar. Uno era un pajarito llamado Pipo, con plumas azules brillantes, y la otra una ardillita llamada Nita, con su cola esponjosa y ojos curiosos. “¡Hola, Flor! ¡Hola, Robotina!” anunció Pipo volando hasta el suelo cerca de ellos. Nita se acercó saltando y dijo: “¿En qué juegan ustedes? ¡Se ve muy divertido!”

Flor sonrió y explicó: “Encontramos estas cartas con formas mágicas y estamos armando secuencias: círculo amarillo, cuadrado rosa, triángulo verde.” Robotina agregó: “Queremos que todos jueguen con nosotras para descubrir más secuencias”.

Pipo miró las cartas y con su vocecita dijo: “¡Yo puedo ayudar! Me gustan mucho los colores. ¿Qué tal si hacemos una secuencia con mis colores favoritos?” Nita se mostró muy entusiasmada también: “¡Y yo puedo buscar más cartas en el bosque para que el juego sea más grande!”

Juntas, Flor, Robotina, Pipo y Nita empezaron a recolectar más cartas con formas y colores brillantes. Encontraron círculos amarillos, cuadrados rosas, triángulos verdes, y otros nuevos como estrellas azules y corazones rojos. Flor y Robotina comenzaron a armar secuencias largas y divertidas con todas las cartas. Primero ponían un círculo amarillo, después un cuadrado rosa, luego un triángulo verde, seguido por una estrella azul y, finalmente, un corazón rojo.

Mientras jugaban, Flor dijo con alegría: “Me gusta mucho jugar con ustedes. Es divertido seguir el orden de las formas y ver los colores brillar.” Robotina añadió: “Y juntas aprendemos a ser pacientes y a esperar nuestro turno para poner la siguiente carta.” Pipo piaba contento: “Además, aprender a trabajar en equipo nos hace amigos más fuertes.” Nita sonrió y dijo: “¡Sí! Y mientras jugamos, nos ayudamos y nos damos abrazos cuando hacemos secuencias juntas.”

Después de mucho jugar, el sol comenzó a esconderse detrás de las montañas y era hora de regresar a casa. Flor abrazó a Robotina y dijo: “Gracias por jugar conmigo hoy, amiga. Me encantó descubrir las cartas mágicas y hacer secuencias con todos.” Robotina le respondió con voz cariñosa: “Yo también disfruté mucho, Flor. Lo mejor es que jugamos y aprendimos juntas. Recuerda que siempre podemos crear nuevas secuencias y nuevos juegos con amistad y alegría.”

Pipo tomó vuelo para regresar a su nido y Nita escurridiza desapareció entre los árboles, prometiendo volver a jugar en otro día. Flor se fue con Robotina de la mano, contenta y feliz, pensando en todas las secuencias que podrían inventar en el futuro.

Esa noche, cuando Flor se fue a dormir, soñó con cartas de colores flotando en el aire y con todos sus amigos jugando juntos. Recordó que aprender y jugar era aún mejor cuando se hacía con amigos que cuidaban y compartían momentos especiales. Y así, Flor y Robotina supieron que la amistad era la forma más mágica de todas.

Desde ese día, cada vez que encontraban cartas con formas y colores, Flor y Robotina las usaban para armar secuencias, no solo para jugar, sino para recordar que la amistad, el respeto y la alegría son el verdadero tesoro en cualquier aventura. Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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