Un día soleado en el pequeño pueblo de Valle Verde, cuatro amigos pasaron la mañana jugando en un parque cercano. Lupita, una niña de cabello rizado y sonrisa brillante, siempre llevaba su cuaderno de dibujos, donde capturaba la belleza de la naturaleza. Ivy, una niña aventurera con una cabellera al viento, era la más atrevida del grupo. Se la pasaba buscando secretos y tesoros en cada rincón. Por otro lado, Tristán, un chico tranquilo y muy observador, tenía la asombrosa habilidad de contar historias que mantenían a todos en suspenso. Y finalmente, estaba Logan, el amigo juguetón que siempre conseguía hacer reír a todos, llenando el aire de alegría con sus travesuras.
Esa tarde, mientras exploraban los límites de su zona de juego, se toparon con un camino que nunca habían visto antes. Curiosos, decidieron seguirlo. El sendero serpenteaba entre altos árboles y arbustos densos, llevándolos a un misterioso pantano. El agua era de un color verde esmeralda y las ranas croaban melodiosamente entre los juncos. Pero lo más sorprendente fue la luz brillante que destellaba en el centro del pantano.
—¡Vamos a ver qué es eso! —exclamó Ivy, entusiasmada.
—¡Espera! No sabemos qué hay allí —advirtió Tristán, que siempre estaba atento a los peligros, aunque se sentía tentado por la curiosidad.
—No se preocupen, estaré con ustedes —dijo Lupita, aferrando su cuaderno.
Logan, sin pensarlo dos veces, saltó hacia adelante. —¿Quién tiene miedo? Esto sólo puede ser algo divertido —dijo con una sonrisa, corriendo hacia la luz.
Los demás fueron tras él, y, al acercarse, descubrieron que la luz provenía de una pequeña cabaña de madera, decorada con flores y hiedra. En la entrada, un ratón pequeño y gordito los miraba con sus brillantes ojos negros.
—¡Hola, amigos! —saludó el ratón, con una voz dulce. —Soy Ratu, el Ratón Salvatón. Bienvenidos al Pantano Encantado. Este lugar está lleno de magia y aventura.
Los amigos se miraron con asombro. No podían creer que un ratón hablara. Ratu les explicó que el pantano estaba lleno de secretos y que solo aquellos con un corazón valiente podían descubrirlos. —¿Quieren ayudarme a encontrar las estrellas perdidas del pantano? Han desaparecido y sin ellas, la magia se desvanecerá —dijo Ratu con un tono preocupado.
Lupita, intrigada, sacó su cuaderno y empezó a dibujar a Ratu. —¡Claro que sí! ¡Nos encantaría ayudarte! —respondió.
Ivy, siempre lista para empezar la aventura, dio un salto. —¡Sí! ¡Podemos buscar las estrellas! ¿Dónde empezamos?
—Primero, tenemos que acaernos a la orilla del pantano —dijo Ratu. Y con eso, guió a los amigos hasta un lugar cubierto de flores iluminadas por la tenue luz de las luciérnagas. —Las estrellas perdidas están escondidas en diferentes partes del pantano. Cada uno de ustedes debe encontrar una. Recuerden, solo se aparecerán ante aquellos que crean en la verdadera amistad y el trabajo en equipo.
A los amigos les brillaron los ojos. La emoción los llenó, y comenzaron a buscar. Lupita hizo un dibujo de la orilla para recordar su camino, mientras Tristán intentaba contarles historias sobre todo lo que iban descubriendo en su búsqueda. Logan animaba a todos a no rendirse, haciendo bromas y manteniendo el ambiente ligero.
Después de un tiempo buscando, Ivy encontró algo brillante detrás de un árbol. Era una estrella, pero no una estrella cualquiera; parecía tener un brillo especial. —¡Chicos, vengan a ver esto! —gritó.
Todos corrieron hacia ella y vieron cómo la estrella parpadeaba con una luz hipnotizante. Ratu se acercó volando, emocionado. —¡Excelente, Ivy! Has encontrado la primera estrella. Pero para encontrar las otras, tenemos que hacer una pequeña prueba.
—¿Una prueba? —preguntó Logan, un poco asustado.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.