Cuentos de Amistad

La Escuela de los Pinos

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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Había una vez, en un rincón mágico del mundo, una pequeña escuela llamada La Escuela de los Pinos. Esta escuela no era común y corriente, sino un lugar muy especial donde sucedían cosas mágicas. En ella estudiaban ocho amigos inseparables: Jhoan, Iker, Santiago, Celeste, Hellen, Cleo, Sofía y Mateo. Estos niños compartían un secreto increíble que nadie más conocía.

Durante el día, Jhoan, Iker, Santiago, Celeste, Hellen, Cleo, Sofía y Mateo eran niños normales que asistían a clases, jugaban en el recreo y aprendían de sus maestros Emmy y Teo. Sin embargo, al caer la noche, cuando el sol se escondía y las estrellas comenzaban a brillar, algo maravilloso ocurría. Estos niños se convertían en mitad humanos y mitad monstruos, y sus mascotas, que durante el día parecían simples juguetes o peluches, cobraban vida y se transformaban en animales de verdad.

Jhoan se convertía en un zombie que podía atravesar paredes, Iker se transformaba en un vampiro que podía teletransportarse, Santiago se convertía en un lobo, Celeste se transformaba en un esqueleto, Hellen en una sirena, Mateo en un dragón, Cleo en una momia y Sofía en un ser con apariencia de Frankenstein.

Una tarde, después de un día lleno de clases y juegos en el recreo, los niños se reunieron en el jardín de la escuela. Las flores brillaban con colores vivos y el aire estaba lleno de risas y charlas animadas.

—¿Se imaginan lo que podríamos hacer esta noche? —preguntó Mateo, quien siempre tenía ideas emocionantes.

—Podríamos explorar el bosque encantado detrás de la escuela —sugirió Cleo con un brillo en sus ojos.

—¡Sí! —exclamó Sofía—. Nunca hemos ido tan lejos antes.

Esa noche, cuando todos se transformaron, comenzaron su aventura. Los árboles del bosque parecían más altos y las sombras más profundas. Caminaban con cuidado, escuchando el crujir de las hojas bajo sus pies y el susurro del viento entre las ramas.

De repente, escucharon un ruido extraño. Todos se detuvieron y miraron alrededor.

—¿Qué fue eso? —preguntó Hellen, nerviosa.

—No lo sé, pero deberíamos averiguarlo —dijo Iker con determinación.

Siguieron el sonido hasta encontrar un claro iluminado por la luz de la luna. En el centro, había un viejo cofre cubierto de polvo y musgo.

—¿Lo abrimos? —preguntó Santiago.

—Claro —dijo Jhoan, acercándose al cofre.

Con un esfuerzo conjunto, lograron abrirlo. Dentro, encontraron un mapa antiguo y una llave dorada.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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