En el pequeño pueblo de Armonía, cinco amigos inseparables compartían grandes aventuras: Jhoan, Iker, Santiago, Hellen y Dulce María. Jhoan, un chico con cabello castaño corto y gafas, siempre tenía ideas brillantes. Iker, con su cabello rubio corto, era curioso y valiente. Santiago, con su cabello negro y rizado, siempre hacía reír a los demás. Hellen, con sus coletas rojas, era creativa y llena de energía. Dulce María, con su cabello largo y oscuro, tenía una voz hermosa y un corazón bondadoso.
Un día, se enteraron de que el Campamento Everfree, su lugar favorito para pasar el verano, necesitaba reparaciones urgentes. Desesperados por ayudar, comenzaron a pensar en maneras de recaudar fondos. Fue entonces cuando Jhoan descubrió un concurso de videos musicales con un gran premio en efectivo, suficiente para arreglar el campamento.
—¡Chicos, tengo una idea! —dijo Jhoan con entusiasmo—. ¿Qué les parece si participamos en el concurso de videos musicales? ¡Podríamos ganar el dinero necesario para reparar el campamento!
Todos estuvieron de acuerdo y se pusieron manos a la obra. Gastaron los fondos existentes en materiales para disfraces y comenzaron a planificar su video. Cada uno de ellos tenía un papel especial: Jhoan como director, Iker como coreógrafo, Santiago como comediante, Hellen como diseñadora de disfraces y Dulce María como cantante principal.
Sin embargo, no eran los únicos interesados en el concurso. Los estudiantes de Codtilon School Academy también querían ganar el premio para alquilar un yate para su baile de primavera. Estos estudiantes engañaron a Jhoan para que compartiera la idea del tema de su video musical, haciéndole creer que querían colaborar.
Después de comprar los materiales, Jhoan y sus amigos estaban listos para ensayar. Pero cuando llegaron al lugar de práctica, descubrieron que los estudiantes de Codtilon School ya estaban allí, usando atuendos similares y ensayando con su misma idea.
—¡Nos han robado la idea! —exclamó Iker, frustrado.
—¿Qué vamos a hacer ahora? —preguntó Hellen, preocupada.
Jhoan se sintió desesperado. El tiempo se agotaba y no podían pensar en un nuevo tema. Mientras caminaba, tratando de encontrar una solución, escuchó a los estudiantes de Codtilon School hablando.
—No tenemos una canción preparada para nuestro video musical —dijo uno de ellos con preocupación.
Jhoan tuvo una idea brillante. Corrió de vuelta con sus amigos y les explicó su plan.
—Chicos, escuchen. Los estudiantes de Codtilon School no tienen una canción para su video. ¿Qué les parece si colaboramos con ellos? Podríamos hacer un solo video y compartir el premio.
Al principio, sus amigos dudaron. Pero luego se dieron cuenta de que, si trabajaban juntos, tendrían más posibilidades de ganar. Decidieron dejar de lado su rivalidad y se acercaron a los estudiantes de Codtilon School con su propuesta.
Los estudiantes de Codtilon School aceptaron la idea y, juntos, comenzaron a trabajar en un nuevo video musical. Jhoan y su equipo compartieron su canción, mientras que los otros estudiantes aportaron sus habilidades en coreografía y producción. La colaboración resultó ser un éxito. Trabajaron día y noche, combinando sus talentos y creando algo verdaderamente especial.
El día del concurso llegó y ambos grupos estaban nerviosos pero emocionados. Subieron al escenario con sus coloridos disfraces y comenzaron a actuar. La música, la coreografía y la energía de todos se combinaron perfectamente. El público aplaudió y vitoreó al final de la presentación.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.