Cuentos de Amistad

La Gran Aventura Musical de Víctor y sus Amigos

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 4 minutos

Español

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Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de un hermoso bosque, cinco amigos inseparables: Víctor, Minerva, Arya, Rubén y Luis. A estos cinco amigos les encantaba jugar juntos y siempre estaban buscando nuevas aventuras. Un día, mientras paseaban por el bosque, encontraron un claro lleno de flores y decidieron que sería el lugar perfecto para hacer un pícnic y pasar la tarde jugando.

Víctor, el mayor del grupo, tenía el cabello rizado y castaño y llevaba una camisa verde. Minerva, con su largo cabello negro, llevaba un vestido morado. Arya, la más pequeña, tenía dos coletas rubias y vestía un lindo vestido amarillo. Rubén, con su cabello corto y negro, llevaba una camiseta azul, y Luis, con su cabello rojo y pecoso, llevaba una camiseta naranja.

Mientras jugaban en el claro, Víctor encontró una caja vieja y polvorienta enterrada entre las flores. «¡Miren lo que encontré!», exclamó emocionado. Todos se acercaron curiosos y, con mucho cuidado, abrieron la caja. Dentro había un montón de instrumentos musicales antiguos: una flauta, un tambor, una guitarra, un violín y unas pequeñas maracas.

«¡Qué increíbles son estos instrumentos!», dijo Minerva, tomando la flauta y soplando suavemente. «Deberíamos formar una banda y hacer música juntos», sugirió Arya, agitando las maracas. Los amigos estuvieron de acuerdo y cada uno tomó un instrumento.

Víctor se encargó de la guitarra, Minerva tocó la flauta, Arya agitó las maracas, Rubén se quedó con el tambor, y Luis, quien tenía talento para el violín, comenzó a tocar una melodía suave. Mientras practicaban, algo mágico comenzó a suceder. Los animales del bosque, atraídos por la música, empezaron a acercarse al claro. Había conejos, ardillas, pájaros y hasta un par de ciervos que se quedaron quietos, escuchando la música encantadora.

«¡Miren, tenemos una audiencia!», dijo Rubén, señalando a los animales. Los amigos se sintieron felices de que los animales disfrutaran de su música, así que decidieron hacer un pequeño concierto para ellos. Empezaron a tocar una melodía alegre y los animales comenzaron a bailar. Los pájaros trinaban al ritmo de la música, los conejos saltaban de un lado a otro y las ardillas movían sus colitas al compás.

El claro del bosque se llenó de música y risas, y los amigos se sintieron más unidos que nunca. Mientras tocaban, notaron que los instrumentos brillaban con una luz suave, como si estuvieran encantados. La música que tocaban no solo alegraba a los animales, sino que también parecía llenar el bosque de una energía especial.

Después del concierto, se sentaron a descansar y disfrutar del pícnic que habían llevado. Mientras comían, comenzaron a hablar sobre lo divertido que sería seguir tocando música juntos y explorar más del bosque. «¿Qué tal si hacemos un recorrido musical por el bosque?», sugirió Luis. «Podemos llevar nuestros instrumentos y tocar música en diferentes lugares.»

Todos estuvieron de acuerdo y, al día siguiente, se reunieron en el mismo claro, listos para su gran aventura musical. Empezaron a caminar por el bosque, llevando sus instrumentos y tocando melodías mientras avanzaban. Los animales los seguían, como si fueran parte de la banda.

Llegaron a un río donde decidieron hacer su primera parada. Colocaron sus instrumentos y comenzaron a tocar una melodía tranquila. Los peces asomaron sus cabezas fuera del agua para escuchar, y los patos nadaron en círculos, disfrutando de la música. Después de un rato, continuaron su camino, encontrando nuevos lugares mágicos donde hacer una pausa y tocar.

En una colina cubierta de flores, tocaron una canción alegre que hizo que las flores se balancearan suavemente al ritmo de la música. En una cueva, su música resonó de manera mágica, creando un eco que sonaba como si la cueva misma estuviera cantando. En cada lugar al que iban, dejaban una marca de alegría y armonía.

Mientras exploraban, se dieron cuenta de que su música tenía el poder de unir a todos, no solo a los animales del bosque, sino también a las personas. Un día, mientras tocaban cerca de la entrada del bosque, algunos habitantes del pueblo los escucharon y se acercaron a ver qué estaba sucediendo. Pronto, se corrió la voz y cada vez más personas vinieron a escuchar la maravillosa música que los cinco amigos creaban juntos.

Decidieron organizar un gran concierto en el claro del bosque, invitando a todos los habitantes del pueblo y a todos los animales. Los amigos trabajaron arduamente para prepararse, practicando cada día y decorando el claro con flores y guirnaldas. Cuando llegó el día del concierto, el claro estaba lleno de personas y animales, todos ansiosos por escuchar la música.

Víctor, Minerva, Arya, Rubén y Luis se sintieron un poco nerviosos, pero al ver a todos sus amigos y familiares apoyándolos, sus nervios se desvanecieron. Empezaron a tocar, y la música llenó el aire, envolviendo a todos los presentes en una atmósfera de amistad y alegría. Las melodías eran tan hermosas que algunos pájaros comenzaron a cantar, añadiendo sus trinos a la música.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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