Cuentos de Amistad

La Luminosa Aventura de las Dos Princesas de la Corona

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez en un reino muy lejano, un lugar lleno de flores brillantes y árboles altos donde dos mejores amigas, Lucía y Laura, vivían en castillos contiguos. Ambas eran princesas, pero no eran las típicas princesas de cuentos de hadas. Lucía era conocida por su espíritu atrevido y su risa contagiosa, mientras que Laura era más tranquila y pensativa, pero ambas compartían un corazón amable y una gran curiosidad por el mundo que las rodeaba.

Un día, mientras exploraban el bosque encantado que se encontraba detrás de sus castillos, las princesas encontraron un mapa antiguo escondido bajo un roble gigante. Era un mapa lleno de dibujos extraños, donde aparecían estrellas brillantes y caminos serpenteantes. Lucía, emocionada, exclamó: “¡Debemos seguir este mapa! Podría llevarnos a una aventura increíble.” Laura sonrió, sintiendo la misma emoción, así que decidieron juntas que seguirían el camino indicado.

Mientras caminaban, el sol brillaba y las aves cantaban, creando un ambiente mágico. De repente, escucharon un suave llanto que provenía de un arbusto cercano. Curiosas, se acercaron y encontraron a un pequeño dragón azul atrapado entre las ramas. “¡Ayuda! No puedo salir”, decía el dragón con una voz temblorosa. Lucía y Laura se miraron y supieron que tenían que ayudarlo.

“Ven, te ayudaremos”, dijo Laura, mientras con cuidado movía las ramas para liberar al dragón. Después de un rato de esfuerzo, lograron sacarlo. El dragón, aliviado, aleteó sus pequeñas alas con alegría y dijo: “¡Gracias! Mi nombre es Draki. Estaba volando muy bajo y me caí. No sé cómo agradecerles.”

“Nos encantaría que nos acompañaras en nuestra búsqueda. Hemos encontrado un mapa que puede llevarnos a un lugar mágico”, dijo Lucía emocionada. Draki, contento de tener nuevas amigas, aceptó sin dudar. Juntos, los tres comenzaron a seguir el mapa, llenos de energía y risas.

A medida que avanzaban, el camino se tornaba cada vez más encantador. Lucía notó que a lo largo del sendero, florecitas luminosas brotaban de la tierra, iluminando su camino. “¡Mira! ¡Son flores de luz!” exclamó. Laura las observó detenidamente y comentó: “Dicen que estas flores brillan más cuando hay amistad de por medio.” Draki, al escuchar esto, se llenó de alegría y aleteó en círculos alrededor de sus nuevas amigas, causando risas en el aire.

Continuaron caminando hasta que llegaron a un claro enorme, donde había un lago que reflejaba todos los colores del arcoíris. Al borde del lago, observaron una gran piedra brillante que parecía estar cubierta de gemas. “Mira ese lugar, parece el final del mapa”, dijo Laura, señalando la piedra. Sin embargo, notaron que había una puerta misteriosa incrustada en la roca. “¿Cómo la abrimos?” preguntó Draki.

“Quizás necesitemos decir algo mágico”, sugirió Lucía. Las tres pensaron en voz alta y decidieron que debían decir “Amistad”. Al decir la palabra juntas, la puerta de la piedra comenzó a brillar intensamente. Con un fuerte crujido, la puerta se abrió lentamente, revelando un camino que descendía hacia una cueva iluminada por luces danzantes.

“Debemos entrar, ¡esto es increíble!” dijo Laura. Entraron con cautela y al fondo de la cueva encontraron un gran cofre lleno de objetos brillantes. Sin embargo, lo que más llamó su atención fue un objeto que parecía una esfera brillante, que emitía una luz cálida y dulce. “¿Qué será eso?” se preguntó Lucía, acercándose.

“Es la Esfera de la Amistad”, dijo una voz suave detrás de ellas. Era un hada diminuta con alas de mariposa. “Sólo las auténticas amigas pueden tocarla. Si lo hacen, este lugar se llenará de alegría y amor”. Las princesas y Draki se miraron, y supieron que juntas habían forjado una amistad fuerte y sincera.

“Queremos tocarla juntas”, dijeron al unísono. Con mucho cuidado, se acercaron a la esfera y, al tocarla, una luz brillante se desbordó, llenando la cueva con destellos de colores. El hada sonrió. “Ustedes han demostrado que su amistad es pura y verdadera. Ahora, pueden usar este poder para hacer cosas maravillosas en su reino”.

Agradecidas, las princesas y Draki se despidieron del hada y regresaron a la entrada de la cueva, sintiendo que el mundo se volvía más brillante y lleno de colores. En el camino de regreso, se sintieron cálidas y felices. “No sólo hemos encontrado una aventura, sino una amistad eterna”, dijo Laura.

“Sí, y siempre recordaremos cómo nos ayudamos y trabajamos juntas”, añadió Lucía con una sonrisa. Draki murmulló de acuerdo, emocionado por haber formado parte de esta maravillosa experiencia.

Al llegar al borde del bosque, las princesas se detuvieron y miraron hacia el horizonte. El sol estaba comenzando a ponerse, pintando el cielo de hermosos tonos naranjas y rosas. “Es el momento perfecto para reflexionar sobre lo que hemos vivido”, dijo Laura. “La amistad es un tesoro que hay que cuidar y celebrar”.

“Y juntos hemos creado un vínculo que durará para siempre”, añadió Lucía, mirando a Draki con cariño. El pequeño dragón asintió feliz.

Así, las tres amigas se dieron un abrazo apretado, con la promesa de que siempre estarían ahí la una para la otra, sin importar lo que pasara. Y así fue como, en un reino lleno de magia y alegría, Lucía, Laura y Draki aprendieron que la verdadera aventura no solo está en los caminos que recorren, sino en los corazones que se unen. Desde ese día, su amistad fue una luz que jamás dejó de brillar, iluminando incluso los días más oscuros, porque una verdadera amistad siempre encuentra la forma de brillar.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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