Cuentos de Amistad

La melodía de la noche eterna: un canto de identidad y liberación

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

Puntuación:

4.5
(2)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
4.5
(2)

En una pequeña aldea rodeada de montañas y bosques, vivía una niña llamada Vanya. Ella era una niña soñadora con una sonrisa encantadora que iluminaba incluso los días más nublados. Tenía el cabello rizado como una nube y unos ojos color avellana que brillaban con curiosidad. Vanya amaba explorar el mundo que la rodeaba, y su mayor deseo era tener muchos amigos con quienes compartir sus aventuras.

Un día, mientras jugaba cerca de un arroyo, Vanya se encontró con un pequeño ciervo que parecía perdido. Tenía un pelaje suave y un par de ojos grandes y asustados. «Hola, pequeño amigo», dijo Vanya, agachándose para mirarlo mejor. «¿Estás perdido? No te preocupes, te ayudaré a encontrar a tu familia.»

El ciervo, que se llamaba Lino, sintió la calidez y amabilidad en la voz de Vanya. Se acercó lentamente y, para su sorpresa, no sentía miedo. «Soy Lino», dijo el ciervo, «me he alejado demasiado de mi mamá y mis hermanos. ¿Puedes ayudarme a encontrarlos?»

Vanya sonrió y asintió. «Claro que sí, Lino. ¡Vamos a buscar a tu familia juntos!» Así, la niña y el ciervo se pusieron en marcha. Caminaban por el bosque, cruzaban pequeños puentes de madera y disfrutaban de los hermosos colores de las flores y las mariposas que danzaban a su alrededor.

Mientras caminaban, Vanya le contaba a Lino sobre sus sueños y sus deseos. “Quiero conocer el mundo entero”, decía con emoción. “Y, sobre todo, quiero tener un grupo de amigos con quienes compartirlo.” Lino escuchaba atentamente, sintiéndose feliz de tener una amiga como Vanya.

Después de un rato de búsqueda, se encontraron con una tortuga llamada Tula. Era sabio y siempre tenía un consejo útil para dar. Vanya y Lino se acercaron a ella. “Hola, Tula. ¿Has visto a un grupo de ciervos por aquí? Lino se ha perdido y necesita encontrar a su familia”, preguntó Vanya con esperanza.

Tula sonrió y respondió con su voz pausada: “Lo he visto en la ladera del monte, cerca de la gran roca. Muchas veces, los ciervos se reúnen allí al atardecer.” Vanya se sintió aliviada y agradeció a Tula por la información. “Vamos, Lino, ¡estamos más cerca de encontrar a tu familia!”, exclamó Vanya, repleta de alegría.

Siguiendo las indicaciones de Tula, Vanya y Lino avanzaron por senderos que los llevaban hacia la ladera del monte. Mientras caminaban, Vanya pensaba en lo feliz que sería si lograra ayudar a Lino. “Tú serás mi primer gran amigo”, pensaba, sintiendo en su corazón el deseo de que su amistad creciera.

Finalmente, llegaron a la gran roca, y ante sus ojos se extendía un hermoso claro donde varios ciervos pastaban tranquilamente. “¡Mira, Lino! ¡Ahí está tu familia!”, gritó Vanya emocionada. Lino se llenó de alegría y corrió hacia ellos, agradeciendo a Vanya con un salto juguetón.

Los ciervos habían estado muy preocupados por su pequeño Lino, y cuando lo vieron regresar, corrieron a su encuentro. “¡Lino, te extrañamos tanto!”, dijeron. Vanya, observando la escena, sintió una extraña mezcla de alegría y tristeza. Se alegraba por Lino, pero también deseaba tener una familia así, que la esperara con tanto amor.

Mientras los ciervos se reunían, un grupo de aves voló sobre ellos y comenzaron a cantar una melodía hermosa. Vanya cerró los ojos y dejó que la música envolviera su corazón. “Ojalá algún día tenga una canción que me hable de la amistad”, pensó.

Cuando los ciervos se tranquilizaron, Vanya se acercó a Lino y le dijo: “Estoy tan feliz de que hayas encontrado a tu familia. Pero, ahora que tienes a tus amigos, ¿me dejarías ser parte de tu vida también?” Lino miró a Vanya y sonrió. “¡Claro que sí! Siempre serás mi amiga, Vanya. Me gustaría que vinieras a jugar aquí todos los días.”

Vanya se sintió aliviada y agradecida. Su corazón latía de emoción al saber que, a partir de ese día, no estaba sola. Se despidió de la familia de Lino, prometiendo regresar al día siguiente.

Los días pasaron y Vanya se convirtió en parte del grupo de amigos del bosque. Lino, Tula y las aves se unieron a ella en juegos y aventuras. Juntos exploraban cuevas misteriosas, saltaban sobre arroyos y contaban historias juntos bajo el cálido sol.

Un día, mientras estaban reunidos cerca de un claro, Lino compartió un secreto que había estado guardando. “He oído que hay una melodía mágica que puede unir a todos los amigos y hacer más fuerte la amistad”, dijo con los ojos brillantes. “Dicen que se puede escuchar en la cima de la montaña más alta”.

Vanya se sintió intrigada. “¡Podemos ir a buscar esa melodía juntos!”, sugirió. Todos estuvieron de acuerdo y prepararon una expedición hacia la cima de la montaña. Tula, con su sabiduría, guiaría al grupo con seguridad.

El camino fue empinado y lleno de desafíos, pero Vanya nunca se dio por vencida. Juntos, superaron obstáculos y se ayudaron mutuamente. Tula recordaba siempre que la amistad es un viaje, no un destino, y compartía palabras de aliento mientras avanzaban.

Finalmente, después de muchas risas y un poco de cansancio, alcanzaron la cima de la montaña. Allí, el aire era fresco y la vista era asombrosa. Desde la cima, podían ver toda la aldea y el bosque donde vivían. “¡Es tan hermoso!”, exclamó Vanya, sintiendo que su corazón se llenaba de alegría.

Y fue en ese momento, mientras disfrutaban de la vista, que escucharon una melodía suave que parecía encontrar su camino a través del viento. Con cada nota, sentían cómo unía sus corazones. Era la melodía mágica que Lino había mencionado.

“¡Es increíble!”, dijo Vanya, con los ojos muy abiertos. “¡La melodía de la amistad! ¡Está aquí, en este momento!” Los amigos comenzaron a cantarla juntos, cada uno aportando su voz única. Era una canción que hablaba de amor, de compañerismo y de los recuerdos que creaban juntos.

Mientras cantaban, el cielo comenzó a llenarse de color. Las nubes se dejaron ver de una forma hermosa y la luz del sol brilló intensamente. La magia de la melodía hizo que el tiempo se detuviera y todos los animales y personas cercanas quisieran unirse a la celebración de la amistad.

Fue un momento especial, donde comprendieron que la verdadera amistad es mucho más que solo pasar tiempo juntos. Se trata de apoyarse, de compartir sueños y de alcanzar juntos nuevas alturas. A medida que se dio el último acorde de la canción, los amigos se abrazaron, sintiendo que todos eran parte de una misma melodía.

Vanya sonrió mientras miraba a sus amigos, tan felices y unidos. Su deseo de tener una familia y amigos se había hecho realidad, y su corazón estaba lleno de gratitud. Confirmó, en su interior, que la amistad auténtica era la fuente de la verdadera felicidad.

Al regresar a la aldea, todos decidieron organizar una celebración para recordar aquel día maravilloso. Juntos, invitaron a todos los animales y personas de la aldea, y compartieron la melodía que habían encontrado en la cima de la montaña. Todos se unieron en una gran fiesta de amistad, llenos de risas, colores y bailes.

Todos comprendieron que, a partir de ese día, no estaban solos. Se habían encontrado unos a otros en el camino y esa conexión los había hecho más fuertes. Vanya, Lino, Tula y los demás sabían que sus corazones siempre estarían ligados por la melodía de la amistad que habían descubierto juntos.

Y así, mientras el sol se ocultaba y las estrellas comenzaban a brillar en el cielo, Vanya sintió una gran paz en su corazón. Se dio cuenta de que la verdadera magia no estaba solo en encontrar la melodía, sino en el amor y el apoyo que brindaban unos a otros.

Desde aquel día, la aldea resonó con la canción de la amistad, y cada vez que escuchaban el suave viento, recordaban la aventura que habían compartido y la poderosa conexión que había crecido entre ellos. Y así, Vanya vivió feliz, rodeada de amigos, sabiendo que juntos podían enfrentar cualquier desafío y disfrutar de muchas más aventuras por venir. La melodía de la noche eterna, el canto de la libertad y la identidad, siempre los acompañaría en su travesía por la vida.

image_pdfDescargar Cuentoimage_printImprimir Cuento

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario