Cuentos de Amistad

La Promesa de Amistad

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Bianca, Lorenzo y Avery eran amigos inseparables. Vivían en el mismo vecindario y siempre pasaban las tardes jugando juntos en el parque. Bianca, con su cabello castaño recogido en una cola de caballo y su camiseta amarilla, era la más enérgica del grupo. Lorenzo, con su cabello rizado y su sudadera roja, siempre tenía ideas ingeniosas. Avery, con su cabello rubio y gafas, y su vestido verde, era la más reflexiva y soñadora.

Un día, mientras jugaban cerca del lago del parque, notaron a una niña nueva sentada sola en un banco. Bianca, siempre curiosa, sugirió que fueran a hablar con ella. «Hola, soy Bianca, y ellos son Lorenzo y Avery. ¿Cómo te llamas?», preguntó con una sonrisa.

La niña, algo tímida, respondió: «Me llamo Clara. Acabo de mudarme aquí.»

Los tres amigos invitaron a Clara a unirse a ellos. Sin embargo, aunque Clara parecía amable, tenía una pasión inusual: quería volar un dron. Lorenzo, quien siempre tenía un comentario listo, no pudo evitar reírse un poco. «¿Un dron? Eso suena complicado. ¿Estás segura de que puedes manejarlo?»

Bianca le dio un codazo a Lorenzo, pero Clara solo sonrió tímidamente. «Sí, he estado aprendiendo por mi cuenta. Creo que puedo hacerlo.»

Avery, siempre la más comprensiva, dijo: «Podemos ayudarte. Tal vez aprenderemos algo nuevo juntos.»

Así, el grupo decidió ayudar a Clara con su proyecto. Pasaron semanas investigando, construyendo y aprendiendo sobre drones. Aunque Lorenzo seguía siendo escéptico, la determinación de Clara era evidente. Pronto llegó el día de la prueba.

Reunidos en el campo abierto del parque, Clara conectó su dron y lo preparó para el despegue. Lorenzo observaba con los brazos cruzados, listo para ver qué saldría mal. «Espero que no se estrelle», murmuró.

Bianca le lanzó una mirada severa. «Ten fe, Lorenzo. Clara ha trabajado muy duro en esto.»

Clara, con los nervios a flor de piel, hizo despegar el dron. Para sorpresa de todos, el dron se elevó suavemente y comenzó a volar con gracia. Avery aplaudió y Bianca saltó de emoción. Incluso Lorenzo no pudo evitar sonreír.

«Lo lograste, Clara. Sabía que podías hacerlo», exclamó Avery.

Clara sonrió ampliamente. «Gracias por creer en mí. No podría haberlo hecho sin su ayuda.»

Ese día, los amigos aprendieron una valiosa lección sobre subestimar a los demás. Clara demostró que con determinación y apoyo, se pueden lograr grandes cosas. Lorenzo, avergonzado por sus dudas iniciales, se disculpó con Clara. «Lo siento por dudar de ti. Has hecho un trabajo increíble.»

Clara aceptó la disculpa con gracia. «No te preocupes, Lorenzo. Todos aprendemos algo nuevo cada día.»

Bianca, siempre la más optimista, hizo una promesa. «De ahora en adelante, prometo no subestimar a nadie. Todos tenemos talentos ocultos.»

Los amigos se unieron en un abrazo y decidieron que siempre apoyarían los sueños y proyectos de cada uno. Así, la amistad de Bianca, Lorenzo, Avery y Clara se fortaleció aún más. Cada día que pasaban juntos, descubrían nuevas aventuras y habilidades, recordando siempre la promesa de nunca subestimar y siempre apoyar.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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