Érase una vez, una niña llamada Alicia que vivía en una pequeña casa en el suburbio. Ella siempre guardaba en una caja colorida sus cinco gorros favoritos y para su próximo cumpleaños planeaba compartirlos con sus amigos. Alicia esperaba con ansias ese día; no podía esperar para verse a sí misma y a sus amigos luciendo los brillantes gorros.
Un día, al acercarse su cumpleaños, Alicia fue corriendo a la caja para contar los gorros, pero se dio cuenta de que su caja mágica parecía menos colorida. Solo quedaban cuatro gorros. Alicia se sintió un poco triste, pero no perdió la fe, después de todo todavía quedaban varios gorros para compartir.
Al día siguiente, volvió a la caja y contó los gorros otra vez. Para ella fue una gran sorpresa encontrar solo tres gorros. Aquella visión le generó un sentimiento incómodo en el estómago. Al otro día contó los gorros nuevamente, esta vez solo quedaban dos. Alicia estaba cada vez más triste. De cinco gorros solo quedaban dos.
Un día antes de la fiesta, al amanecer, Alicia fue corriendo a contar los gorros nuevamente; pero solo había uno. Ya no cabía un corazón en su pecho, era una angustia interminable. El día de su cumpleaños, al despertar lo primero que hizo, fue ir a la caja de sus sueños para contar los gorros. Cerró sus ojos y sintió la textura para contar los gorros uno por uno. Pero para su sorpresa no había ninguno. Ella estaba destrozada.
Con lágrimas en los ojos, Alicia decidió que su cumpleaños no sería nada especial, ya que no había gorros para compartir y se acostó triste en su habitación. Mientras lloraba en su cuarto, oyó risas y murmullos alegres afuera. Cuando abrió la puerta, se quedó sin aliento al ver a todos sus amigos llevando los cinco gorros en una hermosa celebración de cumpleaños.
Allí estaban, sus cinco coloridos gorros y todos sus amigos sonreían con alegría, brindando el mayor regalo de cumpleaños que Alicia podía desear, su amistad. Fue en ese momento que Alicia entendió que sus amigos habían sido los ladrones de gorros, todo era parte de un plan para darle una sorpresa.
Ella salió corriendo hacia ellos y todos se abrazaron con risas y alegría. Desde aquel día, el cumpleaños de Alicia se convirtió en el día más emocionante y esperado del año y cada vez, los cinco gorros eran los protagonistas de la mejor fiesta.
El cumpleaños para Alicia ya no solo significaba tener un año más, sino también, la oportunidad de celebrar con sus amigos y compartir momentos felices. Desde entonces, Alicia entendió que la verdadera riqueza está en la amistad y no en los objetos que uno tiene. Y en cada cumpleaños, agradecía tener amigos tan maravillosos y disfrutar con ellos su día más especial del año.
Así concluye la historia de Alicia y Los Cinco Gorros, reflexionando sobre las maravillas ocultas dentro de cada caja y las bendiciones disfrazadas que a veces no vemos.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.