Cuentos de Amistad

Sara y el Jardín de los Juegos

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez, en un pequeño pueblo lleno de color y alegría, una niña llamada Sara. Sara tenía un corazón lleno de alegría y una sonrisa que iluminaba cada rincón del lugar. Su pasión era jugar y hacer nuevos amigos.

Cada mañana, Sara se despertaba emocionada, se ponía su vestido favorito, que tenía todos los colores del arcoíris, y corría al parque, su lugar favorito en todo el mundo. El parque era un jardín mágico, con un gran tobogán, columpios que tocaban el cielo y un carrusel que giraba al ritmo de la música.

Un día soleado, mientras jugaba en el parque, Sara notó que un pequeño pajarito no podía volar. Tenía un ala lastimada. Con cuidado, Sara lo recogió y lo llevó a su casa. Allí, con mucha paciencia y amor, cuidó del pajarito hasta que su ala sanó.

Cuando el pajarito pudo volar de nuevo, le agradeció a Sara con un hermoso canto y le reveló un secreto: él era un pájaro mágico, y para agradecerle, le concedería un deseo.

Sara pensó un momento y dijo: «Quiero que el parque sea aún más mágico y que todos los niños puedan disfrutarlo tanto como yo». El pajarito mágico cantó una melodía especial y, en un abrir y cerrar de ojos, el parque se transformó.

Ahora, los árboles del parque daban frutas deliciosas, las flores cambiaban de color y las risas de los niños se podían escuchar en cada rincón. Pero lo más sorprendente era un nuevo juego: un laberinto de espejos que mostraba no solo tu reflejo, sino también tu animal interior.

Cada niño que entraba al laberinto salía con una gran sonrisa, habiendo descubierto algo nuevo sobre sí mismo. Sara, emocionada, entró al laberinto y, en el espejo, vio su reflejo transformarse en un hermoso pájaro, libre y lleno de colores.

Con el tiempo, el parque se convirtió en un lugar mágico, donde todos los niños del pueblo venían a jugar y a soñar. Sara, con su nuevo amigo el pájaro mágico, se convirtió en la guardiana del parque, asegurándose de que cada día fuera especial y lleno de aventuras.

Sara aprendió que la amistad y la bondad tienen el poder de transformar el mundo y hacerlo un lugar mejor. Y así, día tras día, el parque de Sara era un recordatorio de que la magia existe, especialmente en los corazones de los niños.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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