Érase una vez un niño llamado Edgar David que vivía en una casita llena de amor con sus papás, Edgar y Martha. Edgar David era un niño feliz, pero a menudo se sentía solo y soñaba con tener un hermanito o hermanita para jugar y compartir su vida.
Cada noche, antes de dormir, le decía a su mamá Martha: «Mamá, me gustaría tener un hermanito para no estar solo. Quiero alguien con quien jugar y compartir mis juguetes.»
Al escuchar esto, su papá Edgar, un hombre lleno de amor y creatividad, decidió darle a Edgar David la sorpresa más hermosa. Junto a su esposa Martha, prepararon con mucho cariño la llegada de una nueva integrante a la familia.
Un día, Edgar David conoció a su hermanita, Harumi. Era una bebé preciosa, con una boquita sonriente y cachetes tan hermosos que invitaban a darles muchos besos. Harumi era un reflejo de su papá, pero tenía también la ternura de su mamá.
Al principio, a Edgar David le costaba trabajo compartir sus juguetes. Siempre había jugado solo y no sabía cómo compartir su mundo con alguien más. Pero, mirando los ojitos curiosos de Harumi, pronto empezó a sentir un gran amor por su hermanita. Le prestaba sus peluches favoritos y la paseaba en su carreola, imaginando que era un carro de carreras.
La mamá Martha se llenaba de alegría al ver cómo Edgar David cuidaba y jugaba con Harumi. La casa se llenó de risas y juegos, y la soledad de Edgar David se convirtió en un recuerdo lejano.
Edgar David, inspirado por el amor a su familia, decidió que quería ser un gran médico para cuidar de Harumi, su mamá Martha y su papá Edgar. Cada día, estudiaba con dedicación, soñando con un futuro lleno de aventuras y cuidados.
Los domingos eran especiales. La familia se reunía en el salón para ver películas, comiendo las chucherías favoritas de Edgar David: Doritos y papas adobadas. Rodeados de amor y felicidad, sentían la bendición de estar juntos.
Conclusión:
Edgar David aprendió que el amor y la compañía de una hermana eran regalos maravillosos. Juntos, crecieron y compartieron muchos momentos felices. La llegada de Harumi transformó la soledad en alegría, enseñándoles que la familia es el tesoro más grande.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.