Cuentos de Amor

El Acuerdo del Corazón

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 4 minutos

Español

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En el instituto Sol de Oro, donde cada pasillo resuena con las risas y secretos de la juventud, dos almas estaban a punto de cruzarse, tejiendo una historia que quedaría grabada en el corazón de quienes la presenciaran.

Vera, con su melena castaña que capturaba el brillo del sol de la mañana, era nueva en el instituto. A diferencia de los demás, llevaba consigo no solo libros llenos de conocimiento, sino también un corazón lleno de sueños y anhelos. En su primer día, mientras caminaba por el patio, sus ojos se encontraron con los de Alex, un chico que, con su guitarra a cuestas, compartía melodías llenas de esperanza y melancolía.

El encuentro fue breve, una sonrisa fugaz, pero suficiente para encender la chispa de una curiosidad mutua. Alex, conocido por su talento musical, no era ajeno a la admiración de sus compañeros, pero algo en la mirada de Vera lo cautivó, haciéndolo desear conocer más allá de la superficialidad de las primeras impresiones.

Los días pasaban, y aunque sus interacciones eran escasas, cada encuentro casual en los pasillos o intercambio de sonrisas en la cafetería tejía lentamente los hilos de una amistad. Vera, con su afición por la literatura, encontró en Alex un oído atento a sus historias y análisis de sus novelas favoritas. A su vez, Alex descubrió en Vera una audiencia genuina, alguien que apreciaba la sinceridad de sus letras y la pasión detrás de sus acordes.

Un día, la maestra de literatura propuso un proyecto que requería trabajar en parejas para analizar una novela clásica. El destino, o quizás el sutil arreglo de la maestra, los juntó. Este proyecto se convirtió en el puente que necesitaban para profundizar su amistad. Las tardes se llenaron de discusiones sobre los personajes y temas de la novela, pero también de risas, confidencias y, lo más importante, el descubrimiento mutuo de sus sueños y temores.

A medida que el proyecto avanzaba, también lo hacía su relación. Lo que comenzó como una amistad se estaba transformando en algo más profundo. Las miradas se prolongaban, y el silencio entre ellos ya no era incómodo sino lleno de palabras no dichas y emociones a flor de piel.

La presentación del proyecto fue un éxito, no solo por la calificación sobresaliente, sino porque selló su conexión de una manera que ninguno de los dos esperaba. Celebraron su triunfo con una salida al parque, donde, bajo la sombra de un viejo roble, Alex tomó su guitarra y le dedicó a Vera una canción que había compuesto inspirado en ella y en su reciente amistad.

La letra hablaba de encuentros fortuitos que cambian destinos, de cómo la amistad puede florecer en el terreno más inesperado y convertirse en amor. Vera, con lágrimas en los ojos, no necesitaba palabras para expresar lo que sentía; su mirada hacia Alex decía todo. En ese momento, entre acordes y versos, decidieron darle una oportunidad a ese amor naciente.

Los meses siguientes estuvieron llenos de primeras veces: su primera cita oficial, el primer regalo de cumpleaños que intercambiaron, la primera discusión seguida de la primera reconciliación. Cada momento, ya fuera alegre o desafiante, solo servía para fortalecer su relación, enseñándoles el valor de la comunicación, el respeto mutuo y, sobre todo, la confianza.

El instituto Sol de Oro fue testigo de cómo dos jóvenes, unidos inicialmente por la curiosidad y un proyecto escolar, construyeron una relación sólida y madura, demostrando que el amor juvenil, lejos de ser efímero, puede crecer y evolucionar, basado en la amistad y el descubrimiento mutuo.

Al finalizar el año escolar, con la ceremonia de graduación a la vista, Vera y Alex sabían que se enfrentarían a nuevos desafíos: universidades diferentes, ciudades distintas, pero estaban decididos a hacer que funcionara. Su amor, nacido y fortalecido en los pasillos del instituto Sol de Oro, estaba listo para enfrentar el mundo.

Mientras se tomaban de las manos, observando el atardecer después de la ceremonia, ambos entendieron que lo importante no era saber qué les depararía el futuro, sino confiar en la fortaleza de su vínculo y en el amor que habían construido juntos. Con el corazón lleno de esperanzas y sueños compartidos, estaban listos para comenzar el próximo capítulo de su vida, juntos.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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