Cuentos de Amor

El Amor que Sana

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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Sofía vivía en una pequeña ciudad rodeada de montañas y campos verdes. Desde pequeña, siempre fue una chica soñadora, con una sonrisa fácil y una energía que alegraba a todos los que la conocían. Sin embargo, algo había cambiado en ella en los últimos meses. Sofía, antes llena de vida, ahora parecía apagada. Sus amigos notaron que su luz se estaba apagando, y uno de ellos, Alex, decidió que debía hacer algo al respecto.

Alex era un chico sincero, siempre dispuesto a ayudar a sus amigos. Se había dado cuenta de que Sofía no era la misma, y quería entender qué le estaba pasando. Un día, después de clases, decidió acercarse a ella. La encontró sentada en una banca del parque, mirando al horizonte, como si estuviera esperando algo que nunca llegaba.

—Sofía —dijo Alex, sentado a su lado—. ¿Qué te pasa? No eres la misma desde hace un tiempo.

Sofía lo miró, sorprendida, y luego bajó la cabeza. No sabía cómo explicar lo que sentía. La tristeza la había invadido, pero no quería que sus amigos la vieran débil. Después de un largo silencio, finalmente decidió hablar.

—Es Sebastián… —dijo con la voz temblorosa—. Mi novio. Ya no me siento bien con él, pero no sé qué hacer.

Alex la miró con preocupación. Sabía que algo no estaba bien, pero no entendía completamente la situación.

—¿Por qué? ¿Qué te hace sentir mal? —preguntó Alex, con suavidad.

Sofía suspiró profundamente.

—Me grita, me insulta… y a veces me hace sentir que no soy suficiente. Siempre me dice que no puedo hacer nada bien, que debería ser diferente. Me hace sentir que no merezco su amor. Pero, cuando estamos bien, me hace sentir tan especial… Es confuso, Alex.

Alex quedó en silencio, sintiendo que algo grave estaba sucediendo. No podía creer lo que Sofía le estaba contando. A lo largo de su amistad, había visto lo increíble que era ella, y no podía imaginarla sufriendo de esa manera.

—Eso no está bien, Sofía —dijo finalmente, con firmeza—. Nadie, ni él ni nadie, tiene derecho a hacerte sentir así. El amor no debería doler. El amor verdadero te hace sentir fuerte, amado, respetado, no inferior.

Sofía lo miró, sus ojos brillando con una mezcla de miedo y esperanza. Quería creer en sus palabras, pero la inseguridad que sentía la hacía dudar. Alex notó su angustia.

—Escucha, Sofía —continuó Alex—. El amor no es control, no es humillación. Yo te aprecio por lo que eres, por tu bondad, tu inteligencia, por lo increíble que eres. Y sé que, si tú quisieras, podrías salir de esa relación. Lo primero es que debes entender que no mereces vivir en ese sufrimiento. Eres valiosa tal y como eres.

Sofía comenzó a llorar, y Alex la abrazó con fuerza, como si quisiera transmitirle toda la seguridad que ella no sentía en ese momento. Fue en ese abrazo donde Sofía se dio cuenta de lo importante que era rodearse de personas que la valoraran por lo que era. Se dio cuenta de que debía tomar decisiones que la cuidaran a ella misma, que la hicieran feliz.

En ese momento, otro de sus amigos, Daniel, llegó al parque. Él siempre había sido un amigo cercano, alguien en quien Sofía confiaba plenamente. Al ver a Sofía llorando en los brazos de Alex, se acercó rápidamente, preocupado.

—¿Qué está pasando? —preguntó Daniel, su voz llena de preocupación.

Sofía, aún sollozando, miró a sus dos amigos.

—No sé qué hacer, chicos… Sebastián me hace sentir mal, y no sé si debo seguir con él o no.

Daniel, con su naturaleza calmada, se agachó frente a ella.

—Sofía —dijo—. Tienes todo el derecho de ser feliz. Nadie tiene que hacerte sentir menos para que te sientas amada. Si una relación te hace daño, no es una relación sana. Y tú te mereces una vida llena de amor, respeto y felicidad.

En ese momento, una chica conocida de la escuela, Caro, se acercó al grupo. Ella siempre había sido amable, con una gran sonrisa y una actitud positiva. Aunque no conocía todos los detalles, había notado que algo no iba bien.

—Sofía —dijo Caro, al ver que la situación estaba tomando un giro serio—. El amor no te debe hacer sentir triste ni insegura. El amor verdadero es de apoyo, de respeto. No tienes que quedarte en una relación que te haga sentir mal. Nadie debería tratarte de esa manera.

Sofía la miró, sorprendida por la sinceridad de Caro. Algo dentro de ella empezó a cambiar. Se dio cuenta de que, aunque amaba a Sebastián, lo que había vivido con él no era un amor verdadero. El miedo y la inseguridad no debían formar parte de su vida.

Con el apoyo de sus amigos, Sofía finalmente tomó una decisión. No podía seguir viviendo en una relación que la hacía sentir pequeña. Decidió hablar con Sebastián, expresar lo que sentía y poner fin a una relación que la había estado consumiendo. Aunque fue doloroso, se dio cuenta de que era lo mejor para ella.

Los días siguientes fueron difíciles. Sofía se enfrentó a las consecuencias de sus decisiones. Sebastián no reaccionó bien y trató de manipularla, pero Sofía ya no se dejó influenciar por sus palabras. Sabía que lo que había hecho era lo correcto.

Con el paso del tiempo, Sofía comenzó a sanar. Sus amigos, especialmente Alex, Daniel, Caro, y todos los que la rodeaban, le brindaron un apoyo constante. Poco a poco, Sofía volvió a sentirse ella misma. Recobró su confianza, y su vida volvió a llenarse de risas y momentos felices. Empezó a participar en actividades que antes le daban miedo, se inscribió en talleres y comenzó a disfrutar de su tiempo sin la sombra de la relación tóxica.

Un año después, Sofía organizó una reunión con sus amigos en el parque donde todo había comenzado. Juntos celebraron su valentía y el amor propio que había encontrado. Sofía, mirando a sus amigos, se dio cuenta de algo muy importante: no estaba sola. Siempre había tenido a su lado a personas que la querían y la apoyaban, que la ayudaban a superar cualquier obstáculo.

Sofía había aprendido que el amor propio es la base para cualquier relación. Nadie debe vivir en una relación que la haga sentir inferior, ni permitir que la violencia, en cualquiera de sus formas, forme parte de su vida. El verdadero amor, el que ella había encontrado en sus amigos, es aquel que te apoya, te respeta y te hace sentir seguro.

Conclusión

El cuento de Sofía nos enseña una valiosa lección sobre el amor, el respeto y la importancia de rodearse de personas que te valoren por lo que eres. Nadie merece vivir en una relación que le cause dolor o inseguridad. El verdadero amor está basado en el respeto mutuo y la empatía. Sofía, con el apoyo de sus amigos, aprendió a salir de una relación abusiva y a valorar su felicidad y bienestar. Y, al final, comprendió que el amor propio es el primer paso para una vida plena.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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