Cuentos de Amor

El Corazón Compartido

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un parque donde las flores susurraban secretos al viento y las mariposas danzaban bajo un sol sonriente, dos pequeños niños, Sara y David, se encontraron por primera vez. A sus dos años, el mundo era un lienzo de colores brillantes y risas contagiosas, un lugar donde cada día traía una nueva aventura.

Sara, con su cabello rubio recogido en dos pequeñas coletas, exploraba el parque con curiosidad, sus ojos azules reflejaban la maravilla de cada mariposa y flor que descubría. Vestida en un suave vestido rosa, parecía una pequeña flor más entre los jardines del parque.

David, por su parte, llevaba una camiseta azul que hacía juego con el cielo claro de ese día y pantalones cortos que le permitían moverse libremente. Su cabello castaño estaba algo despeinado, señal de las muchas aventuras que ya había tenido ese día.

El destino quiso que sus juegos los llevaran el uno hacia el otro, hasta que, finalmente, se encontraron frente a frente. Entre ellos, casi como si el parque mismo quisiera unirlos, había un juguete en forma de corazón, tan rojo como las rosas que adornaban el camino.

Sara, con una sonrisa, se acercó primero al juguete, extendiendo su manita para tocarlo. David, al verla, sintió una oleada de alegría y se acercó también, colocando su mano sobre la de Sara. En ese momento, con sus dedos tocando el mismo corazón, una chispa de amistad iluminó sus rostros.

Rodeados de la belleza del parque, con el sol sonriendo desde lo alto y un arcoíris adornando el cielo como un puente hacia sueños coloridos, Sara y David comenzaron a jugar. El juguete en forma de corazón pasaba de mano en mano, un símbolo de la conexión que nacía entre ellos, una amistad pura y sincera que solo los niños saben cultivar.

Juntos, exploraron cada rincón del parque, siguiendo mariposas y riendo a carcajadas. Las flores parecían inclinarse a su paso, y el viento llevaba sus risas a cada rincón, anunciando a todos los habitantes del parque que una nueva amistad había nacido.

Con el paso de las horas, el sol comenzó a despedirse, pintando el cielo de tonos anaranjados y rosas. Sara y David, cansados pero felices, se sentaron bajo el árbol más grande del parque, su nuevo lugar favorito. El juguete en forma de corazón reposaba entre ellos, testigo silencioso de la magia de ese día.

Antes de que el parque se tiñera completamente de los colores del atardecer, las madres de Sara y David vinieron a buscarlos. Al verlos juntos, con el juguete en forma de corazón compartido entre sus manos, sonrieron, entendiendo sin palabras que sus hijos habían encontrado algo muy especial ese día: una amistad que prometía ser tan duradera y verdadera como el cielo estrellado que pronto cubriría el parque.

Cada día después de aquel, Sara y David regresaban al parque, a su árbol, a seguir construyendo su amistad. El juguete en forma de corazón siempre estaba con ellos, símbolo de su unión y de los lazos invisibles que el amor y la amistad tejen en nuestras vidas.

Y así, entre juegos y risas, Sara y David aprendieron que no importa cuán grande sea el parque o cuántas mariposas vuelen en él, lo más valioso es tener a alguien con quien compartirlo. Descubrieron que un corazón, aunque sea de juguete, puede unir dos almas destinadas a ser amigas.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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