Había una vez, en una ciudad repleta de luces y sueños por cumplir, dos personas con corazones listos para el amor. Emilio era un joven valiente que había cruzado océanos en busca de nuevas aventuras, y Kimberly era una artista con ojos tan claros como el cristal, que reflejaban la inmensidad de un cielo lleno de estrellas.
Se conocieron una tarde de otoño en un parque, donde las hojas danzaban en el viento como notas de una canción olvidada. Emilio estaba sentado en una banca, absorto en un libro de poesías, y Kimberly pintaba en su lienzo el paisaje teñido de colores cálidos.
Nuestros amigos se vieron y algo mágico sucedió. Sus miradas se encontraron y, sin decir una palabra, supieron que algo especial acababa de nacer en sus corazones. Emilio, con un gesto de caballero, se acercó y le preguntó a Kimberly sobre su pintura. Ella, con una sonrisa que iluminaba más que la propia luna, le compartió su amor por el arte.
Desde ese momento, se volvieron inseparables. Emilio cuidaba de Kimberly, acompañándola en sus exposiciones de arte y llenándola de alegría con pequeñas sorpresas. Kimberly, a su vez, le mostraba a Emilio el mundo a través de los colores de sus lienzos, enseñándole que cada pincelada es una historia por contar.
Con el tiempo, su amor creció tanto que decidieron unir sus vidas para siempre. Su boda fue un hermoso evento bajo las estrellas, con luces que colgaban de los árboles como si fueran luciérnagas guardianas de su felicidad.
Y así llegaron Yoselin y Erik, dos hermosos niños que llenaron sus días de risas y sus noches de cuentos antes de dormir. Yoselin heredó el talento artístico de su madre y la curiosidad de su padre, mientras que Erik tenía la valentía de Emilio y la bondad de Kimberly.
Conclusión:
Emilio y Kimberly enseñaron a sus hijos que el amor es el lazo más fuerte y mágico que podemos tener. Juntos aprendieron que no importa de dónde vienes ni a dónde vas, siempre y cuando vayas con amor. Yoselin y Erik crecieron sabiendo que, al igual que sus padres, el amor verdadero es el mejor viaje de todos.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.