En una pequeña ciudad, donde todos se conocían, vivía Lucas con su Papá y su Mamá. Todos en la ciudad decían que era el mejor papá del mundo. Y Lucas estaba completamente de acuerdo con eso.
Cada fin de semana, su papá organizaba aventuras emocionantes para la familia. A veces, visitaban el bosque encantado cerca de su casa, otras veces armaban una tienda de campaña en el jardín y contaban historias bajo las estrellas.
Su mamá, con su cabello moreno brillante, siempre llevaba deliciosos bocadillos y jugaba con ellos.
Una noche, mientras Lucas se encontraba en su cama, tuvo una idea maravillosa. Quería agradecer a su papá por todas las aventuras y demostrarle cuánto lo quería. Con ayuda de su mamá, comenzó a planificar un viaje sorpresa.
Pasaron días recolectando piedras brillantes del jardín, conchas del mar y plumas de aves. Su mamá, con sus habilidades secretas, transformó esos tesoros en un mapa del tesoro. El «Tesoro» era una caja que Lucas llenó con dibujos de sus aventuras familiares y mensajes de amor para su papá.
Una mañana soleada, Lucas le entregó el mapa a su papá y le dijo: «Hoy tú eres el aventurero, y yo soy el guía». Su papá sonrió, emocionado, y juntos, con mamá, comenzaron a seguir el mapa. Recorrieron la ciudad, el bosque, la playa, hasta llegar al viejo árbol donde Lucas y su mamá habían escondido el tesoro.
Cuando su papá abrió la caja y vio todos los recuerdos y mensajes de amor, una lágrima rodó por su mejilla. Abrazó fuerte a Lucas y a su mamá, agradecido por ese momento tan especial.
Conclusión:
No importa cuántas aventuras vivamos, lo más valioso es el amor y el tiempo que compartimos con nuestras familias. A veces, las pequeñas sorpresas llenas de amor significan más que cualquier tesoro en el mundo.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.