Cuentos de Amor

El Susurro de las Estrellas

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un pequeño pueblo donde las estrellas parecían hablar con sus destellos, vivían dos chicas llamadas Kristal y Ángela.

Kristal, con sus ojos tan azules como el cielo en un día claro, era una soñadora que amaba la música y las historias de aventuras. Ángela, con sus cabellos castaños que danzaban al viento como hojas en otoño, era una apasionada amante de la naturaleza y los animales.

Ambas se conocieron en la escuela y rápidamente se convirtieron en las mejores amigas. Compartían todo: risas, secretos, y sueños. Pero había algo que ambas ocultaban en lo más profundo de su corazón: estaban enamoradas la una de la otra, pero temían confesarlo y arriesgar su preciosa amistad.

Pasaban las tardes juntas en el viejo muelle del pueblo, viendo cómo el sol se escondía tras las montañas y dejaba el cielo teñido de colores. Aquí, entre risas y juegos, el amor de Kristal y Ángela crecía en silencio.

Un día, mientras estaban sentadas bajo el gran roble del parque, Kristal tomó su guitarra y comenzó a tocar una melodía dulce y melancólica. Ángela escuchaba atentamente, sus ojos castaños reflejaban cada nota. Al terminar la canción, Ángela dijo suavemente: «Esa melodía es tan hermosa, ¿cómo se llama?» Kristal, con un suspiro, respondió: «La llamo ‘El susurro de las estrellas’. Es sobre el amor no confesado, sobre los sentimientos que se esconden bajo las estrellas».

Aquellas palabras resonaron en Ángela, quien sentía lo mismo. Pero el miedo a arruinar su amistad la mantenía en silencio. Así, las estrellas se convirtieron en testigos silenciosos de su amor oculto.

El festival anual del pueblo se acercaba, y con él, la oportunidad de que Kristal y Ángela participaran en el concurso de talentos. Decidieron presentar «El susurro de las estrellas», con Kristal en la guitarra y Ángela cantando.

Los días previos al festival estuvieron llenos de ensayos y risas, pero también de momentos tensos cuando sus miradas se cruzaban. Ambas sabían que la canción era un reflejo de sus sentimientos, pero ninguna se atrevía a dar el primer paso.

Llegó el día del festival, y el pueblo se llenó de música, luces y alegría. Kristal y Ángela subieron al escenario, sus corazones latiendo al unísono. Comenzaron a interpretar su canción, y cada palabra, cada nota, era un pedazo de su amor no dicho.

La actuación fue mágica. La gente aplaudió emocionada, pero para Kristal y Ángela, el mundo se había reducido a ellas dos en ese escenario. Al terminar la canción, se miraron a los ojos, y en ese momento, todo el miedo desapareció.

Ángela, con una voz temblorosa, pero llena de amor, dijo: «Kristal, esta canción… es como lo que siento por ti». Kristal, con lágrimas en los ojos, respondió: «Yo también, Ángela, siempre he sentido lo mismo».

El público aplaudía, pero ellas estaban en su propio mundo, un mundo donde finalmente habían confesado su amor. Desde ese día, Kristal y Ángela no solo compartieron una amistad, sino un amor profundo y verdadero.

La noticia de su amor se extendió por el pueblo, y aunque algunas personas no entendían, la mayoría las apoyaba. Sus familias, aunque sorprendidas al principio, aceptaron su amor y las llenaron de amor y apoyo.

Kristal y Ángela se convirtieron en un símbolo de amor y aceptación en el pueblo. Juntas, exploraron la vida, siempre guiadas por el brillo de las estrellas que una vez escucharon sus susurros de amor.

Con el tiempo, «El susurro de las estrellas» se convirtió en una canción popular en el pueblo, un himno al amor en todas sus formas. Kristal y Ángela, ahora unidas no solo por la amistad, sino también por el amor, recordaban con cariño aquellos días en el muelle y bajo el roble, donde su amor comenzó en silencio, pero creció fuerte como las olas del mar y los árboles del bosque.

Y así, Kristal y Ángela vivieron una vida llena de amor, aventuras y felicidad, siempre recordando que el verdadero amor es valiente y sincero, y que las estrellas, en su silencioso brillo, siempre estarán allí para escuchar los susurros de dos corazones enamorados.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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