Cuentos de Amor

Entre Hilos y Sonrisas, Un Amor Sin Costuras

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un pequeño y colorido pueblo llamado Arcoíris, había un joven llamado Willy que soñaba con convertirse en un gran artista. Desde pequeño, había mostrado un talento especial para dibujar y pintar, pero además de su amor por el arte, había algo más que le llenaba el corazón: su relación con su papá, un hombre sabio que siempre le contaba historias maravillosas sobre el amor y la amistad. Cada tarde, después de la escuela, Willy y su papá se sentaban juntos en el patio trasero, donde un hermoso jardín florecía con rosas de todos los colores. Allí, Papá compartía relatos de valientes caballeros, princesas encantadas y, por supuesto, de amores que superaban cualquier obstáculo.

Una tarde, mientras el sol se ocultaba lentamente detrás de las colinas, Papá le dijo a Willy: «Hijo, hoy te contaré una historia especial sobre un amor que se tejió entre hilos y sonrisas». Willy, con sus ojos llenos de curiosidad, escuchó atentamente, listo para la aventura.

«Había una vez, en un bosque mágico, una joven llamada Lumi que poseía un don increíble. Lumi podía bordar los sentimientos en hermosos tapices, y sus creaciones eran tan hermosas que llenaban de alegría a todos los que las veían. Sin embargo, había algo que le faltaba a Lumi: el amor. Aunque tenía muchos amigos y su vida estaba llena de colores, sentía un vacío en su corazón», comenzó Papá.

«Un día, mientras Lumi trabajaba en su tela, una brisa suave trajo a su lado a un viajero llamado Elian. Él venía de tierras lejanas, donde los sueños y las realidades danzan juntos. Elian era un joven de cabellos dorados y ojos brillantes, y cuando vio a Lumi bordando, se quedó fascinado. Se acercó a ella y le preguntó: ‘¿Qué es lo que estás creando?’. Lumi, sorprendida por su presencia, le respondió con dulzura: ‘Estoy bordando un tapiz que represente la felicidad. Pero aún le falta algo’.»

«Intrigado, Elian le propuso: ‘Quizás yo pueda ayudarte. Dime, ¿qué le falta a tu tapiz?’. Lumi pensó por un momento y contestó: ‘Le falta amor. No hay alegría plena sin amor en el corazón’. Elian, decidido a ayudarla, le dijo: ‘Juntos, podemos crear algo maravilloso. Te puedo contar historias de amor de lugares lejanos y ustedes podrán bordarlas en tu tapiz’.»

Así, los días pasaron, y Lumi y Elian se reunían todos los días en el bosque. Ella bordaba mientras él narraba las historias más hermosas que jamás había oído. Con cada hilo que Lumi tejía, algo comenzó a brotar entre ellos. La risa y el amor comenzaron a florecer, y el tapiz pronto se llenó de corazones, flores y sueños. Cada día, el amor crecía entre Lumi y Elian.

Un día, mientras trabajaban en el tapiz, Lumi reveló algo: “A veces, tengo miedo de que esto que estamos creando se deshaga, como los sueños que se esfuman al despertar”. Elian, con una sonrisa en el rostro, respondió: “Te prometo que mientras estemos juntos, jamás se desvanecerá. El amor verdadero siempre perdura, sin importar las circunstancias”. Con esas palabras, Lumi sintió que su corazón vibraba de felicidad.

Entonces llegó un día frío y nublado. Un oscuro hechicero del bosque, celoso de la alegría de Lumi y Elian, decidió robar el amor que había brotado entre ellos. Con un hechizo, separó a la joven pareja, llevándose a Elian lejos, a un lugar que ni Lumi podía imaginar. Cuando Lumi despertó, se dio cuenta de que su amor había desaparecido. Con lágrimas en los ojos, se sentó en el suelo donde solía crear el tapiz. Pero en su corazón, no todo estaba perdido.

Con la determinación que la caracterizaba, Lumi se levantó y comenzó a bordar nuevamente. Cada hilo que entrelazaba era un recuerdo de su amor por Elian. Con cada puntada, su corazón hablaba de un amor que no se apagaba. Sin embargo, el vacío seguía presente, y ella sabía que debía encontrar a Elian.

Un día, mientras buscaba en el bosque, se encontró con un pequeño duende llamado Tula. Era un ser mágico que conocía todos los secretos del bosque. Al ver a Lumi llorar, le preguntó: «¿Por qué estás tan triste?». Lumi le explicó lo que había pasado, y Tula, con su voz suave, dijo: «El amor verdadero siempre encuentra el camino de vuelta. Si deseas encontrar a Elian, necesitas un corazón valiente y un deseo puro».

Tula le ofreció su ayuda, y juntos comenzaron la búsqueda. Atravesaron ríos encantados, montañas altas y bosques oscuros. En cada rincón del bosque, Lumi dejaba pedazos de su tapiz, como un rastro del amor que había perdido. Cada vez que lo hacía, sentía que Elian se acercaba un poco más.

Finalmente, después de un largo viaje, Lumi llegó a una cueva oscura. Allí encontró a Elian, atrapado por el hechizo del mago. Con el coraje que había aumentado en su corazón, se acercó a él y le dijo: «El amor siempre encuentra una manera. Yo creo en nosotros». Con esas palabras, el hechizo comenzó a desvanecerse y Elian fue liberado.

Cuando finalmente se encontraron, la alegría llenó la cueva, y los dos, abrazándose, sintieron cómo sus corazones latían juntos de nuevo. El duende Tula sonreía desde la entrada de la cueva, sabiendo que el amor había triunfado. Mientras Lumi y Elian salían juntos, el sol comenzó a brillar. Se dieron cuenta de que juntos habían creado un amor más fuerte, uno que había sido tejido no solo con hilos sino con valor, perseverancia y felicidad.

A partir de aquel día, Lumi y Elian continuaron bordando juntos, este vez no solo historias de amor, sino un sinfín de sueños hechos realidad. Y así, en Arcoíris, se cuenta que el amor verdadero es un tapiz que nunca se deshace, y que siempre hay hilos coloridos para aquellos que están dispuestos a tejer sus sueños juntos. La historia de Lumi y Elian se convirtió en un legado, donde el amor, la amistad y la valentía son los hilos que unen a todos, dejando una sonrisa en sus corazones.

Y hoy, cuando Willy miraba su jardín, entendía que el amor, como los coloridos hilos del tapiz, tenía el poder de unir a las personas de formas mágicas y hermosas. Mirando a su papá, sonrió, sabiendo que juntos podían crear su propia historia.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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