Cuentos de Amor

La historia de Laila, Alison, Mía y Elías

Lectura para 10 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un pequeño pueblo lleno de coloridas casas y jardines florecidos, vivían cuatro amigos: Laila, Alison, Mía y Elías. Los cuatro solían pasar sus tardes juntos, jugando en el parque bajo la sombra de un gran árbol. Sin embargo, había algo que Laila, Alison y Mía compartían además de su amistad: las tres estaban profundamente enamoradas de Elías.

Laila era una chica de espíritu aventurero y curiosidad infinita. Con su cabello rizado y gafas grandes, siempre estaba lista para una nueva exploración. Alison, en cambio, era la soñadora del grupo. Con su larga melena rubia y su vestido rosa favorito, siempre tenía la cabeza en las nubes, imaginando historias de princesas y caballeros. Mía, con su cabello corto y oscuro, era la más práctica de las tres. Siempre vestida con ropa cómoda para correr y trepar, solía ser la líder en las travesuras del grupo.

Elías, el cuarto integrante de este alegre cuarteto, era un chico amable y generoso. Con su cabello castaño y una sonrisa que podía iluminar cualquier día nublado, él era el pegamento que mantenía unido al grupo. Aunque él no se daba cuenta, las tres chicas estaban enamoradas de él. Sin embargo, Elías, con su carácter despistado, no parecía notar los sentimientos especiales que cada una de sus amigas albergaba por él.

Un día, mientras jugaban en el parque, Laila decidió que ya no podía seguir guardando sus sentimientos en secreto. Reunió todo su valor y se acercó a Elías mientras los demás estaban ocupados recogiendo flores. «Elías,» comenzó, nerviosa, «hay algo que quiero decirte.»

Elías la miró con una sonrisa, pero antes de que Laila pudiera continuar, Alison apareció de repente. «¡Elías, ven a ver estas flores! Son hermosas,» exclamó, interrumpiendo a Laila sin darse cuenta. Laila suspiró y decidió que quizás otro momento sería mejor.

Alison, sin saber lo que había interrumpido, decidió que esa tarde también sería el momento perfecto para confesar sus sentimientos. Se acercó a Elías cuando estaba sentado bajo el árbol, leyendo un libro. «Elías,» dijo suavemente, «quiero decirte algo importante.» Pero justo en ese momento, Mía llegó corriendo con una pelota en la mano. «¡Elías, ven a jugar un rato!» Alison se quedó con las palabras en la boca, y Elías, siempre dispuesto a divertirse, se levantó para unirse a Mía.

La tarde continuó, y las tres chicas se dieron cuenta de que todas querían lo mismo: el cariño de Elías. Decidieron que lo mejor sería ser honestas y hablar entre ellas. Se reunieron bajo el gran árbol mientras Elías estaba distraído buscando tréboles de cuatro hojas.

«Laila, Alison,» comenzó Mía, «creo que debemos hablar sobre algo importante. Las tres queremos a Elías, ¿verdad?» Laila y Alison asintieron, algo apenadas. «Entonces, ¿qué hacemos? No podemos seguir así, escondiendo nuestros sentimientos.»

Las tres amigas se miraron, sabiendo que Mía tenía razón. Laila, siempre la más valiente, sugirió una idea. «Podríamos decirle la verdad juntas. No como una competencia, sino como amigas. Si realmente nos quiere, sabrá elegir de corazón.»

Alison y Mía estuvieron de acuerdo. Así que, con el corazón latiendo con fuerza, llamaron a Elías. El chico, sin sospechar nada, se acercó sonriendo. «¿Qué pasa, chicas?»

Laila tomó aire y empezó. «Elías, hay algo que las tres queremos decirte. Nos gustas, a las tres. Sabemos que es complicado, pero queríamos ser honestas contigo y con nosotras mismas.»

Elías, sorprendido, se quedó en silencio por un momento. Miró a cada una de sus amigas y luego habló con una voz suave pero firme. «Chicas, no sabía que se sentían así. Les agradezco que me lo digan, pero… hay algo que debo confesar también.»

Las tres lo miraron expectantes. Elías continuó. «Ustedes son mis mejores amigas, y las quiero mucho. Pero mi corazón ya pertenece a alguien más. Hay una chica en mi clase que me gusta desde hace tiempo.»

Laila, Alison y Mía se miraron entre sí, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. Al menos, ahora sabían la verdad y podían seguir adelante. «Entendemos, Elías,» dijo Alison con una sonrisa, «gracias por ser honesto con nosotras.»

Desde ese día, las tres amigas decidieron que su amistad era más importante que cualquier otra cosa. Siguieron jugando juntos, compartiendo risas y aventuras, pero con una nueva claridad en sus corazones. Y así, aprendieron una valiosa lección sobre la importancia de la honestidad y la verdadera amistad.

Fin

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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