Cuentos de Amor

La Llegada de un Corazón Nuevo

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez, en un pequeño pueblo, tres amigos muy especiales: Juan David, Héctor y Maribel. Juan David era un niño curioso, siempre preguntando cosas sobre el mundo que lo rodeaba. Héctor era muy divertido y le encantaba contar chistes que hacían reír a todos. Maribel, por otro lado, era dulce y amable, siempre ayudando a sus amigos y cuidando de ellos como una pequeña mamá.

Un día, mientras jugaban en el parque, Juan David se sentó en una banca y miró al cielo. «Hoy siento que algo especial va a suceder», dijo emocionado. Héctor, con su risa contagiosa, respondió: «¡Ojalá sea un dragón que viene a jugar con nosotros!». Maribel, con una sonrisa, dijo: «O quizás sea una lluvia de estrellas que nos concederá deseos».

Los tres amigos soñaban despiertos, pero no sabían que justo en ese momento, al borde del parque, una pequeña mariposa de colores brillantes los estaba observando. Se llamaba Lila y había llegado al pueblo en busca de amor y amistad. Lila había viajado por muchos lugares, pero en ninguno había encontrado el corazón cálido que tanto deseaba.

Al ver a los tres amigos riendo y jugando, Lila decidió acercarse. Se posó suavemente sobre el hombro de Juan David. Él, sorprendido, se giró y exclamó: «¡Wow, mira esta mariposa! ¡Es tan hermosa!». Maribel, al ver a la mariposa, se acercó despacio y dijo: «¡Hola, pequeña! ¿Cuál es tu nombre?».

Lila, sintiendo la bondad en las palabras de Maribel, respondió: «¡Hola! Me llamo Lila. He viajado por muchos lugares buscando amor y amistad. ¿Puedo quedarme con ustedes un ratito?». Juan David y Héctor se miraron emocionados y, al unísono, dijeron: «¡Sí, claro! ¡Nos encantaría tenerte aquí!».

Desde ese día, Lila se convirtió en parte de su grupo. Cada tarde, después de la escuela, los tres amigos se reunían en el parque con Lila. Juntos jugaban a las escondidas, hacían dibujos en el suelo con tiza y compartían historias. Lila les contaba sobre sus viajes, y ellos le hablaban de su vida en el pueblo. Pronto, la mariposa se sintió muy querida.

Un día, mientras jugaban cerca de un hermoso árbol, Juan David tuvo una idea brillante. «¡Hagamos una fiesta para celebrar nuestra amistad!», propuso. Todos estaban de acuerdo y comenzaron a planearlo. Maribel se encargó de hacer la decoración. «Voy a hacer guirnaldas de papel», dijo emocionada. Héctor se ofreció para preparar algunos bocadillos. «¡Yo puedo hacer las galletas más divertidas del mundo!», aseguró. Y Lila, con su magia, prometió hacer que el lugar brillara con luciérnagas.

Con el correr de los días, el día de la fiesta llegó. El parque estaba lleno de globos de colores, y la gente del pueblo se acercó a ver qué estaba sucediendo. La alegría era contagiosa. La música sonaba y todos bailaban, disfrutando de la comida y la compañía. Lila, con un suave aleteo, iluminaba el lugar con su luz mágica, haciendo que la noche se llenara de destellos.

Durante la fiesta, Maribel, Juan David y Héctor compartieron un momento muy especial. Miraron a su alrededor, vieron a sus amigos y familiares sonriendo, y se dieron cuenta de cuánto se querían. «Nunca había imaginado que podríamos ser tan felices juntos», dijo Maribel, con ojos brillantes. «Sí, esto es amor de amistad», respondió Juan David. Héctor, siempre el payaso, agregó: «¡Y también de galletas!».

La fiesta continuó, y mientras todos disfrutaban, Lila se sintió llena de amor. Se dio cuenta de que había encontrado precisamente lo que había estado buscando. Ahí, en ese pequeño grupo, en ese parque animado, estaba su corazón nuevo.

Cuando la noche llegó a su fin, Lila se dirigió a sus amigos y les dijo: «Gracias por darme un lugar en su amistad. Nunca pensé que encontraría tanto amor en un solo lugar». Los amigos se abrazaron, uniendo sus corazones en un lazo imposible de romper.

Lila comprendió que la amistad verdadera era el amor más puro que podía existir. Y así, en ese pequeño pueblo, la mariposa vivió junto a sus nuevos amigos, siempre dispuesta a compartir risas y felicidad.

Desde entonces, Juan David, Héctor, Maribel y Lila se convirtieron en inseparables. Visitaban juntos el parque, ayudaban a los demás en el pueblo y hasta organizaban más fiestas para que todos pudieran disfrutar del amor y la amistad que habían encontrado.

Los días pasaban, pero su amistad seguía floreciendo como una hermosa mariposa en un jardín lleno de luz. Aprendieron que el amor no siempre tiene que ser romántico. A veces, el amor más grande viene de las amistades sinceras y de las risas compartidas.

Y así fue como Lila, la mariposa, encontró su corazón nuevo, porque el verdadero amor se encuentra en ser parte de la vida de quienes más queremos. Cada uno de ellos tuvo un lugar muy especial en el corazón del otro, y esa conexión perduró a lo largo del tiempo, creciendo siempre más fuerte como un lazo de amor que nunca se rompería.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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