Cuentos de Amor

La Sombra de la Infidelidad: Un Giro Inesperado en la Vida de Roberto

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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Roberto y Penélope vivían en un pequeño pueblo lleno de colores y sonrisas. Desde que se conocieron en la escuela primaria, sus vidas estuvieron entrelazadas por una amistad profunda y sincera que, con el tiempo, se transformó en un bonito amor. Ambos compartían los mismos sueños: viajar por el mundo, descubrir lugares mágicos y construir una gran familia cuando fueran grandes. Pero como a veces ocurre en las historias, no todo era perfecto en su mundo. Había un secreto que comenzaba a nublar el brillante cielo que ellos habían construido juntos.

Roberto era un joven amable y muy popular en el pueblo. Tenía muchos amigos y siempre se mostraba cariñoso con Penélope, aunque a veces algo distraído. Ella, por su parte, era valiente y soñadora, y aunque confiaba en él casi sin dudar, había comenzado a notar pequeños detalles que la hacían preguntarse si todo seguía siendo igual. Por ejemplo, Roberto había empezado a llegar tarde a sus encuentros y a ocultar su teléfono cada vez que alguien a su alrededor se acercaba.

Una tarde, mientras caminaban hacia el parque, Penélope decidió hablar con Roberto de manera directa. «Roberto, ¿por qué ya no pasamos tanto tiempo juntos? Antes me contabas todo, y ahora siento que algo está cambiando». Roberto, incómodo, evitó mirarla a los ojos y susurró: «No es nada, Penélope. Solo estoy ocupado con algunas cosas de la escuela y los amigos». Pero en el fondo, ella sentía que había algo más.

Al día siguiente, Penélope se encontró con Lucía, una chica nueva que había llegado al pueblo. Lucía era simpática y, según algunos amigos en común, había empezado a pasar bastante tiempo con Roberto. Penélope sintió un pequeño pinchazo en el corazón. Intentó no sacar conclusiones, pero la voz de la duda comenzó a crecer dentro de ella. Recordó todas las historias que había escuchado en la televisión y en los libros sobre la infidelidad y cómo podía destruir lo que parecía felicidad.

Pensando en eso, decidió buscar respuesta. Primero trató de hablar con Roberto, pero él seguía evadiendo el tema. Entonces, decidió seguirlo una tarde después de la escuela. Sigilosamente, lo vio entrar a un café, y para su sorpresa, no estaba solo. Allí estaba Lucía, sonriendo y agarrando la mano de Roberto. Penélope sintió el mundo dar vueltas y una tristeza inmensa cayó sobre su pecho. Roberto, su amigo y amado, le estaba siendo infiel.

El dolor que sintió fue tan fuerte como una tormenta que arrasa con todo a su paso. Corrió hacia el parque, se sentó en un banco y comenzó a llorar. Pero ese también fue el momento en que supo que debía ser valiente. No podía dejar que la tristeza la hundiera. Tenía que enfrentar la situación con la misma valentía con la que había enfrentado siempre los problemas.

Al día siguiente, Penélope decidió no contar a nadie lo que había visto aún. Quería hablar primero con Roberto, buscar una explicación y descubrir qué era lo que realmente pasaba. Cuando terminó la escuela, lo encontró sentado bajo el gran árbol en el centro del parque, mirando hacia el cielo gris.

«Roberto», dijo con voz firme pero suave, «sé lo que está pasando. Sé que has estado viendo a Lucía y eso me duele mucho». Roberto bajó la mirada, incapaz de responder. Después de unos segundos que parecieron eternos, dijo: «Penélope, tienes razón. No he sido honesto contigo y lo siento. No quería herirte, pero no sabía cómo decirte la verdad». Ella lo escuchó en silencio, tratando de calmar el torbellino de sentimientos que la invadía.

Entonces Roberto empezó a hablar de sus miedos, de su confusión y de cómo, sin querer, había lastimado a la persona que más quería. «Penélope», dijo con lágrimas en los ojos, «me he equivocado mucho. No sé qué va a pasar, pero sé que quiero recuperarte y ser mejor para ti». Aunque su voz sonaba sincera, Penélope sabía que las palabras no eran suficientes. Las acciones serían las que marcarían la diferencia.

Durante los días que siguieron, Roberto hizo un esfuerzo enorme para demostrarle a Penélope cuánto la valoraba. Le enviaba notas y dibujaba pequeños corazones en las hojas de su cuaderno. También se unió a sus actividades favoritas, y lo más importante, comenzó a ser más transparente y abierto con ella. Poco a poco, el muro de tristeza que había levantado Penélope empezó a desmoronarse, dejando espacio para una nueva esperanza.

Pero no todo fue fácil. Lucía, al darse cuenta de que Roberto se estaba alejando, comenzó a enviar mensajes a Penélope, intentando crear conflictos y haciendo que ella dudara aún más. «¿Estás segura de que Roberto dice la verdad? Quizás solo te está usando», escribía. Penélope sintió cómo esas palabras la golpeaban y se llenaba de dudas. Pero recordó un consejo que su abuela siempre le daba: «La confianza se construye con hechos, no con miedos».

Decidida a aclarar todo, Penélope invitó a Roberto a un lugar especial, el mirador más alto del pueblo, donde podían ver el sol caer detrás de las montañas. Allí, con el viento acariciando sus rostros y la luz dorada rodeándolos, Penélope le dijo: «Roberto, quiero creer en ti, en nosotros. Pero necesito que no haya secretos, que podamos hablar y enfrentar todo juntos».

Roberto asintió con sinceridad y prometió no defraudarla más. En ese momento, ambos comprendieron que el amor verdadero no es perfecto ni fácil, pero sí vale la pena luchar por él, sobre todo cuando hay respeto y honestidad.

Pasaron los meses, y aunque de vez en cuando surgían nuevos retos, Roberto y Penélope aprendieron a comunicarse mejor. La experiencia les enseñó a valorar lo que tenían y a no dar nada por sentado. También entendieron que una segunda oportunidad es un regalo que sólo se debe aceptar con mucho amor y compromiso.

Finalmente, el tiempo curó las heridas y fortaleció su relación. Roberto no solo recuperó la confianza de Penélope, sino que se convirtió en una persona más consciente y responsable. Penélope, por su parte, descubrió una fortaleza interior que no sabía que tenía y aprendió que, aunque a veces las situaciones parecen oscuras, siempre hay luz al final del camino si se es valiente.

Así, en ese pequeño pueblo lleno de colores y sonrisas, Roberto y Penélope continuaron su historia, ahora con el corazón más unido que nunca y con la certeza de que el amor verdadero se construye día a día, con sinceridad, respeto y mucha valentía.

La conclusión que ambos aprendieron fue sencilla pero profunda: el amor no es perfecto y a veces duele, pero si hay respeto y honestidad, siempre es posible superar los problemas y crecer juntos. La infidelidad había sido una sombra en su camino, pero gracias a su esfuerzo y confianza, esa sombra se desvaneció y dejó lugar a un amor más fuerte y auténtico.

Y así, con esa lección guardada en su corazón, continuaron viviendo, soñando y amando, conscientes de que toda relación necesita cuidado, paciencia y verdad para florecer en su forma más hermosa.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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