En un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos vivían Roberto y Penélope, una pareja que todos en el pueblo admiraban. Eran jóvenes, llenos de sueños y promesas, y parecían tener un amor tan fuerte que nada podía romperlo. Roberto, un muchacho valiente y trabajador, ayudaba a su familia en el campo y siempre encontraba tiempo para estar con Penélope, quien era dulce, alegre y tenía una sonrisa que iluminaba cualquier lugar.
Un día, mientras el pueblo se preparaba para la gran fiesta anual, llegó al pueblo un joven llamado Lucas. Era un viajero que había recorrido muchos lugares y tenía historias sorprendentes que contar. Su llegada causó gran curiosidad entre los habitantes, y Penélope no fue la excepción. Lucas era simpático y encantador, y a Penélope le gustaba escucharlo, hablar sobre aventuras y tierras lejanas. Sin embargo, Roberto notó que Penélope empezaba a distraerse con las historias de Lucas y a pasar más tiempo hablando con él.
Roberto intentó no darle importancia, pero un día, al pasar cerca de donde Lucas y Penélope conversaban, escuchó frases que no le gustaron nada. Pensó que quizás Lucas estaba tratando de apartarla de él, y eso le dolió mucho. Decidió que debía hablar con Penélope y aclarar todo, pero justo cuando quiso hacerlo, Penélope se fue a caminar cerca del río, donde Lucas la había invitado.
Roberto sintió un nudo en el estómago. No sabía qué estaba pasando exactamente, pero sentía que su relación con Penélope se estaba poniendo frágil. Mientras caminaba hacia el río, recordó todas las promesas que se habían hecho, todas las risas compartidas y los momentos felices. No quería perderla por nada del mundo.
Al llegar al río, encontró a Penélope y Lucas sentados juntos, hablando animadamente. Penélope se sorprendió al ver a Roberto tan serio y preocupado. Roberto, con voz temblorosa, les pidió que le explicaran qué estaba pasando. Lucas intentó defenderse diciendo que solo eran amigos y que no tenía intención de alejarlos. Pero Roberto vio en los ojos de Penélope una confusión que antes no había sentido.
A partir de ese momento, las cosas entre Roberto y Penélope comenzaron a cambiar. Roberto se volvió más celoso y desconfiado, tratando de controlar a Penélope, mientras que ella se sentía atrapada y triste porque sentía que su libertad se veía limitada. Lucas, por su parte, continuaba intentando acercarse a Penélope, aunque sabía que eso podría causar problemas.
Una tarde, cuando Penélope estaba en la plaza del pueblo, Lucas se acercó y le dijo que debía hablar con ella en privado. Penélope, con el corazón dividido, accedió. Lucas le contó que había venido para conocerla a ella y entender ese amor tan especial del que hablaban todos en el pueblo. Penélope empezó a sentir que quizá había más misterios detrás de la llegada de Lucas de lo que pensaba.
Esa noche, cuando Roberto volvió a casa, encontró a Penélope preocupada y distante. Intentó hablar con ella, pero Penélope no quiso decirle lo que Lucas le había confesado. Esto provocó que Roberto se sintiera aún más inseguro y triste. Decidió entonces buscar consejo con su amigo Mateo, un joven sabio que siempre tenía palabras de apoyo y consejo.
Mateo le dijo a Roberto que el amor no debía estar basado en la posesión o el control, sino en la confianza y el respeto. Eso hizo que Roberto reflexionara mucho y comprendiera que, para recuperar a Penélope, tenía que cambiar su forma de actuar y dejar que ella fuera libre. Pero también sentía miedo, porque no quería perderla y le dolía la idea de que otra persona pudiera separarlos.
Al día siguiente, Roberto fue a visitar a Penélope y le pidió disculpas por sus celos y por no haber confiado en ella. Penélope, con lágrimas en los ojos, le explicó que Lucas le había hablado sobre su vida como viajero y de la importancia de la honestidad. Ella le había contado a Lucas sobre él y lo mucho que lo amaba, sin embargo, ese día había sentido miedo y confusión porque no sabía cómo manejar la situación.
Los dos decidieron apoyarse mutuamente y hacer que su amor fuera más fuerte que cualquier duda o problema. Penélope prometió ser sincera siempre, y Roberto prometió dejar de lado sus miedos para darle la confianza que necesitaban ambos. Pero justo cuando creían que podían superar sus dificultades, una noche, Lucas desapareció misteriosamente del pueblo.
Todos hablaron de eso y se preguntaban qué había pasado. Penélope y Roberto, aunque tristes por la pérdida del amigo que había generado tanto conflicto, sintieron un alivio en sus corazones. No sabían si Lucas se había ido por sus propios motivos o porque algo malo le había sucedido, pero decidieron no dejar que ese misterio arruinara su relación.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.