Había una vez, en un pequeño y acogedor pueblo, una niña llamada Mariel. Mariel tenía el cabello rizado y castaño, y siempre llevaba un vestido rojo que su abuela Chinis le había regalado. Ella era una dulce abuela con el cabello gris y ojos llenos de sabiduría, que siempre vestía un vestido azul que hacía juego con su espíritu sereno.
Un día, mientras el sol brillaba suavemente a través de las ventanas de la sala, Mariel y su abuela se sentaron juntas en el sofá, rodeadas de libros y plantas. Mariel miró a su abuela con ojos llenos de amor y comenzó a hablar.
«Abuela Chinis, quiero decirte algo muy importante. Quiero que sepas todas las razones por las que te quiero mucho,» dijo Mariel con una sonrisa.
Chinis, con una sonrisa cálida, acarició suavemente la mejilla de Mariel y le respondió, «Oh, querida Mariel, me encantaría escucharlo. Dime, ¿por qué me quieres tanto?»
Mariel tomó una respiración profunda y comenzó a contar.
«Te quiero porque siempre estás ahí para mí, abuela. Cuando me siento triste, tú me abrazas y me haces sentir mejor. Recuerdo cuando perdí mi juguete favorito y estaba llorando mucho. Tú me dijiste que todo estaría bien y me ayudaste a buscarlo hasta que lo encontramos. Me diste un abrazo tan grande que supe que todo estaría bien.»
Chinis asintió, recordando ese momento con cariño. «Siempre estaré aquí para ti, Mariel. Tú eres mi pequeña tesoro.»
Mariel continuó, «También te quiero porque me enseñas cosas nuevas cada día. Como la vez que me mostraste cómo hacer galletas. Juntas hicimos la masa, cortamos las formas y las decoramos con chispas de colores. Fue tan divertido, y las galletas estaban deliciosas. Aprendí que cocinar puede ser una gran aventura.»
«Y tú eres una excelente chef, Mariel,» dijo Chinis riendo. «Esas galletas fueron las mejores que he probado.»
Mariel se rió también y siguió hablando. «Te quiero porque me cuentas historias increíbles. Cada noche, cuando me acuesto, tú vienes a mi habitación y me lees un cuento. Tus historias me llevan a lugares mágicos, con hadas, dragones y aventuras emocionantes. Me haces soñar en grande, abuela.»
«Las historias son para soñar, mi niña. Y tú tienes una imaginación maravillosa,» dijo Chinis, acariciando el cabello de Mariel.
«Te quiero porque siempre sabes cómo hacerme reír. Recuerdo cuando hicimos una fiesta de té en el jardín. Te pusiste un sombrero divertido y hablaste con una voz graciosa. Nos reímos tanto que me dolía la barriga. Tus bromas y juegos siempre hacen que mis días sean más felices.»
«Reír es importante, Mariel. La risa es el mejor remedio para cualquier tristeza,» dijo Chinis, sonriendo con cariño.
Mariel hizo una pausa y miró a su abuela con ojos brillantes. «Pero, abuela, lo que más quiero decirte es que te quiero porque eres tú. Eres la persona más amable, amorosa y generosa que conozco. Siempre piensas en los demás y haces todo lo posible para que todos sean felices. Tu corazón está lleno de amor, y eso me hace quererte aún más.»
Chinis sintió una lágrima de felicidad deslizarse por su mejilla. «Oh, Mariel, me haces sentir tan especial. Yo también te quiero mucho, mi niña. Eres la luz de mi vida.»
Mariel se abrazó a su abuela con fuerza, sintiendo el calor y la seguridad de su amor. «Abuela, prometo siempre estar a tu lado, cuidarte y quererte tanto como tú me quieres a mí.»
Y así, Mariel y su abuela Chinis se quedaron juntas en el sofá, compartiendo un momento lleno de amor y ternura. La sala estaba llena de la calidez de su cariño, y el sol seguía brillando suavemente, como si también quisiera ser parte de ese hermoso instante.
Desde ese día, Mariel y Chinis continuaron creando recuerdos juntos. Cocinaban, reían, leían y, sobre todo, se amaban. Cada día era una nueva oportunidad para demostrar el amor que se tenían, y sabían que ese vínculo especial nunca se rompería.
Y colorín colorado, este cuento de amor ha terminado.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.