Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de verdes colinas y ríos cristalinos, una joven llamada Adisson. Adisson era una mujer alegre y trabajadora, con largos cabellos castaños que brillaban bajo el sol y unos ojos llenos de esperanza. Vivía con su pequeña hija, Míriam, una niña de rizos dorados y una sonrisa que iluminaba el día de cualquiera. Míriam era la adoración de Adisson y juntas compartían un lazo muy especial.
Adisson estaba comprometida con Marcos, un hombre de cabello corto y castaño, con quien había estado saliendo por varios años. Marcos era amable y trabajador, pero en el fondo de su corazón, Adisson sentía que algo faltaba en su relación. Aunque lo quería, no sentía que su amor fuera suficiente para sostener un matrimonio feliz a largo plazo. Sin embargo, decidió seguir adelante, pensando que quizá con el tiempo todo mejoraría.
Un día, mientras paseaba con Míriam por el parque, Adisson conoció a Isaac, un joven con cabello negro y una sonrisa cálida que hizo que su corazón diera un vuelco. Isaac era nuevo en el pueblo y había venido para trabajar en un proyecto comunitario que buscaba revitalizar las áreas verdes y promover la sostenibilidad. Su pasión por el medio ambiente y su dedicación a la comunidad impresionaron a Adisson desde el primer momento.
Isaac y Adisson comenzaron a encontrarse frecuentemente en el parque, siempre con Míriam a su lado. Las charlas casuales se convirtieron en largas conversaciones sobre sus sueños y aspiraciones. Adisson se sorprendió al darse cuenta de cuánto disfrutaba la compañía de Isaac y de cómo su corazón latía más rápido cada vez que lo veía. A medida que pasaba el tiempo, estos sentimientos crecieron y Adisson comenzó a cuestionar su relación con Marcos.
Un día, mientras Míriam jugaba con su osito de peluche bajo un árbol, Isaac se acercó a Adisson y le confesó sus sentimientos. Le dijo que desde que la había conocido, no podía dejar de pensar en ella y que sentía algo muy especial por ella y Míriam. Adisson, sorprendida y conmovida, le confesó que ella también sentía lo mismo, pero que estaba comprometida con Marcos y no sabía qué hacer.
Adisson decidió hablar con su madre, una mujer sabia y comprensiva que siempre la había apoyado en los momentos difíciles. Su madre, con su cabello canoso y sus ojos llenos de ternura, escuchó atentamente mientras Adisson le contaba sobre sus sentimientos por Isaac y sus dudas respecto a Marcos. Después de escucharla, su madre le dijo: «Adisson, el amor verdadero es algo que no se encuentra fácilmente. Si has encontrado a alguien que te hace sentir así de especial y feliz, no deberías ignorar esos sentimientos. Tienes que seguir a tu corazón.»
Con el apoyo de su madre, Adisson tomó la difícil decisión de hablar con Marcos. Fue una conversación dolorosa, pero necesaria. Le explicó a Marcos que aunque lo quería, no sentía que su amor fuera suficiente para construir una vida juntos. Marcos, aunque herido, comprendió y aceptó la decisión de Adisson, deseándole lo mejor para su futuro.
Después de la ruptura, Adisson e Isaac comenzaron a pasar más tiempo juntos. Isaac no solo se preocupaba por Adisson, sino que también adoraba a Míriam. Siempre encontraba formas de hacerla reír y jugaba con ella durante horas. Míriam, que inicialmente estaba un poco confundida, pronto comenzó a ver a Isaac como una figura importante en su vida, alguien que traía alegría y amor a su pequeña familia.
Con el tiempo, la relación entre Adisson e Isaac se fortaleció. Isaac le propuso matrimonio a Adisson en un hermoso día de primavera, en el mismo parque donde se conocieron. Míriam, emocionada, corrió a abrazarlos, feliz de ver a su madre tan contenta. La boda fue una celebración sencilla pero llena de amor, rodeada de amigos y familiares que compartían su felicidad.
Adisson e Isaac trabajaron juntos en varios proyectos comunitarios, combinando su pasión por la sostenibilidad con el amor que compartían. Abrieron un centro comunitario donde enseñaban a los niños sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y promovían actividades ecológicas para toda la familia. Míriam creció en un hogar lleno de amor y aprendizaje, inspirada por el ejemplo de su madre y su nuevo padre.
Unos años después, Adisson recibió una oferta para trabajar en un proyecto internacional sobre sostenibilidad, una oportunidad que siempre había soñado. Sin embargo, esto significaba mudarse a otro país y enfrentarse a nuevos desafíos. Adisson, preocupada por cómo afectaría a Míriam y a su relación con Isaac, decidió hablar con su familia antes de tomar una decisión.
Isaac, siempre apoyándola, le dijo que debía seguir sus sueños y que él y Míriam estarían a su lado en cada paso del camino. Míriam, emocionada por la aventura, también la animó a aceptar la oferta. Con el apoyo incondicional de su familia, Adisson aceptó el trabajo y se embarcaron en una nueva etapa de sus vidas.
La mudanza fue un gran cambio para todos, pero también una oportunidad para crecer y aprender. Adisson se destacó en su nuevo rol, mientras Isaac continuaba trabajando en proyectos comunitarios y apoyando a Míriam en su nueva escuela. Juntos, exploraron nuevos lugares, hicieron nuevos amigos y construyeron una vida llena de amor y aventuras.
A lo largo de los años, la familia enfrentó desafíos y celebró muchos logros. Adisson e Isaac enseñaron a Míriam a seguir sus sueños y a nunca rendirse, mostrándole el poder del amor y la colaboración. Míriam, inspirada por sus padres, creció para ser una joven apasionada y comprometida con el bienestar de su comunidad y el cuidado del planeta.
Un día, mientras la familia paseaba por un parque en su nuevo hogar, Adisson recordó cómo había comenzado todo. Miró a Isaac y a Míriam, sintiendo una profunda gratitud por el amor y el apoyo que siempre habían compartido. Se dio cuenta de que, a pesar de los desafíos y las decisiones difíciles, había encontrado su verdadero hogar en los corazones de aquellos a quienes amaba.
Y así, Adisson, Isaac y Míriam continuaron viviendo felices, demostrando que el amor verdadero puede superar cualquier obstáculo y que, con el apoyo de la familia, los sueños pueden hacerse realidad.
Fin.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.