Cuentos de Animales

El Niño Corazón de Oro y su Reino Animal

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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Había una vez un niño llamado Samuel, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de verdes montañas y hermosos campos llenos de flores. Desde muy pequeño, Samuel había mostrado un gran amor por los animales. Su corazón era tan grande y puro que todos en el pueblo lo conocían como «Samuel, el niño corazón de oro».

Cada mañana, Samuel se despertaba con una gran sonrisa en su rostro, listo para vivir grandes aventuras. Un día, mientras caminaba por el campo, escuchó un suave susurro. Se detuvo y prestó atención. Era una pequeña voz que provenía de un arbusto cercano. Samuel se acercó lentamente y, para su sorpresa, encontró a un pequeño conejo con orejas largas y suaves.

—¡Hola! —dijo el conejo, saltando de alegría—. Mi nombre es Jacobo. He estado buscando a alguien con un corazón bondadoso que me ayude.

Samuel se agachó y miró a Jacobo con curiosidad.

—¿Cómo puedo ayudarte, Jacobo? —preguntó con amabilidad.

—Mis amigos, los animales del bosque, están en problemas. Un gran lobo ha llegado y está asustando a todos. Necesitamos que alguien nos ayude a encontrar una solución —explicó Jacobo con una voz temblorosa.

Samuel sintió que su corazón latía con fuerza por la emoción. Él tenía que ayudar a sus amigos los animales, así que le respondió:

—¡Yo te ayudaré, Jacobo! ¡Vamos a buscar a los demás!

Juntos, Samuel y Jacobo comenzaron su aventura. Se adentraron en el bosque, donde los árboles eran altos y frondosos. A medida que avanzaban, encontraron a una linda ardilla que se llamaba Profe Rosa, porque siempre estaba enseñando a los demás animales sobre las plantas y las frutas del bosque.

—¡Hola, Profe Rosa! —saludó Samuel—. Jacobo me contó que los animales tienen problemas con un lobo. ¿Sabes cómo podemos ayudarlos?

Profe Rosa se puso seria y dijo:

—Sí, he oído hablar de ese lobo. Es muy grande y gruñón, pero tal vez podamos encontrar una manera de asustarlo o hacer que se vaya.

Samuel, Jacobo y Profe Rosa se sentaron juntos a pensar. Mientras pensaban, apareció una mamá pato que llevaba a sus patitos detrás de ella.

—¡Hola, amigos! —dijo Mama Mayra, la mamá pato—. ¿Por qué están tan preocupados?

Samuel le explicó la situación, y Mama Mayra movió su cabeza pensativa.

—Podríamos hacer un gran ruido con los animales del bosque. Si todos aullamos y gritamos juntos, tal vez asustemos al lobo —sugirió.

Samuel se emocionó con la idea y, lleno de energía, dijo:

—¡Es una gran idea! ¡Vamos a reunir a todos los animales del bosque para hacer el gran ruido!

Así que comenzaron a caminar por el bosque, convocando a todos los animales que encontraban. Pronto, habían reunido a un perrito llamado Toby, a un pájaro llamado Pico y hasta a una familia de ciervos. Todos se unieron al grupo de Samuel, Jacobo, Profe Rosa y Mama Mayra.

Finalmente, ya tenían un gran número de animales listos para hacer frente al lobo. Samuel se puso al frente y les explicó el plan.

—Cuando contemos hasta tres, todos haremos el mayor ruido que podamos. ¡Listos! —dijo, mientras todos asentían con entusiasmo—. Uno, dos, ¡tres!

Y todos comenzaron a aullar, graznar, chirriar y hacer ruido de cualquier forma posible. Era un estruendo ensordecedor que resonó por todo el bosque. El lobo, que estaba cerca, se detuvo en seco al escuchar el alboroto. Se asustó tanto que comenzó a retroceder.

Samuel y sus amigos miraban con gran emoción. El lobo, confundido y asustado, decidió que no quería seguir cerca de tanto ruido y rápidamente se alejó del bosque, corriendo tan rápido como pudo.

—¡Lo logramos! —gritó Samuel, saltando de felicidad—. ¡Hemos asustado al lobo!

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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