Cuentos de Animales

El reencuentro de Emmanuel y Negro

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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Emmanuel era un niño de once años lleno de energía y curiosidad. Vivía en una pequeña casa en las afueras del pueblo, rodeada de campos verdes y flores coloridas. Su mejor amigo era Negro, un perro negro de ojos brillantes y pelaje suave como la seda. Desde que Emmanuel tenía memoria, Negro había sido su compañero de juegos, su confidente y su protector. No había día que pasaran separados, siempre estaban juntos corriendo por los campos, explorando los bosques cercanos y compartiendo aventuras increíbles.

Un día, sin embargo, la vida de Emmanuel cambió para siempre. Negro, que ya era un perro mayor, enfermó gravemente. A pesar de los esfuerzos de la familia por cuidarlo y llevarlo al veterinario, Negro no pudo recuperarse. Emmanuel estaba devastado. Perder a su amigo más querido era un dolor que no sabía cómo enfrentar. Los días se volvieron grises y tristes, y cada rincón de la casa y el jardín le recordaban a Negro.

Una noche, mientras Emmanuel lloraba en su cama, sintió que su cansancio lo arrastraba hacia el sueño. Fue entonces cuando algo maravilloso sucedió. En su sueño, se encontró en un prado hermoso, lleno de flores y con un cielo azul claro. El aire estaba perfumado con el aroma de la primavera y el canto de los pájaros resonaba a su alrededor. En medio de ese paisaje idílico, Emmanuel vio una figura conocida corriendo hacia él. Era Negro, con su pelaje brillante y sus ojos llenos de alegría.

«¡Negro!», exclamó Emmanuel, corriendo hacia su amigo. El perro saltó sobre él y comenzaron a girar en un abrazo lleno de felicidad. «¡Te he extrañado tanto!», dijo Emmanuel con lágrimas de alegría en los ojos.

Negro lamió su cara y movió la cola con entusiasmo. «Yo también te he extrañado, Emmanuel. Pero estoy aquí ahora, y tenemos todo el día para estar juntos.»

Emmanuel y Negro pasaron la tarde jugando en el prado. Corrieron, saltaron, y se tumbaron en la hierba mirando las nubes pasar. Emmanuel sentía una paz que no había sentido desde que Negro se fue. Parecía como si el tiempo se hubiera detenido y nada más importara.

A medida que el sol comenzaba a ponerse, coloreando el cielo de tonos anaranjados y rosados, Emmanuel y Negro se sentaron juntos en una colina, observando el paisaje. Emmanuel sabía que el sueño no duraría para siempre, pero quería aprovechar cada segundo con su amigo.

Negro miró a Emmanuel con ternura y habló de nuevo. «Emmanuel, quiero que sepas que aunque no estoy contigo físicamente, siempre estaré en tu corazón. Los momentos que compartimos fueron los más felices de mi vida, y quiero que sigas adelante sin tristeza. Quiero que seas feliz, como cuando estábamos juntos.»

Emmanuel asintió, sintiendo un nudo en la garganta. «Te prometo que siempre te recordaré, Negro. Y seguiré adelante sabiendo que estás en un lugar mejor.»

Negro se acercó y apoyó su cabeza en el regazo de Emmanuel. «Y aunque no tuvimos mucho tiempo, siempre tendremos esos momentos en nuestros corazones. Nunca lo olvides.»

Con esas palabras, el cielo comenzó a oscurecerse y Emmanuel sintió cómo el sueño se desvanecía. Despertó en su cama, con una sensación de paz y una sonrisa en los labios. Aunque Negro ya no estaba físicamente a su lado, sabía que su espíritu siempre lo acompañaría.

A partir de ese día, Emmanuel comenzó a recordar los momentos felices con Negro sin tristeza. Cada vez que veía un prado lleno de flores o escuchaba el canto de los pájaros, sentía que Negro estaba cerca, cuidándolo y protegiéndolo. Y así, Emmanuel siguió adelante, llevando a Negro siempre en su corazón.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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