Cuentos de Animales

Hijo Elefante Aprende a Lavarse las Manos

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez en una hermosa jungla, un pequeño elefante llamado Hijo Elefante. Hijo Elefante vivía con su mamá, Mamá Elefante, cerca de un río cristalino. Todos los días, Hijo Elefante jugaba en la jungla, explorando y haciendo nuevos amigos. Le encantaba jugar en el barro, perseguir mariposas y nadar en el río.

Un día, después de una mañana llena de juegos, Mamá Elefante llamó a Hijo Elefante.

—¡Hijo Elefante! —dijo Mamá Elefante con una voz suave pero firme—. Ven aquí, es hora de aprender algo muy importante.

Hijo Elefante corrió hacia su mamá, emocionado por lo que podría ser esa nueva lección.

—¿Qué vamos a aprender hoy, Mamá? —preguntó Hijo Elefante, moviendo sus orejas con entusiasmo.

—Hoy vamos a aprender a lavarnos las manos —respondió Mamá Elefante con una sonrisa—. Es muy importante mantener nuestras manos limpias para estar sanos y felices.

Hijo Elefante se mostró un poco confundido. No entendía por qué era tan importante lavarse las manos.

—Pero, Mamá, mis manos están bien —dijo Hijo Elefante, levantando su trompa para mostrar sus patas llenas de barro.

Mamá Elefante rió suavemente y explicó:

—A veces, aunque no lo veamos, nuestras manos pueden tener pequeñas cosas llamadas gérmenes. Estos gérmenes pueden hacernos sentir mal si no los eliminamos. Por eso, es muy importante lavarnos las manos regularmente, especialmente después de jugar.

Hijo Elefante asintió, empezando a entender. Mamá Elefante lo llevó al borde del río, donde el agua fluía clara y fresca. Mamá Elefante mostró a Hijo Elefante cómo tomar agua con su trompa y dejarla caer sobre sus patas para lavarlas.

—Primero, tomamos un poco de agua —dijo Mamá Elefante, demostrando cómo hacerlo—. Luego, frotamos nuestras patas juntas para asegurarnos de que toda la suciedad y los gérmenes se vayan.

Hijo Elefante imitó a su mamá, tomando agua con su trompa y dejándola caer sobre sus patas. Al principio, el agua le hacía cosquillas y se reía mucho, pero poco a poco, empezó a disfrutar del proceso de lavarse las manos.

—¡Es divertido, Mamá! —exclamó Hijo Elefante, mientras frotaba sus patas con agua.

—Sí, es divertido y también muy importante —respondió Mamá Elefante, orgullosa de su pequeño.

Después de lavarse las manos, Mamá Elefante e Hijo Elefante se sentaron juntos a la sombra de un gran árbol. Mamá Elefante contó una historia sobre cómo todos los animales de la jungla se aseguraban de mantenerse limpios para estar sanos. Hijo Elefante escuchó atentamente, aprendiendo sobre la importancia de la higiene.

Al día siguiente, Hijo Elefante se encontró con sus amigos de la jungla: una pequeña jirafa, un mono travieso y un simpático tucán. Decidió compartir con ellos lo que había aprendido.

—¡Amigos! —dijo Hijo Elefante con entusiasmo—. ¿Saben lo importante que es lavarse las manos?

La pequeña jirafa, el mono travieso y el simpático tucán lo miraron con curiosidad.

—¿Por qué es tan importante? —preguntó la jirafa, inclinando su largo cuello para escuchar mejor.

Hijo Elefante les explicó todo lo que su mamá le había enseñado sobre los gérmenes y la importancia de lavarse las manos para mantenerse sanos. Luego, les mostró cómo hacerlo en el río.

—Miren, es muy fácil y divertido —dijo Hijo Elefante, demostrando cómo tomar agua con la trompa y frotar sus patas.

Sus amigos siguieron su ejemplo, y pronto todos estaban riendo y disfrutando de lavarse las manos juntos. El mono travieso incluso inventó una canción sobre lavarse las manos que todos cantaron mientras se limpiaban.

—¡Lavarse las manos es divertido! —cantaba el mono—. ¡Nos mantiene sanos y limpios!

Después de jugar y aprender juntos, todos se sentaron bajo el gran árbol para descansar. Hijo Elefante se sintió muy feliz de haber compartido algo tan importante con sus amigos.

Días después, cuando Mamá Elefante vio a Hijo Elefante lavarse las manos sin que nadie se lo recordara, se sintió muy orgullosa.

—Estoy muy orgullosa de ti, Hijo Elefante —dijo Mamá Elefante, abrazándolo con su trompa—. Has aprendido algo muy importante y lo has compartido con tus amigos.

Hijo Elefante sonrió ampliamente, sintiéndose muy feliz y orgulloso de sí mismo.

—Gracias, Mamá. Me gusta mantenerme limpio y ayudar a mis amigos a hacerlo también.

Y así, en la hermosa jungla, Hijo Elefante y sus amigos siguieron disfrutando de sus juegos y aventuras, siempre recordando la importancia de lavarse las manos para mantenerse sanos y felices.

Fin

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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