Cuentos de Animales

Melodías silvestres de almas sonoras y criaturas armoniosas

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un bosque mágico, donde los árboles murmuran secretos y los ríos cantan melodías suaves, vivían tres amigos inseparables: Celestine, una astuta zorra de pelaje rojizo; Felici, un simpático conejo de orejas largas y suave lana blanca; y Roberto, un elegante ciervo de grandes cuernos que se erguía alto y orgulloso entre las sombras. Este bosque era su hogar lleno de aventuras, pero también de misterios y retos que superar.

Un día, mientras Celestine exploraba un arroyo brillante de aguas cristalinas, encontró un viejo tambor escondido entre las raíces de un gran roble. Intrigada, lo sacó y empezó a golpear sus parches, produciendo un sonido rítmico que resonó en el aire fresco de la mañana. Felici y Roberto, que paseaban cercanos, se acercaron al escuchar música.

—¿Qué es eso, Celestine? —preguntó Felici, con sus ojos grandes y curiosos.

—He encontrado un tambor —respondió la zorra, sonriendo—. ¡Escuchen!

Con cada golpe, el tambor parecía cobrar vida y pronto, una melodía envolventemente alegre llenó el ambiente. Los animales del bosque comenzaron a reunirse, atraídos por el sonido. Pajaritos, ardillas y hasta un viejo búho se posaron en las ramas para escuchar.

—Esto es increíble —dijo Roberto—. ¡Deberíamos organizar un gran festival de música!

La idea encendió la imaginación de los amigos. Juntos, decidieron que en una semana celebrarían un festival en el claro del bosque, donde todos los animales podrían venir a disfrutar de la música. Desde ese día, la zorra, el conejo y el ciervo se dedicaron a preparar todo para el evento.

Celestine decidió que ellos deberían invitar a la tortuga Margarita, conocida por su suave canto. Aunque le costaba un poco moverse, su voz era tan melodiosa que llenaba de tranquilidad el aire. Felici, por su parte, pensó que deberían incluira a Bartolo, el viejo zorro cantor, que había vivido muchas aventuras y siempre tenía historias e increíbles canciones que contar. Finalmente, Roberto se encargó de hacer un hermoso cartel que anunciara el festival.

Los días pasaron rápidamente y cada vez que Celestine tocaba el tambor, más animales se unían a la diversión. Todos estaban emocionados por el festival, pero había un problema. Entre los árboles, en una parte del bosque menos acogedora, vivía Mónica, una temible pantera, conocida por ser solitaria y algo hosca. A pesar de su aspecto feroz, Celestine había escuchado que Mónica tenía una voz impresionante.

—Deberíamos invitar a Mónica también —sugirió Celestine—. Tal vez si le pedimos que cante, se una a nosotros.

Felici temía que Mónica no aceptara la invitación, pero Roberto, siempre optimista, dijo:

—Nunca sabremos si no lo intentamos. Vamos a hablar con ella.

Así que la semana del festival, decidieron acercarse a la cueva de la pantera. Con el tambor en mano, Celestine lideró el camino, mientras Felici y Roberto la seguían con un poco de miedo. Al llegar, encontraron a Mónica descansando bajo un rayo de sol que iluminaba la entrada de su cueva.

—Hola, Mónica —saludó la zorra de manera amistosa—. Estamos organizando un festival en el claro del bosque y nos encantaría que vinieras. Tu canto sería el más bello de todos.

La pantera los miró con desdén y un leve ronroneo escapó de su garganta.

—¿Y por qué querría yo ir a un festival? No me interesa ser parte de su bulla.

Felici, con un suave tono de voz, respondió:

—Pero Mónica, este festival es una oportunidad para disfrutar, compartir y hacer nuevos amigos. Tu canto puede traer alegría a todos.

Mónica, dudando, consideró sus palabras. Después de un largo silencio, finalmente dijo:

—Está bien. Iré, pero sólo porque quiero escuchar el tambor. Si no me gusta, me iré.

De vuelta al bosque, los tres amigos estaban emocionados. La llegada del día del festival fue un verdadero espectáculo. Animales de todos lados se reunieron en el claro. Felici se encargó de preparar deliciosos bocados, mientras Roberto dirigía a aquellos que querían participar en el canto.

Cuando llegó el momento, Celestine comenzó a tocar el tambor. Su sonido resonó entre los árboles y se llenó el aire de expectativas. Uno a uno, los animales comenzaron a cantar y a bailar, creando una hermosa sinfonía de melodías. La voz de Margarita, suave como el murmullo del río, se unió a la de Bartolo, quien llevó consigo historias del bosque.

Finalmente, fue el turno de Mónica. Con el tambor marcando el ritmo, la pantera comenzó a cantar. Su voz era poderosa y llenaba el espacio con una belleza inigualable. Todos los animales se quedaron en silencio admirando el talento que nunca habían imaginado que ella poseía.

Al finalizar su canción, Mónica miró a su alrededor y vio la alegría en los rostros de los demás animales. En ese momento, su corazón se sintió ligero, y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.

—¡Eso fue… maravilloso! —exclamó, aún sorprendida por la experiencia.

Los animales aplaudieron y gritaron emocionados. Desde entonces, Mónica se unió al grupo de amigos y aprendió que la soledad no era la única opción. En el bosque de sombras y luces, donde antes había reinado el silencio, ahora resplandecía la música, y todos se dieron cuenta, incluida la pantera, de que cada uno de ellos tenía un papel importante en la armonía del bosque.

Y así, el festival se convirtió en una tradición, celebrando no solo el canto y el sonido, sino el poder de la amistad y la unión, demostrando que en medio de la belleza y la fealdad del mundo, siempre hay lugar para el entendimiento y la alegría compartida. En el corazón de ese bosque, las melodías de almas sonoras y criaturas armoniosas encontraron su voz, uniendo a todos en un eterno baile de felicidad.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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