Oscar y Fer: Una Amistad Inesperada

En un lugar lejano, lleno de árboles, montañas y ríos cristalinos, vivía un hermoso borreguito llamado Fer. Nadie sabía quién le había puesto ese nombre, pero a Fer le gustaba y decidió quedárselo. Aunque vivía solo en medio de ese paraíso, Fer era un borreguito feliz, pasando sus días pastando en los verdes prados y saltando alegremente entre las flores.

Una tarde soleada, mientras Fer descansaba bajo la sombra de un gran árbol, se dio cuenta de algo importante: estaba solo y necesitaba un compañero. Así que, decidido a encontrar un amigo, se aventuró más allá de sus prados conocidos, observando todas las especies que habitaban en aquel hermoso lugar.

Caminó y caminó, encontrándose con mariposas danzarinas, pájaros cantarines y conejos juguetones, pero ninguno parecía ser el compañero que buscaba. Finalmente, llegó a un lago reluciente para beber un poco de agua. Mientras saciaba su sed, se asustó al ver dos grandes ojos que lo observaban desde abajo. De repente, de las aguas emergió un gran cocodrilo sonriendo de manera sospechosa.

Fer retrocedió un poco, pero el cocodrilo, notando la impresión que había causado, se apresuró a mejorar la situación diciendo: «¡Mucho gusto! Soy Oscar el Cocodrilo. Llevo algún tiempo viviendo aquí y eres el primer ser que se acerca. Me gustaría que fuéramos amigos.»

Sorprendido pero intrigado, Fer aceptó la invitación de Oscar. A partir de ese día, comenzaron a caminar juntos por las montañas, charlando de todo un poco. Oscar le contaba historias del lago y los secretos que escondía bajo sus aguas, mientras Fer compartía las aventuras que había vivido en los prados y colinas.

Con cada día que pasaba, la amistad entre Oscar y Fer crecía. Aprendieron mucho el uno del otro y descubrieron que, a pesar de ser muy diferentes, tenían muchas cosas en común. Oscar enseñó a Fer a nadar, y Fer le mostró a Oscar los mejores lugares para tomar el sol.

Un día, mientras exploraban un rincón desconocido del bosque, se encontraron con un problema: un pequeño pato había quedado atrapado en un arbusto. Trabajando juntos, Oscar y Fer lograron liberar al pato, quien agradecido les regaló una hermosa pluma como muestra de su gratitud.

Este acto de bondad fortaleció aún más su amistad, y desde ese momento, se convirtieron en los mejores amigos, conocidos en todo el bosque por su valentía y generosidad. Juntos, enfrentaron varios desafíos, ayudando a otros animales en necesidad y manteniendo la paz en su hermoso hogar.