Cuentos de Aventura

Dante en el Bosque de los Dinosaurios

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 4 minutos

Español

Puntuación:

3.5
(2)
 

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En un rincón remoto de Sudamérica, donde los mapas se vuelven borrosos y las leyendas cobran vida, vivía un niño llamado Dante. Curioso por naturaleza y siempre armado con una linterna que parecía nunca apagarse, Dante era conocido en su pueblo por su inquebrantable deseo de explorar. Lo que más amaba era adentrarse en el extenso bosque que se extendía más allá de las últimas casas de su aldea, un lugar donde los adultos raramente se aventuraban.

Un día, mientras el sol se inclinaba para dar paso a las sombras de la tarde, Dante decidió ir más allá de los límites conocidos del bosque. Con su linterna en mano y una mochila llena de provisiones y curiosidad, comenzó su travesía. No tardó en encontrarse con algo extraordinario: un enorme huevo, de un tamaño que nunca había visto, reposando bajo un antiguo árbol de copas altas.

“¡Wow! Este huevo es gigante,” exclamó Dante, mientras su linterna iluminaba la cáscara moteada del huevo, revelando texturas y colores que cambiaban con la luz.

Intrigado por el origen de tal hallazgo, Dante se adentró más profundo en el bosque, siguiendo un rastro de huellas gigantescas que lo llevaron hasta la entrada de una gran cueva oscura y misteriosa. Al entrar, vio que las huellas se dirigían hacia el fondo de la cueva, terminando en un muro de piedras apiladas. Con la respiración contenida y el corazón latiendo con fuerza, comenzó a remover las piedras más pequeñas, una a una.

Justo cuando sacó una piedra que parecía sostener el resto del muro, sintió que la estructura comenzaría a derrumbarse. Rápidamente, se echó hacia atrás, y en el momento justo, las piedras más grandes cayeron, revelando no solo un paso secreto, sino un mundo completamente nuevo.

Tras el muro de piedras, Dante encontró un bosque secreto escondido dentro de la cueva. Árboles de troncos gruesos y hojas brillantes se alzaban hacia un techo de cueva que no parecía tener fin, donde estalactitas colgaban como lámparas mágicas. Y allí, caminando con pasos que retumbaban en el suelo, estaba un T-Rex, cuya presencia imponente era tan aterradora como fascinante.

Dante, escondido detrás de una roca, observaba maravillado. Luego, armándose de valor, decidió explorar más. No pasó mucho tiempo antes de encontrarse cara a cara con un amigable Braquiosaurio, que pacíficamente comía de las hojas de un árbol gigantesco.

El bosque de dinosaurios era un remanente de otra época, un lugar donde el tiempo se había detenido y las criaturas del pasado aún vagaban libremente. Dante pasó horas observando diferentes dinosaurios, desde veloces Velociraptores hasta majestuosos Triceratops, cada uno más sorprendente que el anterior.

Cuando la linterna de Dante comenzó a parpadear, señal de que su aventura debía terminar por ahora, decidió regresar a casa. Camino de vuelta, pensaba en cómo explicaría su descubrimiento. Sabía que sonaría increíble, pero tenía la esperanza de que su familia y amigos le creyeran. O mejor aún, que lo acompañaran la próxima vez.

De regreso en su cama, con la linterna finalmente apagada y sus ojos cerrándose lentamente, Dante sonreía. Había encontrado un secreto increíble, una aventura más allá de cualquier sueño que hubiera tenido. Y mientras el sueño lo envolvía, soñaba con su próximo viaje al bosque de los dinosaurios, un lugar donde la curiosidad y la valentía se encontraban, y donde un niño podía ser testigo de la historia viva.

Así, el pequeño explorador aprendió que detrás de cada misterio se esconden maravillas que esperan ser descubiertas, y que el valor de aventurarse a lo desconocido a veces trae las más grandes recompensas.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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