Cuentos de Aventura

El Poder de la Paciencia de Liam

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas y valles, un niño llamado Liam. Liam era un niño curioso, siempre explorando su mundo con los ojos llenos de asombro. Le gustaba caminar por los caminos del pueblo, jugar con sus amigos y, sobre todo, escuchar las historias que le contaba su abuela sobre mundos lejanos y criaturas mágicas.

Un día, mientras jugaba en la plaza, Liam escuchó un rumor entre los adultos. Decían que un tren mágico llegaría al pueblo. El tren no era un tren común, sino uno que llevaba a quienes lo tomaban a un mundo fantástico, lleno de aventuras y maravillas. Los ojos de Liam brillaron con emoción al escuchar sobre este tren, y no pudo evitar imaginarse todos los lugares increíbles a los que podría ir.

—Abuela, ¿es cierto lo que dicen? —preguntó Liam a su abuela, quien siempre le contaba las historias más sorprendentes.

—Sí, querido, el tren existe. Pero hay algo muy importante que debes saber si quieres abordarlo —respondió la abuela, sonriendo con dulzura.

—¿Qué es, abuela? —preguntó Liam, ansioso por saber más.

—El tren solo llega cuando alguien tiene el poder de la paciencia, mi amor. A veces, los sueños más grandes requieren que aprendamos a esperar.

Liam no entendió completamente lo que su abuela quería decir, pero decidió que, sin importar lo que se necesitara, él también quería viajar en ese tren. Así que se preparó, con una mochila pequeña llena de galletas y agua, y se dirigió a la estación de tren.

El sol estaba comenzando a ponerse cuando Liam llegó a la estación. Allí, no había nadie más. El lugar estaba vacío y tranquilo. Los árboles alrededor de la estación se movían suavemente con el viento, y el aire olía a tierra fresca. El sonido de los pájaros cantando llenaba el espacio. Liam miró hacia el horizonte y vio las vías del tren que se perdían en la distancia. Estaba emocionado, pero también un poco nervioso.

Se sentó en una banca, mirando el reloj. El tren no llegaba, y el tiempo parecía pasar lentamente. Pasaron minutos, luego horas, y Liam comenzó a impacientarse. Miró a su alrededor, buscando señales del tren, pero no veía nada.

—¿Dónde está el tren? —se preguntó Liam, sintiendo cómo la paciencia comenzaba a desvanecerse.

Pensó en levantarse y caminar de regreso a casa, pero recordó lo que su abuela le había dicho. «El tren solo llega cuando alguien tiene el poder de la paciencia». Entonces, decidió quedarse. Se recostó en la banca y miró al cielo. Las nubes formaban figuras divertidas: un perro, una flor, una casa. Liam sonrió y se tumbó sobre el pasto, observando las estrellas que comenzaban a aparecer en el cielo.

A medida que el tiempo pasaba, Liam comenzó a entender algo importante: no se trataba de esperar por esperar, sino de disfrutar del momento. Mientras miraba las estrellas y sentía la suave brisa, se dio cuenta de que, al ser paciente, estaba aprendiendo a apreciar la belleza de las cosas pequeñas que siempre pasaban desapercibidas.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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