Cuentos de Aventura

El sueño de Sally

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez una niña llamada Sally que tenía un gran sueño: quería ser astronauta y viajar a la luna. Sally pasaba noches enteras mirando al cielo estrellado desde su ventana, imaginando cómo sería flotar entre las estrellas y pisar la superficie lunar. Pero a veces, se sentía un poco desanimada porque todos le decían que era solo una niña y que su sueño era imposible de lograr.

Un día, Sally decidió dar un paseo en bicicleta por el bosque cercano a su casa. Se puso su casco rojo y salió pedaleando con energía. El bosque estaba lleno de árboles altos y frondosos, y el aire olía a flores frescas. Mientras pedaleaba, Sally se sentía libre y feliz, olvidando por un momento sus preocupaciones.

De repente, una mariposa con alas brillantes y coloridas se posó en el manillar de su bicicleta. Sally detuvo su bicicleta y miró asombrada a la mariposa, que parecía brillar con luz propia.

—Hola, Sally —dijo la mariposa con una voz suave y melodiosa—. ¿Qué haces por aquí?

Sally, sorprendida de que la mariposa hablara, respondió:

—Estoy dando un paseo. Estaba pensando en mi sueño de ser astronauta y en cómo nunca podré lograrlo porque soy solo una niña.

La mariposa sonrió y le dijo:

—Todos tenemos derecho a soñar, Sally. No importa cuán grande o pequeño sea el sueño, lo importante es luchar por él. Si realmente quieres ser astronauta, no debes rendirte.

Las palabras de la mariposa llenaron a Sally de esperanza y determinación. Agradeció a la mariposa y continuó su camino, esta vez a pie, empujando su bicicleta. Mientras caminaba, el bosque se volvía más denso y misterioso, pero Sally no se sentía asustada. Sabía que estaba en una aventura.

Al poco tiempo, llegó a un estanque lleno de animales. Había patos, ranas y peces que nadaban alegremente. Sally se sentó junto al estanque y observó a los animales cuando una serpiente se deslizó hacia ella.

—Hola, niña —dijo la serpiente con una voz sibilante pero amistosa—. He oído que tienes un sueño muy especial. Si cruzas ese puente —dijo señalando un pequeño puente de madera al otro lado del estanque—, encontrarás un barco que te llevará hasta la otra orilla. Allí podrás encontrar ayuda para tu sueño.

Sally agradeció a la serpiente y cruzó el puente con cuidado. Al otro lado, encontró un pequeño barco de remos. Sally subió al barco y, usando todas sus fuerzas, comenzó a remar hacia la otra orilla. El viaje fue corto pero emocionante, y cuando llegó a la otra orilla, un perrito la esperaba moviendo la cola con entusiasmo.

—Hola, Sally —ladró el perrito—. Me he enterado de tu sueño. Aquí vive Ben, un astronauta muy famoso. Él podría ayudarte a cumplir tu sueño.

El corazón de Sally dio un brinco de emoción. Agradeció al perrito y caminó hasta la casa de Ben. Era una casa grande con un jardín lleno de flores y un pequeño observatorio en el techo. Sally llamó a la puerta y, para su sorpresa, Ben mismo abrió.

—Hola, Ben. Soy Sally. Tengo un gran sueño: quiero ser astronauta y viajar a la luna. La mariposa, la serpiente y el perrito me dijeron que tú podrías ayudarme.

Ben sonrió y miró a Sally con amabilidad.

—¡Claro que puedo ayudarte, Sally! Mi cohete despegará hacia la luna muy pronto. Si realmente quieres venir, puedes acompañarme.

Sally no podía creerlo. ¡Era su oportunidad de cumplir su sueño! Ben la llevó al cohete y le mostró cómo sería el viaje. Le explicó todo con paciencia y cuidado, asegurándose de que Sally estuviera preparada. Finalmente, llegó el momento del despegue. Sally y Ben se sentaron en sus asientos y escucharon la cuenta atrás: 5, 4, 3, 2, 1…

El cohete despegó con un gran estruendo y Sally sintió cómo su corazón latía con fuerza. A través de la ventana, vio cómo la Tierra se hacía cada vez más pequeña y las estrellas se volvían más brillantes. Finalmente, después de un viaje lleno de emoción y maravillas, llegaron a la luna.

Sally miró por la ventana del cohete y vio la superficie lunar, gris y polvorienta, pero hermosa a su manera. Se sintió increíblemente feliz y orgullosa de haber alcanzado su sueño. Sabía que todo era posible si uno luchaba por sus sueños, sin importar cuán grandes o lejanos parecieran.

Desde el cohete, Sally contempló la luna y pensó en todas las aventuras que aún le esperaban. Sabía que siempre tendría su valentía y determinación para guiarla, y que los sueños eran solo el comienzo de grandes aventuras.

Y así, Sally regresó a la Tierra con Ben, llevando consigo no solo recuerdos increíbles, sino también la certeza de que siempre podría alcanzar sus sueños. Y así, Sally aprendió que no hay sueño demasiado grande ni demasiado lejano si uno está dispuesto a luchar por él.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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