Cuentos de Aventura

El viaje mágico de la gota y la niña: un legado de agua y esperanza

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 4 minutos

Español

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En un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos, vivía una niña llamada Giordana. Ella tenía seis años y era conocida por su curiosidad sin límites. Giordana pasaba sus días explorando los alrededores de su casa, siempre en busca de algo nuevo que descubrir. Un día, mientras jugaba cerca del río, notó un destello brillante que llamaba su atención. Se acercó con cuidado y, para su sorpresa, vio una pequeña gota de agua que brillaba como si tuviera la luz del sol atrapada dentro de ella.

—¡Hola! —dijo Giordana con alegría, inclinándose para ver mejor a la gota—. ¿Quién eres tú?

La gota, que se llamaba Gota Beauty, comenzó a temblar de emoción al escuchar la voz de la niña. Aunque era solo una pequeña gota de agua, Gota Beauty tenía grandes sueños. Había recorrido un largo camino desde el cielo, donde se había formado en una nube, y ahora quería vivir una aventura mágica que la llevara a conocer el mundo. Sin pensarlo dos veces, Gota Beauty respondió:

—¡Hola, Giordana! Soy Gota Beauty y he estado esperando a alguien como tú para llevarme de aventura. ¿Te gustaría ayudarme?

Giordana se iluminó con la oferta. Ella siempre había soñado con tener una aventura mágica, y ahora tenía la oportunidad de hacerlo junto a una gota de agua. Sin pensarlo, asintió con entusiasmo.

—¡Sí! ¡Quiero ayudarte! —exclamó Giordana—. ¿A dónde vamos?

Gota Beauty brilló aún más, como si supiera un secreto que estaba a punto de compartir.

—Quiero llegar a la fuente mágica que se encuentra en la montaña más alta. Se dice que esa fuente tiene el poder de conceder deseos a los que tengan un corazón puro. Creo que juntos podemos llegar hasta allí.

Con el corazón lleno de emoción, Giordana tomó a Gota Beauty entre sus manos y comenzaron su viaje. Juntas, atravesaron prados llenos de flores de todos los colores, donde mariposas revoloteaban y el canto de los pájaros llenaba el aire. Durante el camino, se encontraron con un viejo árbol que hablaba.

—Hola, pequeña viajera y hermosa gota —dijo el árbol con una voz suave—. ¿A dónde se dirigen tan contentas?

—¡Hola, abuelo árbol! —contestó Giordana—. Estamos en un viaje hacia la fuente mágica en la montaña. ¡Queremos que Gota Beauty realice un deseo!

El árbol sonrió, sus hojas moviéndose como si estuvieran aplaudiendo.

—Eso suena emocionante. Pero tengan cuidado, porque en el camino pueden encontrar desafíos. Siempre recuerden que lo más importante es la amistad y la valentía.

Giordana y Gota Beauty le agradecieron al abuelo árbol por su consejo y continuaron su camino. A medida que se acercaban a la montaña, comenzaron a notar que el camino se volvía más empinado y rocoso. De repente, un viento fuerte sopló a su alrededor y un grupo de nubes oscuras apareció en el cielo.

—Oh no, parece que se avecina una tormenta —dijo Gota Beauty un poco asustada.

—No te preocupes —tranquilizó Giordana—. Juntas podemos superar cualquier obstáculo. Vamos a buscar un lugar seguro.

Justo en ese momento, Giordana miró hacia la derecha y vio una cueva. Sin dudarlo, se apresuró hacia allí con Gota Beauty en sus manos. Al entrar, descubrieron que la cueva estaba llena de piedras brillantes que iluminaban el lugar con una luz mágica. Adentro, se sintieron protegidas, pero la tormenta fuera seguía rugiendo.

—Esto es increíble —dijo Giordana, maravillada por el esplendor de la cueva—. Tal vez podamos quedarnos aquí hasta que pase la tormenta.

Gota Beauty asintió, sintiéndose más tranquila al estar en un lugar tan hermoso. Mientras esperaban, comenzaron a escuchar un suave murmullo. De repente, una pequeña criatura apareció ante ellas. Era un hada diminuta con alas brillantes que relucían como el arco iris.

—Hola, pequeñas viajantes. Soy Lúmina, el hada del agua —se presentó el hada con una sonrisa encantadora—. Veo que tienen un propósito noble.

—¡Hola, Lúmina! —respondió Giordana, emocionada—. Estamos en un viaje hacia la fuente mágica en la montaña. Yo ayudo a Gota Beauty porque quiere realizar un deseo.

Lúmina se acercó y miró a Gota Beauty con dulzura.

—Eso es hermoso. Cada gota de agua tiene un deseo especial. Pero antes de que continúen su camino, permítanme ofrecerles un regalo.

Con un movimiento de su varita mágica, Lúmina hizo aparecer dos pequeñas flores de luz. Eran flores que brillarían con la luz del amor y la amistad.

—Estas flores las protegerán en su viaje y les darán valor cuando más lo necesiten. Guárdenlas bien.

Giordana tomó una flor y le dio la otra a Gota Beauty. Ambas sonrieron y sintieron una calidez en sus corazones. Después de un tiempo, la tormenta comenzó a calmarse y el sol volvió a brillar.

—Gracias, Lúmina. Eres muy amable —dijo Giordana.

—Recuerden, siempre habrá magia si tienen amor en su corazón —respondió Lúmina antes de desaparecer como un destello de luz.

Giordana y Gota Beauty salieron de la cueva y reanudaron su viaje. Con el sol brillando, fueron ascendiendo por la montaña, disfrutando del paisaje. Pronto llegaron a un hermoso claro donde podían ver la fuente mágica en la distancia.

Sin embargo, un gran obstáculo apareció de repente: un enorme derrumbe había bloqueado el camino hacia la fuente. Las piedras estaban amontonadas de tal manera que parecía imposible pasarlas. Giordana sintió miedo, pero recordó las palabras del abuelo árbol.

—No debemos rendirnos. Si trabajamos juntas, podemos hacerlo. ¡Vamos!

Gota Beauty brilló con determinación, recordando la flor que Lúmina les había dado. Ambas se unieron, y usando su amor y valentía, comenzaron a mover piedras pequeñas que estaban al alcance. Después de un rato, lograron despejar parte del camino.

—¡Estamos cerca! —gritó Giordana, sintiéndose inspirada.

A medida que avanzaban, un gran bloque de piedra aún obstaculizaba el camino. Giordana pensó intensamente y de repente tuvo una idea.

—¡Gota Beauty! Si usas tu poder, tal vez podamos hacer que el agua corra y derrita esta piedra.

Gota Beauty se concentró y, usando toda su energía, comenzó a brillar intensamente. Delante de sus ojos, un pequeño río se formó y el agua fluyó hacia la gran piedra, la cual empezó a deshacerse lentamente. Giordana miraba con ojos muy abiertos, maravillada de ver cómo su amiga trabajaba para lograrlo.

—¡Lo estás logrando! —gritó Giordana con alegría.

Finalmente, después de un gran esfuerzo, la piedra se deshizo por completo y el camino quedó despejado. Ambas estaban emocionadas y avanzaron hacia la fuente mágica. Al llegar, se pararon frente a ella, admirando su belleza. El agua brillaba como diamantes y emanaba un suave canto, como si el mismo río estuviera cantando una canción de alegría.

—¿Vas a hacer tu deseo, Gota Beauty? —preguntó Giordana.

Gota Beauty asintió, muy emocionada. Se acercó a la fuente y cerró los ojos, mientras todo su ser brillaba con más fuerza.

—Deseo que cada gota de agua en el mundo tenga un propósito, que lleve alegría, amor y esperanza a los corazones de las personas —dijo con sinceridad.

De repente, la fuente brilló aún más intensamente y un hermoso rayo de luz se disparó hacia el cielo. Giordana sintió que su corazón se llenaba de felicidad al ver cómo el deseo de Gota Beauty se hacía realidad. Las gotas de agua que caían de la fuente comenzaron a saltar alegremente, llenando el aire con una energía mágica.

—Lo hiciste, Gota Beauty —exclamó Giordana emocionada—. ¡Tu deseo se ha cumplido!

Las dos se abrazaron con alegría, sabiendo que juntos habían logrado algo increíble. Decidieron que era hora de regresar a casa, pero con el corazón lleno de nuevos sueños y la promesa de que siempre serían amigas.

Mientras bajaban la montaña, Giordana y Gota Beauty sabían que su aventura no solo había sido un viaje mágico, sino también un viaje de amistad. Habían enfrentado desafíos, conocido seres mágicos y aprendido que con amor y coraje, podían lograr cualquier cosa.

Y así, en su pequeño pueblo, Giordana siguió explorando, pero ahora con un nuevo brillo en sus ojos, el brillo que solo puede dar la amistad. Gota Beauty siempre estaría con ella, en cada gota de agua que caía del cielo, llevando consigo un legado de agua y esperanza.

Desde aquel día, cada vez que llovía, Giordana miraba al cielo y sonreía, sabiendo que sus gotas amigas viajaban por el mundo, llenando cada rincón con alegría y amor. La amistad entre una niña y una gota de agua se había vuelto eterna, y juntos seguían haciendo del mundo un lugar mejor.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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