En un lugar mágico y lleno de alegría, vivía una familia muy especial. Esta familia estaba formada por Jose Rogelio, un niño pequeño y alegre; su padre Rogelio, siempre amable y protector; su madre Brenda, cariñosa y atenta; su abuela Rosalba, que siempre tenía una sonrisa en el rostro; y su perro Chagoya, que era el más juguetón de todos.
Un día, mientras estaban todos reunidos en el jardín de su casa, Brenda tuvo una idea maravillosa. —¿Qué les parece si vamos a explorar el Bosque Mágico? He oído que está lleno de sorpresas y aventuras.
Jose Rogelio saltó de alegría. —¡Sí, mamá! ¡Vamos al Bosque Mágico!
Rogelio, Rosalba y Chagoya también estaban emocionados por la idea. Así que todos se prepararon y comenzaron su aventura hacia el Bosque Mágico. Caminaban juntos, disfrutando del sol y del aire fresco. A lo lejos, podían ver los árboles altos y coloridos del bosque, que parecía invitarlos a entrar.
Al llegar al bosque, se encontraron con un arco de flores que les daba la bienvenida. Brenda sonrió y dijo: —¡Es un buen augurio! Este será un día lleno de magia y diversión.
Jose Rogelio corrió hacia adelante, ansioso por descubrir todo lo que el bosque tenía para ofrecer. Chagoya lo seguía de cerca, moviendo la cola y ladrando felizmente. Rogelio y Rosalba caminaban detrás, disfrutando del paisaje y conversando sobre sus recuerdos de infancia.
El Bosque Mágico era un lugar realmente especial. Los árboles eran altos y tenían hojas de todos los colores del arcoíris. Las flores cantaban melodías suaves cuando soplaba el viento, y los animales del bosque se asomaban curiosos para ver a la familia aventurera.
De repente, Jose Rogelio vio algo brillante entre los arbustos. —¡Miren, miren! —gritó emocionado.
Toda la familia se acercó y descubrieron una pequeña puerta dorada escondida en el tronco de un árbol. Rosalba, con su sabiduría de abuela, dijo: —Esta debe ser la entrada a un nuevo mundo mágico. ¿Qué les parece si entramos?
Todos estuvieron de acuerdo, y con mucho cuidado, abrieron la puerta y entraron. Al otro lado, encontraron un sendero de piedras que los llevaba a un prado lleno de flores gigantes y mariposas de colores.
Mientras caminaban, se encontraron con un grupo de duendes que estaban organizando una carrera de caracoles. Uno de los duendes, llamado Tico, los saludó con una gran sonrisa. —¡Hola, amigos! ¿Quieren unirse a nuestra carrera de caracoles?
Jose Rogelio, encantado con la idea, respondió: —¡Claro que sí!
Los duendes les dieron pequeños caracoles a cada miembro de la familia, y todos se prepararon para la carrera. Al grito de «¡listos, ya!», los caracoles comenzaron a moverse lentamente, y la familia animaba a sus caracoles mientras reían y disfrutaban del momento.
Después de la divertida carrera, los duendes les ofrecieron un pícnic con frutas y jugos mágicos que cambiaban de color y sabor con cada sorbo. Mientras comían, Tico les contó historias sobre el Bosque Mágico y todas las aventuras que habían vivido allí.
—Este lugar es maravilloso —dijo Rogelio, mirando a su familia—. Estoy tan feliz de que estemos aquí juntos.
—Sí, papá. Este es el mejor día de todos —añadió Jose Rogelio, abrazando a Chagoya.
Después del pícnic, continuaron su camino y llegaron a un lago cristalino donde los peces nadaban formando figuras y palabras en el agua. Brenda se maravilló al ver cómo los peces escribían «Bienvenidos» con sus nados sincronizados.
—¡Esto es increíble! —exclamó Rosalba—. Nunca había visto algo así.
Decidieron descansar junto al lago y disfrutar del paisaje. Mientras descansaban, apareció una figura brillante sobre el agua. Era una hada llamada Lila, con alas transparentes y una varita mágica.
—Bienvenidos al Lago de los Sueños —dijo Lila—. Estoy aquí para concederles un deseo a cada uno de ustedes. Piensen bien en lo que desean.
Jose Rogelio fue el primero en hablar. —Deseo que siempre tengamos aventuras como esta y que nunca dejemos de ser una familia feliz.
Brenda, con una sonrisa, dijo: —Deseo que siempre podamos cuidar y proteger a Jose Rogelio, y que él siempre se sienta amado.
Rogelio agregó: —Deseo que nuestra familia siempre esté unida y que podamos compartir muchos momentos felices.
Rosalba, con una lágrima de felicidad en los ojos, dijo: —Deseo ver a mis nietos crecer felices y sanos, y que siempre recuerden la magia de este día.
Chagoya, ladrando alegremente, también hizo su deseo en su propio lenguaje perruno.
Lila sonrió y agitó su varita. —Sus deseos son hermosos y los concederé con todo mi corazón. Recuerden siempre la importancia del amor y la unidad familiar.
Con los deseos concedidos, la familia continuó explorando el Bosque Mágico. Descubrieron un árbol parlante que les contó historias antiguas, encontraron un campo de flores que brillaban en la oscuridad y jugaron con animales que podían cambiar de forma y color.
A medida que el sol comenzaba a ponerse, la familia supo que era hora de regresar a casa. Aunque estaban tristes de dejar el Bosque Mágico, sabían que siempre llevarían consigo los recuerdos de esta maravillosa aventura.
Al llegar a casa, se sentaron juntos en la sala y recordaron todo lo que habían vivido. —Este ha sido el mejor día de nuestras vidas —dijo Brenda, abrazando a Jose Rogelio.
—Sí, mamá. Siempre recordaré este día —respondió Jose Rogelio, sonriendo.
Rogelio y Rosalba también estaban felices y agradecidos por el tiempo que habían compartido. Sabían que, aunque la aventura en el Bosque Mágico había terminado, muchas más aventuras los esperaban en el futuro.
Y así, la familia amorosa de Jose Rogelio, Rogelio, Brenda, Chagoya y Rosalba vivió felizmente, sabiendo que, mientras estuvieran juntos, la magia y la diversión nunca faltarían en sus vidas.
Fin.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.