Luci, Carla, Loreto y Lucía eran cuatro amigas inseparables que compartían sueños y aventuras desde que eran muy pequeñas. Vivían en el mismo barrio y siempre encontraban algo divertido que hacer juntas, pero había un sueño que todas compartían: visitar Disney. A menudo se reunían en la casa de alguna de ellas para ver películas de Disney y soñar con el día en que podrían conocer a sus personajes favoritos y caminar por los mágicos caminos del parque.
Un día, durante las vacaciones de verano, los padres de Luci les dieron la noticia más emocionante de todas: habían planeado un viaje a Disney y todas las amigas estaban invitadas. La emoción fue indescriptible. Gritaron, saltaron y se abrazaron, sabiendo que su sueño finalmente se haría realidad.
El día del viaje llegó rápidamente. Las chicas se despertaron temprano, llenas de energía y con una sonrisa que no podían borrar de sus rostros. Luci, con su pelo castaño rizado y gafas, llevaba una mochila llena de snacks y juegos para el viaje. Carla, con su pelo rubio largo recogido en dos coletas, había empacado su cámara para capturar todos los momentos especiales. Loreto, con su pelo negro y una diadema, traía una libreta donde planeaba escribir todas sus experiencias. Y Lucía, con su pelo rojo liso y corto, llevaba una bolsa con todos los accesorios de sus personajes favoritos.
El viaje en avión fue una aventura en sí mismo. Las chicas miraban por la ventana, maravilladas con las nubes y el paisaje que se veía desde lo alto. Pasaron el tiempo hablando sobre las atracciones que querían visitar primero y haciendo planes para cada día en el parque. Cuando finalmente aterrizaron, no podían contener su emoción. Al llegar al hotel, se encontraron con una bienvenida mágica que solo Disney podía ofrecer: decoraciones temáticas, música alegre y personajes disfrazados que las saludaban.
Al día siguiente, bien temprano, se dirigieron al parque. El sol brillaba y el aire estaba lleno de emoción y alegría. Al ver el icónico castillo de Disney por primera vez, todas se quedaron sin aliento. Era incluso más hermoso de lo que habían imaginado. Decidieron comenzar su aventura visitando la atracción de «It’s a Small World». Montadas en un bote, navegaron a través de coloridos paisajes y muñecos cantando, cada uno representando diferentes partes del mundo. Las chicas cantaban junto a las melodías y señalaban las partes que más les gustaban.
Después, se dirigieron a la montaña rusa «Space Mountain». A pesar de estar un poco nerviosas, estaban decididas a disfrutar al máximo. Con gritos de emoción y risas, recorrieron las curvas y caídas en la oscuridad del espacio. Al salir, todas estaban de acuerdo en que había sido increíble y querían volver a repetirlo antes de que terminara el día.
El tiempo pasó volando mientras exploraban el parque. Vieron desfiles llenos de colores y música, se encontraron con sus personajes favoritos para tomarse fotos y pedir autógrafos, y disfrutaron de las deliciosas golosinas que se vendían por todas partes. Cada momento era mágico y lleno de diversión.
Una de las experiencias más especiales fue cuando visitaron «Fantasyland» y entraron en el castillo de la Cenicienta. Subieron las escaleras de caracol y exploraron cada rincón, imaginando cómo sería vivir en un lugar tan encantador. Luego, se unieron a una sesión de cuentos donde una princesa les leyó historias y las hizo sentir como verdaderas princesas.
Otro día, decidieron que querían ver el espectáculo de fuegos artificiales que se celebraba al final del día. Encontraron un buen lugar cerca del castillo y se sentaron a esperar. Mientras esperaban, compartieron historias y recuerdos, riéndose y disfrutando de la compañía mutua. Cuando finalmente comenzó el espectáculo, las luces y los colores llenaron el cielo, creando formas y figuras que dejaban a todos maravillados. Las chicas miraban con ojos brillantes, sintiendo que cada chispa de luz era un momento mágico que nunca olvidarían.
Pero no todo fue solo atracciones y espectáculos. También tuvieron la oportunidad de aprender y explorar en «Epcot», donde visitaron los pabellones de diferentes países. Cada uno era como un pequeño viaje a un lugar lejano, lleno de cultura, comida y tradiciones. En el pabellón de Japón, probaron sushi por primera vez y aprendieron a escribir sus nombres en japonés. En el de Francia, disfrutaron de deliciosos pasteles y practicaron algunas palabras en francés.
Las chicas también hicieron nuevos amigos durante su estancia. En una de las filas para una atracción, conocieron a un grupo de niños de otro país que también estaban de vacaciones. A pesar de no hablar el mismo idioma, se entendieron a través de gestos y risas, y pasaron el resto del día juntos, compartiendo la magia de Disney.
A medida que los días pasaban, las chicas se dieron cuenta de que este viaje no solo era una oportunidad para divertirse, sino también para fortalecer su amistad. Cada día era una nueva aventura y cada noche, cuando volvían al hotel, hablaban sobre las mejores partes del día y cómo habían superado juntos cualquier pequeño desafío que se les presentara.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.