Cuentos de Aventura

La Noche que se Llevó a Sofí y Cindy: Un Misterio en el Campamento de Verano

Lectura para 10 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Era un cálido verano, y cinco amigos decidieron pasar unas semanas en un campamento cerca del bosque. Jorge, Estefany, Liseth, Sofí y Cindy estaban emocionados al llegar y explorar el lugar lleno de árboles altos y un río que corría cerca. La primera noche, después de una tarde llena de juegos, risa y marshmallows asados, los cinco se sentaron alrededor de la fogata, contando historias de aventuras y desafíos.

Mientras las llamas chisporroteaban y la noche avanzaba, Jorge, que siempre había sido un gran narrador, empezó a contar la leyenda local sobre un misterioso faro que, según decían, se encendía cada diez años y desaparecía a la vista de todos. “Se dice que aquellos que entran en el bosque durante la noche en que se enciende el faro nunca regresan”, comentó Jorge, manteniendo a todos en un silencio expectante. Liseth, que era la más valiente del grupo, decidió que debe haber más de un mito en esa historia.

Sofí, la más risueña, propuso que al amanecer se fueran a investigar el faro, sin saber lo que estaba por venir. Todos aceptaron, emocionados por la aventura que les esperaba. Estefany, más cautelosa, sugirió que no deberían ir tan lejos, pero el entusiasmo del grupo fue más fuerte que cualquier advertencia. Así, esa noche todos se fueron a dormir, pero Sofí y Cindy, intrigadas por la historia, se quedaron despiertas un rato más.

“¿Te imaginas que el faro realmente exista?” dijo Sofí, con los ojos brillantes de curiosidad. Cindy sonrió, “Solo tenemos que asegurarnos de no apartarnos demasiado.” Así, mientras sus amigos dormitaban en sus tiendas, las dos chicas decidieron aventurarse un poco más allá del campamento, con la esperanza de espiar el faro famoso.

Caminando en silencio bajo la tenue luz de la luna, Sofí y Cindy se sintieron valientes. El bosque era tranquilo, y de vez en cuando escuchaban el canto de algún búho o el murmullo del río. Sin embargo, a medida que se adentraban, se dieron cuenta de que estaban lejos de su campamento. De repente, se escuchó un extraño zumbido, algo como un eco lejano. Ambas se detuvieron en seco y se miraron con incertidumbre.

“¿Qué fue eso?” murmuró Sofí, su voz temblando ligeramente. “No lo sé, pero creo que deberíamos volver”, respondió Cindy, un poco asustada. Pero antes de que pudieran dar media vuelta, una extraña luz apareció entre los árboles. Era como un destello de color dorado que titilaba en la distancia.

“Vamos a ver qué es”, dijo Sofí, sintiendo que su curiosidad la empujaba hacia adelante. Sin poder resistir la tentación, las dos se acercaron sigilosamente a la luz. Al llegar, se encontraron ante un pequeño claro donde el faro brillaba, resplandeciendo con una luz que parecía salir del mismo corazón del bosque.

De pronto, mientras miraban fascinadas, la luz se transformó en una imagen: sombras de barco y mar, y luego, un anciano apareció frente a ellas. Su túnica era dorada, y su barba larga y blanca ondeaba con un suave viento que parecía no afectar a las hojas alrededor. “Bienvenidas, oh buscadoras de aventuras. ¿Deseáis conocer el secreto de este faro?” preguntó el anciano con una voz que llenaba el aire de magia.

Sofí y Cindy, asombradas e intrigadas, asentieron con la cabeza. El anciano sonrió y, con un movimiento de su mano, hizo que toda la luz se intensificara, envolviéndolas en un brillo cálido. “Este faro no se trata solo de luz. Es un guardián de los sueños de los valientes. Cada diez años, se activa para elegir a dos jóvenes aventureros que se atrevan a cruzar a otro mundo, un mundo donde todos los sueños son posibles”, explicó.

En ese instante, Sofí y Cindy sintieron una mezcla de emoción y temor. “Pero… ¿Cómo regresaremos?” preguntó Cindy, la duda asomándose entre sus palabras. “No temáis, el viaje solo durará hasta el amanecer. Tendréis tiempo suficiente para explorar y volver”, aseguró el anciano, gesticulando nuevamente. “Pero deben ser valientes y estar unidas, o no encontrarán el camino de regreso.”

Sin pensarlo dos veces, y llenas de una emoción indescriptible, Sofí y Cindy tomaron de la mano al anciano. Con un destello deslumbrante, el mundo a su alrededor se transformó. En lugar del bosque nocturno, ahora se encontraban en una tierra mágica llena de colores vibrantes, criaturas fantásticas y paisajes que nunca habían imaginado.

Mientras tanto, Jorge, Estefany y Liseth despertaron al ver que sus amigas no regresaban. Preocupados, decidieron buscar a Sofí y Cindy. Con linternas en mano, empezaron a seguir el camino que creían que habían tomado, pero cada vez que llamaban a sus nombres, el silencio del bosque les respondía.

Las chicas exploraron esta tierra mágica, sorprendidas por todo lo que veían. Había hadas danzando en el aire, ríos de chocolate y árboles que hablaban. Sin embargo, a medida que la noche avanzaba, comenzaron a sentir desconfianza. “Debemos regresar”, dijo Sofí, pero Cindy esbozó un rostro decidido. “No podemos irnos sin descubrir este lugar primero.”

Finalmente, decidieron reunir valor y encontraron un gran árbol en el centro del reino. Sus raíces doradas parecían abrir una especie de camino. Al seguirlo, se dieron cuenta de que había más criaturas, pero todas parecían estar en paz. Sin embargo, una sombra oscura apareció entre los árboles. Era una serpiente gigante hecha de humo, que intentó detenerlas. “¿A dónde creen que van?” susurró suavemente.

“Vamos a regresar a casa”, dijo Sofí con firmeza, aunque su corazón latía rápidamente. “Yo les ayudaré”, dijo la serpiente. “Pero deben enfrentar sus miedos.” Juntas, se enfrentaron a la criatura, quienes temían antes. Con lo que habían aprendido en su aventura, lograron vencerla y, al hacerlo, el camino hacia el faro se iluminó una vez más.

De repente, se sintieron levantando y, con un giro brillante, regresaron al bosque donde habían comenzado su viaje. Jorge, Estefany y Liseth las encontraron al instante, y todos festejaron al verse de nuevo juntos. Las chicas contaron su historia asombrosa, y aunque sus amigos estaban un poco escépticos, estaban contentos de que volvieran sanas y salvas.

Esa noche, aprendieron que la amistad y la valentía podían llevarlos a lugares increíbles, y que a veces las aventuras más sorprendentes surgen del simple deseo de explorar. Desde entonces, el faro se convirtió en un símbolo de sus sueños compartidos, recordándoles siempre que la luz de la amistad nunca se apaga, sin importar cuán oscuro se vuelva el camino. Así, entre risas y promesas de nuevas aventuras, los cinco amigos hicieron un pacto: nunca dejarían de explorar juntos.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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