Raúl era un niño con una imaginación que no conocía límites. Su carácter bondadoso y su amor por los animales lo hacían especial. En la escuela, siempre tenía una nueva historia que contar. El profesor Moisés y sus compañeros lo escuchaban atentos, sumergiéndose en los mundos fantásticos que Raúl describía.
Una tarde, después de clases, Raúl se tumbó en el césped de su jardín, cerró los ojos y se dejó llevar por su imaginación. Se encontró en una isla misteriosa, rodeada de junglas frondosas y sonidos desconocidos. El aroma a tierra mojada y el canto de las aves exóticas llenaban el aire.
Mientras exploraba, Raúl tropezó con algo duro. Al mirar hacia abajo, vio un huevo enorme. ¡Pero no era un huevo común! Tenía manchas verdes y marrones y emitía un suave resplandor. De repente, el huevo comenzó a moverse y, poco a poco, una pequeña criatura salió de él. ¡Era un T-Rex bebé!
El pequeño dinosaurio, al ver a Raúl, pareció tranquilizarse. Raúl, emocionado y decidido, sabía lo que tenía que hacer. Debía ayudar al bebé dinosaurio a encontrar a sus padres.
Recorrieron la isla, cruzando ríos y sorteando montañas, en busca de los padres del T-Rex. Por el camino, Raúl y el pequeño dinosaurio, al que llamó «Dino», enfrentaron muchos desafíos, pero siempre juntos. Raúl le contaba historias sobre los superhéroes de su mundo, especialmente sobre Spider-Man, su favorito.
Finalmente, después de muchas aventuras, encontraron a los padres de Dino. Estaban preocupados, pero al ver a Raúl cuidando de su pequeño, entendieron que había sido un buen amigo.
Agotado, pero feliz, Raúl se sentó bajo un árbol y en poco tiempo cayó dormido. En sus sueños, se encontró colgando de una telaraña en lo alto de un rascacielos. Al voltear, vio a Spider-Man sonriéndole. ¡Estaba viviendo una aventura con su superhéroe favorito!
Cuando Raúl despertó en su jardín, una sonrisa iluminó su rostro. Sabía que, aunque fueran imaginarias, las aventuras que vivía en su mente eran tan reales como él quisiera. Y ese era su poder especial.
Conclusión:
Raúl enseñó a todos que la imaginación es un regalo. No importa si estamos despiertos o dormidos, si soñamos con valentía y amor, siempre encontraremos un final feliz.