Cuentos de Aventura

Un Papá Mágico con Remedios de Amor y una Familia Llena de Felicidad

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Era una mañana brillante en el pequeño pueblo de Solcielo. Los pájaros cantaban alegres y el sol brillaba en el cielo, iluminando todo con su luz dorada. En una hermosa casa color rosa vivía una familia muy especial: Fernando, un papá mágico que siempre tenía un remedio para todo; Erica, una niña soñadora con una gran imaginación; Gianna, la hermana pequeña que amaba los animales; y Paulina, la abuela sabia de la familia que siempre contaba historias fantásticas.

Un día, mientras desayunaban, Fernando se dio cuenta de que era un día perfecto para una aventura. “¡Hoy podemos ir al Bosque Encantado!” exclamó con una sonrisa. Erica, Gianna y Paulina se miraron emocionadas. El Bosque Encantado era un lugar lleno de magia, donde los árboles susurraban secretos y los animales hablaban.

“¿Crees que podremos encontrar la Flor de los Deseos?” preguntó Erica con los ojos brillantes. La Flor de los Deseos era una flor mágica que solo crecía en el corazón del Bosque Encantado y se decía que podía hacer un deseo realidad.

“¡Sí! Si encontramos la flor, podríamos desear algo maravilloso para todos”, dijo Gianna, brincando de alegría. Paulina sonrió y dijo: “Está bien, pero recuerden siempre que los deseos deben pedirse con el corazón”.

Fernando, muy contento por la idea de la aventura, se puso su gorra mágica, que lo ayudaba a encontrar cosas perdidas y a entender el lenguaje de los animales. “¡Vamos!” gritó Fernando y juntos se pusieron en marcha hacia el bosque.

Al llegar, el bosque parecía cobrar vida. Los árboles eran altos y frondosos, y las flores eran de colores vibrantes. “Miren esos pájaros, parecen querer contarnos algo”, dijo Fernando. Los pájaros cantaban melodías alegres y, al acercarse, comenzaron a hablar.

“¡Hola, amigos! ¡Bienvenidos al Bosque Encantado! ¿Qué buscan hoy en nuestra tierra mágica?” preguntó un loro de plumaje brillante.

“¡Buscamos la Flor de los Deseos!” respondió Erica con entusiasmo.

El loro pensó por un momento y dijo: “Para encontrarla, deben resolver un acertijo. ¿Están listos?”

“¡Sí!”, gritaron todos al unísono.

“Escuchen bien: en el bosque hay un árbol anciano con tres ramas, en cada rama hay una fruta jugosa. Una de ellas es la más dulce, pero si la eligen mal, volverán al principio. Así que escuchen bien y elijan la correcta.” El loro aleteó sus alas, como si fuera un maestro.

Fernando, que siempre había sido un buen pensador, miró a sus hijas. “Debemos ser inteligentes. La fruta más dulce probablemente es la más brillante y colorida”, dijo él.

“Pero también puede ser la que huele mejor”, añadió Paulina, recordando que a veces las cosas no son lo que parecen.

**Fernando pensó un momento y decidió seguir el consejo de su madre.** “Vamos a buscar el árbol anciano y luego tomaremos la decisión.”

Después de caminar un buen rato, encontraron el árbol. Era enorme, con un tronco tan ancho que cuatro personas no podían abrazarlo. Las frutas brillaban en las ramas: una era roja, otra era amarilla y la última era color púrpura.

“¿Cuál elegimos?” preguntó Gianna, mirando las frutas con ojos enormes.

Fernando les dijo a las niñas que se acercaran a olerlas. La roja desprendía un dulce aroma, pero la amarilla tenía un toque exótico, y la púrpura olía a fresas. “Creo que debemos elegir la amarilla”, sugirió Erica.

“¡Sí! Vamos por la amarilla entonces”, exclamó Fernando, y todos estuvieron de acuerdo. Con mucho cuidado, Gianna tomó la fruta amarilla y, cuando la partieron, un brillo dorado salió de ella. “¡Lo logramos!” gritaron todos emocionados.

De repente, un pequeño conejo apareció delante de ellos. “¡Felicidades! Gracias a su elección, han pasado la prueba para llegar a la Flor de los Deseos. Sigan el camino de flores azules y encontrarán su destino”, dijo el conejo con una voz suave y alegre.

“¡Vamos! ¡Sigamos el camino!”, gritaron todas al unísono. Caminaron por el sendero de flores azules, y cada paso era más emocionante. De repente, comenzaron a escuchar risas a lo lejos. “¿Qué será eso?” preguntó Paulina.

Cuando llegaron al final del camino, encontraron un claro lleno de criaturas mágicas: un unicornio que brillaba con una luz plateada, hadas revoloteando alrededor y un dragón amistoso que sonreía. “¡Bienvenidos, amigos! Estaban buscando la Flor de los Deseos, ¿verdad?” dijo el unicornio.

“¡Sí! ¡Queremos pedir un deseo que llene de felicidad a nuestra familia!”, respondieron todos al unísono, llenos de esperanza.

Las criaturas arreglaron una ceremonia mágica, y el dragón sopló fuego de colores creando un arco iris. Entonces, la Flor de los Deseos apareció entre las flores. Era de un hermoso color dorado y brillaba con una luz mágica.

Fernando se acercó y pidió con todo su corazón: “Deseamos que siempre haya amor y felicidad en nuestra familia, y que nunca nos falte la unión y la alegría”.

La flor comenzó a brillar aún más y, de repente, una lluvia de luces llenó el aire. Todos sintieron una calidez en sus corazones. “Su deseo es muy poderoso. Recuerden siempre el amor que tienen entre ustedes”, dijo el unicornio.

“Gracias, gracias, gracias”, gritaron con alegría.

Después de haber vivido una aventura tan mágica, llenos de felicidad, volvieron a casa. Disfrutaron de su tarde compartiendo historias y risas, y en sus corazones sabían que la verdadera magia estaba en el amor que compartían como familia. Así, cada día se volvieron a levantar bajo el sol de Solcielo, sintiéndose agradecidos y listos para nuevas aventuras.

Y así, Fernando, Erica, Gianna, Paulina, y aquel pequeño conejo mágico siguieron viviendo felices, sabiendo que el amor y la unión de su familia eran los mejores remedios para cualquier aventura en la vida.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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