En un pequeño pueblo en las afueras de una gran ciudad, vivían dos hermanas, Pau y Vale, junto con sus padres, Diana y Felipe. El pueblo era tranquilo y todos se conocían, pero todo cambió el día del undécimo cumpleaños de Pau.
Esa mañana, Pau despertó emocionada, con la esperanza de celebrar su cumpleaños con una gran fiesta. Sin embargo, notó que la casa estaba inusualmente silenciosa. Buscó a sus padres para comenzar los preparativos, pero no los encontró por ninguna parte.
Pau, con el corazón latiendo fuertemente, despertó a Vale. «Vale, mamá y papá no están en casa,» dijo con voz temblorosa.
Vale, aún somnolienta pero rápidamente alarmada, se unió a su hermana en la búsqueda. Revisaron cada rincón de la casa, pero sus padres habían desaparecido sin dejar rastro. Lo único que encontraron fue una nota en la mesa de la cocina que decía: «Calu los espera.»
Sin entender completamente, pero decididas a encontrar a sus padres, Pau y Vale se prepararon para una aventura. Pau, siempre la más resuelta, tomó un mapa y una brújula que su padre les había enseñado a usar. Vale, aunque más joven, llevaba consigo un amuleto que su madre le había dado, que supuestamente protegía a quien lo portara de cualquier mal.
Las hermanas partieron hacia la dirección que señalaba la brújula, guiadas por el nombre mencionado en la nota. Tras varias horas de viaje, llegaron a las puertas de una ciudad que no aparecía en ningún mapa: Calu.
Calu era una ciudad de brujas, oculta a los ojos del mundo ordinario. Las casas eran torcidas y altas, construidas con piedras oscuras y adornadas con símbolos mágicos. La niebla cubría las calles, y seres de aspecto extraño paseaban por ellas.
Al entrar en la ciudad, Pau y Vale sintieron una mezcla de miedo y fascinación. No tardaron en darse cuenta de que la ciudad estaba gobernada por la bruja más poderosa de todas, Calima. Calima era conocida por su poder sobre los elementos y su temperamento impredecible.
Las hermanas decidieron buscar información en un pequeño café en el centro de la ciudad. Allí, entre susurros y miradas curiosas, un viejo gato parlante les contó que sus padres habían sido capturados por Calima. «Calima cree que vuestros padres son espías de los humanos y los tiene en su torre encantada,» explicó el gato con voz ronca.
Pau y Vale, determinadas a salvar a sus padres, se dirigieron hacia la torre de Calima, que se elevaba ominosamente sobre la ciudad. Al llegar, se encontraron con guardias hechizados que bloqueaban la entrada.
Usando el amuleto de Vale, las hermanas lograron pasar desapercibidas, pues el amuleto las cubrió con un manto de invisibilidad. Subieron las escaleras en espiral de la torre, evitando trampas mágicas y encantamientos hasta que finalmente encontraron a sus padres en la celda más alta.
Diana y Felipe estaban asustados pero ilesos. Rápidamente, Pau y Vale deshicieron los hechizos de las cerraduras con ayuda de unas palabras mágicas que su madre recordaba de su juventud, cuando había estudiado brevemente las artes místicas.
Justo cuando estaban a punto de escapar, Calima apareció, barrando su salida. Sin embargo, al ver la valentía de las hermanas y la injusticia de su acto, Calima decidió escuchar la verdadera historia. Tras una larga conversación, Calima se dio cuenta de su error y liberó a la familia, pidiendo disculpas por el malentendido.
Agradecidos pero ansiosos por volver a casa, Pau, Vale, Diana y Felipe se despidieron de Calu, no sin antes recibir de Calima un libro de hechizos como muestra de buena voluntad y para que siempre recordaran que, a veces, la magia más poderosa es la del coraje y el amor.
Así terminó la aventura en Calu, con las hermanas aprendiendo que el valor y la unión pueden superar incluso los desafíos más oscuros.
Este cuento de aventuras y magia muestra cómo el valor y la unidad familiar pueden superar cualquier adversidad.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.