Había una vez, en un bosque mágico lleno de colores brillantes y luces centelleantes, vivía una pequeña bruja llamada Lucí. Brujita Lucí tenía un hermoso vestido púrpura y un sombrero puntiagudo. Era muy curiosa y le encantaba usar su magia para hacer travesuras. Sin embargo, a veces, sus travesuras no eran tan divertidas para los demás.
Lucí asistía a la escuela de magia del bosque, donde aprendía hechizos y pociones con otros niños y niñas. Aunque a Lucí le gustaba aprender, a veces no podía resistirse a usar su magia para molestar a sus compañeros. Un día, mientras todos estaban en clase, Lucí decidió hacer que las plumas de los demás volaran por toda la sala. Los otros niños se asustaron y se sintieron muy molestos.
«¡Lucí, eso no es gracioso!» dijo una de sus compañeras, tratando de recoger sus plumas.
Lucí se rió, pensando que solo era una broma. Pero pronto se dio cuenta de que nadie más estaba riendo. En lugar de eso, todos se veían molestos y algunos incluso tristes. Lucí comenzó a sentirse un poco mal, pero no sabía cómo arreglar las cosas.
Esa tarde, mientras caminaba sola por el bosque, encontró a un cuervo negro con ojos brillantes. Era Cuervo, un ave muy sabia que a menudo ayudaba a los niños del bosque con sus problemas.
«Hola, Lucí,» dijo Cuervo con una voz suave pero firme. «Te vi en la escuela hoy. ¿Sabes que lo que hiciste no estuvo bien?»
Lucí bajó la mirada, sintiéndose avergonzada. «Solo quería hacer una broma. No pensé que se pondrían tan tristes.»
Cuervo extendió sus alas y se posó en una rama cercana. «Lucí, a veces nuestras acciones pueden afectar a los demás más de lo que imaginamos. Hacer reír a alguien es bueno, pero no a costa de su felicidad.»
Lucí asintió, comenzando a entender. «¿Qué debo hacer, Cuervo? Quiero ser una buena amiga.»
Cuervo sonrió. «Primero, debes disculparte con tus compañeros. Mostrarles que entiendes que los lastimaste y que lo sientes. Luego, debes esforzarte por ser más considerada con sus sentimientos.»
Lucí respiró hondo. «Lo haré, Cuervo. Gracias por tu consejo.»
Al día siguiente, en la escuela, Lucí se acercó a sus compañeros. «Quiero disculparme por lo que hice ayer,» dijo con sinceridad. «No debí haber hecho volar sus plumas. Entiendo que los molesté y lo siento mucho.»
Los niños la miraron, sorprendidos por su disculpa. «Gracias, Lucí,» dijo uno de ellos. «Apreciamos que te disculpes.»
Lucí sintió un gran alivio al ver que sus compañeros aceptaban su disculpa. Desde ese día, Lucí se esforzó por ser una mejor amiga y usar su magia para ayudar en lugar de molestar. Siempre recordaba las palabras de Cuervo y pensaba en cómo sus acciones podían afectar a los demás.
Con el tiempo, Lucí se ganó de nuevo la confianza y el cariño de sus compañeros. Juntos, aprendían y jugaban, disfrutando de la magia del bosque. Lucí encontró maneras divertidas y amables de usar su magia, como hacer aparecer flores brillantes en la escuela o ayudar a sus amigos con sus hechizos.
Un día, mientras estaban en el claro del bosque, Cuervo apareció de nuevo. «Veo que has aprendido mucho, Lucí,» dijo con una sonrisa.
«Sí, Cuervo. Gracias a ti, he aprendido a ser una mejor amiga,» respondió Lucí.
Cuervo asintió. «Recuerda siempre ser amable y considerar los sentimientos de los demás. Esa es la verdadera magia.»
Lucí abrazó a Cuervo con gratitud. «Lo recordaré siempre.»
Y así, la brujita Lucí continuó viviendo en el bosque mágico, rodeada de amigos y aventuras. Aprendió que el verdadero poder de la magia no está en los hechizos que lanzamos, sino en el amor y la bondad que compartimos con los demás.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Pero las lecciones de Lucí y Cuervo seguirán brillando en nuestros corazones, recordándonos la importancia de ser amables y considerados con todos.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.