Cuentos de Brujas

Un descubrimiento mágico bajo la tierra

Lectura para 8 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Era una mañana soleada en el pequeño pueblo de Valverde. Las flores en los jardines estaban en plena floración, y los niños jugaban en el parque. Entre ellos se encontraba Aaa, un niño curioso y lleno de energía que siempre estaba buscando aventuras. Tenía un cabello rizado y unos ojos brillantes como estrellas. Aaa disfrutaba de caminar por el bosque cercano, donde la naturaleza le susurraba secretos.

Una tarde, mientras exploraba un sendero cubierto de hojas, Aaa se encontró con un viejo árbol retorcido. El árbol parecía tener una especie de magia, pues su tronco estaba cubierto de extrañas runas y había un brillo tenue que emanaba de sus raíces. Intrigado, Aaa se arrodilló para observarlo mejor. Cuando tocó una de las runas, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, como si una chispa de luz hubiera despertado algo dentro de él.

Justo en ese momento, una voz suave pero firme le habló. «Hola, joven explorador.» Aaa dio un brinco y miró alrededor, pero no vio a nadie. «No temas, soy Lúmina, la bruja del bosque. He estado vigilando tus travesuras y tu curiosidad.» Aaa quedó asombrado. ¡Había encontrado a una verdadera bruja!

Lúmina era una bruja amable, con una larga cabellera plateada que brillaba con los reflejos del sol. Su vestido estaba hecho de hojas y flores, y llevaba un collar de piedras brillantes. Aaa siempre había oído historias de brujas que lanzaban hechizos malvados, pero Lúmina era diferente. «He notado que tienes un gran corazón, y eso me ha llevado a hacerte una propuesta», dijo mientras sonreía. «Si quieres, te llevaré a un viaje mágico bajo la tierra.»

Aaa no podía creerlo. «¿Un viaje mágico? ¡Claro que sí!» exclamó, saltando de emoción. Sin dudarlo, Aaa tomó la mano de Lúmina. De repente, la tierra comenzó a temblar y, como si el suelo abierto, se formó una puerta brillante justo enfrente de ellos. Juntos, entraron en un mundo subterráneo lleno de colores deslumbrantes y criaturas fantásticas.

Al cruzar el umbral, Aaa se encontró en una cueva amplia iluminada por cristales que parecían estrellas. El aire era fresco y olía a miel y flores. A su alrededor, podían verse hadas danzando y pequeños duendes que reían y jugaban. Todo era espléndido, y Aaa sentía que su corazón latía con alegría.

Mientras caminaban, Lúmina le presentó a Lino, un inquieto duende que siempre estaba buscando travesuras. Lino tenía un gorro puntiagudo y una gran sonrisa. «¡Hola, humano! ¿Quieres jugar a una carrera? ¡Te advierto que soy muy rápido!» Aaa se reía y aceptó el reto. Comenzaron a correr entre los cristales, riendo y saltando, disfrutando de la compañía y de la magia del lugar.

Tras varias rondas de diversión, Lúmina, que observaba con una sonrisa, les dijo que era hora de mostrarles algo realmente especial. «Venid, pequeños, quiero que veáis la fuente de los deseos.» Aaa y Lino la siguieron intrigados. Al llegar a la fuente, se dieron cuenta de que el agua brillaba con una luz mágica. «Aquellos que beban de esta fuente pueden hacer un deseo, pero deben tener cuidado», advirtió Lúmina. «El deseo que hagan debe venir del corazón.»

Aaa miró el agua y pensó en todo lo que deseaba. «Yo quiero tener aventuras siempre, pero también quiero ayudar a mis amigos en el mundo de arriba», dijo sinceramente. Lino, lleno de energía, exclamó: «¡Yo quiero ser el duende más travieso de la tierra!» Sin dudar, ambos tomaron un sorbo de agua.

Al instante, una ola de luz los envolvió, y Aaa sintió que una energía nueva fluía por su cuerpo. Lúmina los observó con orgullo. «Ambos han hecho deseos puros. Recuerda, Aaa, que tus aventuras no deben ser solo para ti, sino también para los demás. La verdadera magia radica en compartir.»

De pronto, la tierra volvió a temblar, y Aaa se dio cuenta de que era el momento de volver. Lúmina les llevó de regreso a la superficie, donde el árbol aún permanecía en su lugar, como si nada hubiera sucedido. «Siempre que necesiten más magia, vuelvan aquí», dijo Lúmina despidiéndose. «Recuerden, la magia más poderosa de todas es la que llevamos dentro.»

Aaa sonrió mientras se alejaba, sintiendo una nueva chispa dentro de él. ¡Su corazón estaba lleno de alegría y aventura! Al regresar al pueblo, comprendió que había algo más significativo que los deseos. Había aprendido que al ayudar a sus amigos, la diversión se multiplicaba.

Desde aquel día, Aaa se convirtió en un niño conocido por sus travesuras, pero también por su generosidad. Lino lo siguió en sus aventuras, y juntos crearon un vínculo inquebrantable. Organizaron juegos, ayudaron a quienes lo necesitaban y compartieron la magia que habían descubierto bajo la tierra.

Y así, Aaa, Lino y su nueva amiga Lúmina continúan dejando su huella de alegría y magia en Valverde. Lo más importante, Aaa aprendió que la vida está llena de sorpresas y que cada pequeño acto de bondad tiene el poder de encantar el mundo. En su corazón, siempre guardaría esa maravillosa lección: la verdadera magia se encuentra en compartir y cuidar de los demás.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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