Cuentos de Ciencia Ficción

Aventura en el Mar Cósmico

Lectura para 8 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un rincón olvidado del universo, donde las estrellas parpadean como luciérnagas y los planetas flotan como islas en un vasto océano cósmico, se encontraba un lugar muy especial conocido como el Mar Cósmico. En este mar no flotaba agua, sino corrientes de polvo estelar y nebulosas de colores.

Era aquí donde vivían cuatro amigos muy inusuales: Dragón, un ser mágico con escamas que reflejaban las constelaciones; Barco, una nave espacial con forma de galeón antiguo que podía navegar tanto por los mares terrestres como por el vacío del espacio; Perro, un valiente canino con un traje espacial que siempre estaba listo para una aventura; y Astronauta, un explorador de mundos desconocidos, valiente y curioso.

Un día, Dragón despertó con una sensación extraña, un presentimiento que algo increíble estaba a punto de suceder. Voló hasta donde Barco estaba anclado, flotando cerca de la Nebulosa de Orión.

«¡Buenos días, Barco! ¿Estás listo para explorar?» preguntó Dragón con una voz que resonaba como el eco de un cometa.

«¡Siempre estoy listo!» respondió Barco, activando sus velas solares, que brillaban con luz propia.

Perro, al escuchar la conversación, corrió emocionado hacia la cubierta, seguido de cerca por Astronauta, quien ajustaba su casco.

«¿Dónde nos llevará la aventura hoy?» preguntó Astronauta, mirando el mapa estelar que proyectaba una pantalla en la nave.

«Algo me dice que debemos dirigirnos hacia aquella nebulosa desconocida,» señaló Dragón, apuntando con una de sus garras hacia un cúmulo de luces que parpadeaban misteriosamente.

Así comenzó su viaje. Barco deslizaba suavemente a través del Mar Cósmico, mientras Perro ladraba emocionado cada vez que pasaban por un cometa o un asteroide que parecía un hueso flotante. Astronauta tomaba notas y muestras de polvo estelar, maravillado por las maravillas del cosmos.

Después de varios días de viaje, llegaron a la nebulosa que Dragón había señalado. Era un torbellino de colores, un remolino de gases y partículas que parecía danzar al ritmo de una melodía silenciosa.

«¡Es hermoso!» exclamó Astronauta, mientras Perro aullaba como si quisiera unirse a la música de las estrellas.

Dragón, sintiendo una conexión especial con este lugar, voló hacia el centro de la nebulosa. Los demás lo siguieron, maravillados por cómo las luces se reflejaban en las escamas iridiscentes de Dragón.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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