En un rincón lejano del universo, en el vibrante año 2256, la humanidad había extendido sus alas por el cosmos, habiendo colonizado numerosos planetas en la galaxia. Las naves espaciales surcaban los cielos estrellados, transportando a aventureros y comerciantes entre mundos. En este vasto mar de estrellas, dos mejores amigos, Damon y Xaden, soñaban con explorar lo desconocido y descubrir civilizaciones antiguas.
Damon era un chico de cabello rizado y una sonrisa contagiosa. Siempre estaba dispuesto a lanzarse a nuevas aventuras, listo para enfrentar cualquier desafío que se le presentara. Xaden, por otro lado, era más reservado, con una mente inquisitiva y una pasión por la tecnología. A menudo era quien había ideado los planes y soluciones cuando algo salía mal.
Un día, mientras navegaban en su nave espacial, la *Aventurina*, el radar comenzó a parpadear con un mensaje extraño. “¡Xaden, observa eso!”, exclamó Damon, apuntando hacia una luz brillante que danzaba en el espacio. Era un agujero de gusano, un fenómeno raro que conectaba diferentes lugares en el universo. Sin pensarlo dos veces, decidieron entrar en él.
La experiencia fue vertiginosa; luces de colores brillantes rodeaban la nave mientras atravesaban la ondulación del espacio. Cuando finalmente emergieron, encontraron un planeta que nunca habían visto. Era un mundo azul y verde, con montañas que parecían susurrar secretos y bosques que brillaban con un tono vibrante. Decidieron aterrizar para explorarlo.
Al bajarse de la nave, el aire tenía un frescor peculiar. Caminando entre los árboles, pronto se dieron cuenta de que no estaban solos. Se encontraron con unas criaturas majestuosas que volaban por el cielo: dragones. Dos de ellos, uno de escamas brillantes como el rubí y otro con un tono profundo como el zafiro, descendieron cerca de ellos.
“¡Hola, humanos!” dijo Zafiro, el dragón de escamas azules. Su voz resonaba como un eco suave en sus mentes. “Soy Zafiro, y este es mi amigo Escarlata”.
“Nosotros no hacemos daño si ustedes no lo hacen”, añadió Escarlata, que tenía un tono ardiente y una personalidad chispeante que contrastaba con la serenidad de Zafiro. Damon y Xaden estaban fascinados; jamás habían pensado que los dragones podrían hablar. Los amigos intercambiaron miradas de sorpresa y emoción.
“¡Nos encantaría aprender sobre este lugar!”, dijo Xaden. “¿Cómo se llama este planeta?”
“Este es Eldarion, un mundo de antiguos misterios y magia”, explicó Zafiro. “A menudo los humanos vienen aquí en busca de tesoros y aventuras. Pero, cuidado, porque no todos los que llegan tienen buenas intenciones.”
“¿A qué te refieres?” preguntó Damon, intrigado por la advertencia del dragón.
Zafiro se volvió más serio. “Hay un villano en este planeta, Delion, un ser que busca poder y quiere conquistar Eldarion. Ha estado robando la esencia de nuestro mundo y controlando a algunas de nuestras criaturas”.
“¡Eso suena terrible!”, exclamó Xaden. “¿Cómo podemos ayudar?”
“Para detenerlo, necesitan encontrar el Cristal del Equilibrio”, dijo Escarlata. “Es la fuente de la magia que mantiene a Eldarion en armonía. Sin él, el mundo caerá en la oscuridad”.
Damon y Xaden se miraron, el deseo de ayudar crecía dentro de ellos. “¡Vamos a buscar ese cristal!”, decidieron al unísono, entusiasmados por la aventura que les esperaba.
Los dragones los llevaron volando sobre bosques esmeralda y ríos plateados, mostrando vistas que deslumbraban a los chicos. Sin embargo, el camino no fue simple. Al llegar a un valle, se encontraron con un grupo de criaturas controladas por Delion: seres que habían sido corrompidos y ahora eran meros títeres de su voluntad.
“¡Miren!”, señaló Zafiro. “Son los guardianes del cristal. Tienen que romper el hechizo que Delion les ha lanzado”.
Xaden, que había estudiado sobre tecnología y magia, sugirió que usara un dispositivo que había fabricado: un modulador de energía que podría liberar a las criaturas de su estado de trance. Damon, con su valentía, se ofreció para acercarse a los guardianes y asegurarse de que no los atacaran.
Con el corazón latiendo fuertemente, Damon se acercó. Mientras tanto, Xaden activó el modulador, creando una ola de energía que atravesó el valle. Las criaturas comenzaron a temblar. “¡Despierten! ¡No dejen que Delion controle sus mentes!” gritó Damon con todo su aliento.
Poco a poco, las criaturas fueron recuperando sus sentidos; sus ojos brillaron nuevamente con entusiasmo y claridad. “¡Gracias, amigos!” dijo uno de ellos, una criatura parecida a un lobo con alas. “Hemos estado atrapados en esta pesadilla. ¿Cómo podemos ayudarles?”
“Estamos buscando el Cristal del Equilibrio”, comentó Xaden. “Si nos ayudan, podemos derrotar a Delion juntos”.
Los guardianes, que ahora eran libres, se unieron a ellos. La banda de héroes —Damon, Xaden, Zafiro, Escarlata y las criaturas liberadas— se adentró en las tierras hacia la fortaleza de Delion, un oscuro castillo que parecía absorber la luz a su alrededor.
Mientras se acercaban, comenzaron a escuchar risas malévolas provenientes de su interior. Delion tenía la apariencia de un hombre elegante, pero sus ojos eran fríos y crueles, destilando ambición sin límites. Su risa resonaba mientras observaba cómo el caos se desataba en Eldarion.
“¡¿Qué es esto?! Un grupo de débiles humanos y criaturas sin poder intentando oponerse a mí!” se burló Delion. “Espero que hayan venido a rendirse, porque no tienen nada que hacer aquí”.
Damon y sus amigos se agruparon, su determinación brillando fuerte. “¡No te dejamos destruir Eldarion!”, dijo Xaden. “Estamos aquí para detenerte y recuperar el Cristal del Equilibrio”.
“¡Tonterías! Este lugar es mío, y nadie podrá detenerme”, gritó Delion alzando sus brazos. De repente, una tormenta mágica estalló. Energy oscura comenzó a envolver a los héroes, pero Zafiro y Escarlata se elevaron en el aire, creando un escudo de luz que protegió a sus amigos.
“¡Ahora, todos juntos! ¡Concentrémonos en el cristal!” ordenó Zafiro. Todo el grupo unió sus fuerzas, sus mentas entrelazadas en un solo objetivo: recuperar lo que les pertenecía a los habitantes de Eldarion.
La luz que emanaba del escudo se intensificó y comenzó a formar un vórtice. Delion, al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, intentó contener la energía, pero estaba demasiado distraído por su propio desdén.
AL final, el vórtice se convirtió en un brillante rayo que impactó directamente en Delion, despojándolo de poder. El villano comenzó a desvanecerse, gritando frustrado mientras la luz del cristal, que estaba en su trono, se liberaba.
El Cristal del Equilibrio brilló intensamente, convirtiéndose en un faro de energía pura que comenzó a restaurar a Eldarion. Las plantas florecieron y el aire se volvió fresco y alegre. Los dragones batieron sus alas con alegría.
“¡Lo logramos!”, gritó Damon.
“Así es”, dijo Xaden con una sonrisa amplia. “Eldarion está a salvo una vez más”.
Con el cristal en su poder, los dragones lo colocaron en un pedestal en el centro del bosque, donde ahora iluminaba el camino para todos los seres del mundo. Las criaturas, agradecidas, prometieron cuidar de Eldarion y mantener su magia a salvo.
“Los héroes nacen de la adversidad”, reflexionó Zafiro. “Hoy, ustedes han demostrado que el valor y la amistad pueden vencer cualquier mal”.
Damon y Xaden sonrieron, sintiendo que había valido la pena la aventura. Se despidieron de sus nuevos amigos, prometiendo regresar a su mundo. Al embarcarse en la *Aventurina*, sintieron que su vida jamás volvería a ser la misma. Eldarion siempre permanecería en sus corazones como un recordatorio de que la amistad y el trabajo en equipo eran la clave para enfrentar cualquier desafío, sin importar de dónde vinieran.
Mientras se alejaban del planeta, los chicos miraron por la ventana del puente de mando. Las estrellas brillaban con una intensidad especial esa noche. En su interior sabían que, sin importar las aventuras por venir, siempre tendrían el valor y la curiosidad para explorar lo desconocido y hacer el bien en cualquier rincón de la galaxia.
Cuando finalmente regresaron a casa, sabían que Eldarion los esperaba, y que cada vez que miraran las estrellas, recordarían que servían como un eco a los dragones, a las criaturas y a la magia que siempre existirá en el universo, tan larga como la historia misma.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.